Vecinos Ilustres

 1.- Gaspar de Morales

 Así es como se conoce el famoso libro de Isaac Newton (1672-1727), que marca el comienzo de la ciencia moderna. Fue día 5 de julio de 1687 cuando se publica la obra Philosophiæ naturalis principia mathematica (Principios matemáticos de la filosofía natural), escrito a propuesta del astrónomo Edmond Halley (1656-1742), dividido en tres partes (o libros) con definiciones, lemas, leyes, teoremas, etc… Y ahora la pregunta que seguro que se están haciendo ¿qué tiene que ver Newton con Paracuellos de Jarama?



Pues bien, Isaac Newton explica en su obra como se formaron y se ordenaron las partículas, pero el momento en que lo hace la religión está omnipresente, así pues, en su búsqueda utiliza la existencia de Dios para justificar la universalidad de las leyes del movimiento. En 1789 se escribe el libro “Carta de Paracuellos”, escrito por Fernando Pérez (pseudónimo que utiliza Tomás Antonio Sánchez bibliotecario de la Real Biblioteca) con el objetivo de “traer el verdadero conocimiento a los escritores que andaban errados y extraviados a la razón”. Es un libro que supuestamente escribe una persona de la tercera edad de Paracuellos a su sobrino, en el hace una revisión de satírica de la ciencia y la cultura a lo largo de la historia. En la obra critica la sumisión de los principia de Newton a la teología natural en vez de la filosofía natural, provocando el enfado del autor del libro, al ver a Dios convertido en un concepto más de las ciencias experimentales. Además Fernando Pérez pone en duda la hipótesis de Fray Francisco de Bivar sobre la autoría del Libro de Alexandre (obra en verso del primer tercio del S. XIII, que narra la vida de Alejandro Magno), que desarrolla en la obra póstuma del fraile del cister “Marci Maximi Caesaraugustani…”.



Esto nos trae de nuevo a Paracuellos de Jarama, pues en 1670, Isaac Newton, dedicaba tanto tiempo a la ciencia como a la religión, dedicando parte de su tiempo a un profundo estudio del Apocalipsis, uno de los proyectos teológicos desarrollado por el científico. En una parte de este estudio, Newton desarrolla el papel que juegan los alanos en Hispania, y revela el uso directo y central de una fuente española, la crónica de Marco Máximo, Obispo de Zaragoza, citado anteriormente (Marci Maximi…), y escrito por Fray Francisco de Bivar. La obra del cister la conocía Newton desde el principio de sus investigaciones, pues copia parte del texto del cronicón de Máximo, reproduciendo incluso las conjeturas de Francisco de Bivar.



Fray Francisco de Vivar,  vio la luz en nuestra localidad hace 437 años, el 8 de mayo de 1584. Fue historiador del Cister y uno de los personajes más notables de las letras españolas de esta época. Cuentan que era de estatura alta y hermosa fisonomía. Estudió gramática en la corte y en el año 1601, cuando contaba con 17 años, ingresó la orden de san Bernardo. Figura en la biblioteca cisterciense española y forjó su vida monástica en el monasterio de la observancia de santa María de Nogales (León).  En 1620 la congregación de Castilla le nombró Procurador en Roma, al que solo podrían acceder aquellos con grandes conocimientos canónicos y jurídicos, a la par de tener una buena inteligencia emocional.  Tal es su destreza en estos asuntos que el Papa Urbano VIII lo tiene como indispensable.

 Incansable investigador de la biblioteca vaticana y todas las importantes de Roma. Regresó a España tras doctorarse en Teología. Decían de él que era la “Luz de la mayor antorcha de Castilla” y un “varón elocuentísimo”. Sobresalió en Teología, Filosofía, Historia, Música, Matemáticas, Poesía, Geometría y Oratoria. En un viaje a Madrid para la impresión de la obra antes mencionada de Marco Máximo, contrajo un tabardillo, que en tan solo 7 días le llevo a la muerte el 8 de diciembre 1635. Cuando murió contaba con 51 años de edad. Su cuerpo fue enterrado en la Capilla de Nuestra Señora del Destierro del Monasterio de santa Ana de Madrid. Actualmente cuenta con una calle con su nombre en el casco urbano de Paracuellos. 

            Estas son las cosas que nos unen con uno de los padres de la ciencia.


2.- Juan Florencio Laurencio

En Veracruz, actual México, hay una estatua a Yanga, que afortunadamente la han respetado. La estatua se erige a un africano capturado y mandado a América como esclavo. En un momento en el que los europeos teníamos la fea costumbre de utilizar mano de obra esclava para los latifundios americanos. La elección de utilizar africanos con este fin estaba principalmente porque los habitantes de américa eran considerados españoles, y estaba mal visto utilizarlos como esclavos. Además, tenían un problema de malaria que parece que los africanos ya habían conferido cierta resistencia. Según cuentan las crónicas, la corona española tuvo que requerir sus servicios de un jesuita paracuellense para salvar las almas de los rebeldes en el llamado alzamiento de los negros. Las tropas españolas que se enviaron estuvieron formadas por indios, criollos, mestizos y algunos negros y su misión consistía en “pacificar” a los “revoltosos” de la zona y poner fin a las acciones de los esclavos fugitivos encabezados por Yanga, que como hemos comentado, era un esclavo capturado en África en la región de Brang de la Guinea, Imperio de Ghana. En 1609 corrió la noticia de que un grupo de hombres de origen africano querían matar a los capitalinos y coronar como rey al insurrecto Yanga en las montañas de Orizaba. El virrey de México ordenó que los que fuesen aprehendidos fueran descuartizados y clavadas sus cabezas en picas por los caminos. Para cumplir con este cometido, mandó tropas que contaban entre sus filas a dos jesuitas, uno de ellos es Fray Juan Florencio Laurencio. 


El Padre Juan Florencio Laurencio, nació en Paracuellos en 1562. Probablemente ingresó en el convento de san Luis de Paracuellos cuando era sólo un niño, pero con apenas 15 años entró en la Compañía de Jesús, y un año más tarde se marchó a América. México fue su destino, concretamente Veracruz en cuyo convento se instaló en 1588. Se dedicó a la ocupación de maestro de espíritu de la juventud y emprendió la interpretación de los salmos de David. En 1622 a este paracuellense le nombraron rector de la Casa Profesa de México, lugar que residió hasta su muerte en 1623, en esta etapa aprendió los idiomas otomí y mexicano.

Fray Juan Florencio Laurencio (Paracuellos de Jarama 1562-México 1623), fue el encargado de hacer la crónica de esta revuelta. Ya ven como la historia nos va dando vecinos con la suficiente justificación para cuanto menos una calle, pero también podría ser una estatua. 

3.- Gaspar de Morales

 El pasado 15 de noviembre se celebró el patrón de las Ciencias, San Alberto Magno, hablemos del primer científico del que existe documentación en Paracuellos de Jarama. 


            Todos conocemos en este pueblo la presencia de una calle con su nombre, e incluso un edificio que recoge dependencias municipales, pero lo cierto que o bien utilizaba su nombre, D. Gaspar de Morales, o bien firmaba sus escritos con su “alias” Dr. Albero (probablemente elegido por su afición a las tierras blancas). 

            Zaragozano de nacimiento, se desconoce las fechas de nacimiento y muerte, el cual vivió entre la segunda mitad del siglo XVI y principios del XVII. Se dedicó a lo largo de su vida a la ciencia, y fueron tantas las ramas científicas que estudió que no sabemos muy bien como catalogarlo. Si uno hace una búsqueda de su vida se encontrará que fue colegial boticario en Zaragoza y en Paracuellos de Jarama ejercía como tal. 


            En la Universidad de Alcalá de Henares terminó estudios de humanidades, filosofía y medicina, se graduó como maestro en artes y tuvo doctos conocimientos en física y farmacia. Creo que en esa época conoció a D. Rodrigo de Cervantes padre del universal autor de relatos D. Miguel de Cervantes. 


            Posteriormente se traslada a Valencia, posteriormente a Italia y Sicilia, lugares donde se dedica a la recolección y estudio de las plantas. Así que la botánica también se añade a la larga lista de sus estudios. Posteriormente se declina por la geología y se centra en el estudio de las piedras preciosas.


            Tras estos viajes se traslada, aparentemente para su retiro, a Paracuellos de Jarama, donde ejerce como médico y boticario. Parece que llega a nuestro pueblo en principio para intentar publicar su lapidario que lleva por título “De las virtudes y propiedades de las piedras preciosas”. Según sus biógrafos vivió en nuestro municipio entre los años 1598 y 1605 (este último año es el de la publicación del libro). Entre otras cosas llega por quedar libre el puesto de boticario (por unos asuntos turbios del anterior), y la cercanía con la capital donde viajará constantemente para intentar publicar el lapidario; pero indagando en su obra, es posible que llegara sabiendo de la existencia de fósiles en nuestro municipio (aunque no se habló del tema hasta los años 50 del pasado siglo). 


            El libro “De las virtudes y propiedades…” le costo publicado, pues fue perseguido y prohibido por la inquisición durante siglos. Este lapidario es una preciosa recopilación de las opiniones de las autoridades científicas de la Edad Media, a las que une sus observaciones. 




Gaspar de Morales, como ya dijimos, se instala en Paracuellos entre los años 1598 y 1605. El manuscrito “De las virtudes y propiedades de las piedras preciosas” fue entregado a los impresores en 1598, que no llegó a publicarse hasta 1605, por problemas de censura por parte de la Inquisición. Y eso que el libro está dedicado a la Madre de Dios, en cuya portada se puede ver un grabado, representando a Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza, añadiendo además, a los lados de la imagen de la Pilarica, algo que parecen ser dos medias "ruedas de santa Catalina". Pero no ni lo uno, ni lo otro, sirvió para neutralizar el poder de la Inquisición. Dos años más tarde, en 1607, el lapidario es retirado de la circulación por considerar los censores de la Inquisición que en la obra se hacían afirmaciones contrarias a la doctrina oficial de la Iglesia católica de la época, a pesar de las correspondientes licencias reales. El libro seguían incluido en los libros censurados por la inquisición en el año 1707. 

La obra, como otros lapidarios medievales relacionan las piedras y metales preciosos fundamentalmente con la magia y la astrología, aunque también se relacionó a los metales preciosos con la alquimia. Su libro es un estudio de remedios preparados a base de gemas, algunas de ellas son minerales de origen animal y otras son partes esqueléticas de animales contemporáneos o fósiles. Consta de 3 libros, el primero está compuesto por 17 capítulos, en los que se trata sobre generalidades de gemas y minerales, como la dureza, e incluye uno dedicado a las 12 piedras del pectoral del sumo sacerdote Aarón, que fueron fundamento de la ciudad de Dios y su significado. El segundo libro consta de 50 capítulos, en los que describe 50 tipos de “piedras” diferentes. El tercer libro consta de 77 capítulos, por cada tipo de “piedra” diferente a tratar.

La historia nos ha enseñado que algunas pseudociencias, como la alquimia con el paso del tiempo y el avance de la técnica, se han convertido en ciencias. Y eso que todavía hay charlatanes que no quieren reconocerlo, engañando a la gente con estudios inexistentes o tratados antiguos, que con el tiempo se ha demostrado que eran erróneos, pero que sirvieron de base para aumentar el conocimiento. Así pues, el boticario Morales lo que hace en este libro ya habían realizado muchos de los autores de lapidarios que les precedieron: establecer correspondencias entre piedras y virtudes. Según él el jaspe concede la victoria, el zafiro mitiga la lujuria, la turquesa refuerza la vista, o el topacio detiene la melancolía. 

 Propone D. Gaspar de Morales, que el que porta el diamante está protegido de los venenos y le hace invencible y lo relaciona con Tauro, además reducido a polvo se administra como tónico, afirma que “haze virtuoso, y bien hablado, y bien visto al que la truxere consigo”. La esmeralda, la relaciona con Tauro y la recomienda contra la alferecía suspendida del cuello. Las esmeraldas entraban en la composición de la Confección de Esmeraldas, medicamento que se empleó hasta el siglo XVIII como cordial, estomacal, para combatir las cefaleas y contra la epilepsia.


 Ya hemos comentado que la obra de Gaspar de Morales era conocida por el padre de D. Miguel de Cervantes, por dos razones: la primera su paso por la villa y Universidad de Alcalá de Henares, donde ejercía D. Rodrigo de Cervantes; la otra por que fue citado en un estudios sobre el Quijote. Para ser exactos encontramos en una edición de 1833, en el capitulo 50: Acullá de improviso que se descubre un fuerte castillo ó vistoso alcázar, cuyas murallas son de macizo oro, las almenas de diamantes, las puertas de jacintos; finalmente él es de tan admirable compostura, que con ser la matéria de que está formado, no menos que de diamantes, carbuncos, de rubíes, de perlas, de oro y de esmeraldas,… En las anotaciones de este libro pone: No eran mas depuradas y exactas las noticias que largos tiempos después, á finales del siglo XVI, tenia Gaspar de Morales, boticário de Paracuellos, autor de un libro de las virtudes y propiedades de las piedras preciosas. Entre las virtudes del carbunco cuenta que purifica el áire, reprime la lujuria, quita los malos pensamientos y concilia las riñas de los amigos. Dice que en la oscuridad dá luz, y que le comunica su actividad la estrella fija llamada Aldebaran. Finalmente, hace mención de un admirable carbunco de la santa iglesia de Toledo, otro en la de Valéncia, y otro del Rei D. Felipe II que se estimaba en cién mil ducados.

D. José Amar, médico de cámara de S.M., hace mención de la propiedad que atribuye el Dr. Albero a la piedra bezar o bezoar (cálculos que se suelen encontrar en las vías digestivas y en las urinarias de algunos mamíferos) para el tratamiento de la Viruela en el año 1774. 

Como hemos dicho es posible que llegara sabiendo de la existencia de fósiles en Paracuellos. En su libro titula un capítulo De la Nimpharena, que no es otra cosa que dientes de hipopótamos fósiles, y entre los distintos hallazgos arqueológicos en Paracuellos de Jarama, se pudieron encontrar ejemplares de Aceratherium simorrense, un peculiar rinoceronte, con una apariencia más parecida a un hipopótamo, que carecía de cuernos y tenía grandes incisivos. Además hace otro capítulo con el título De la Piedra de Arabia, la cual es marfil fósil, del cual comenta que seca las almorranas. También se sabe de la existencia de Gomphoterium angustidens, los famosos Mastodontes, antecesores de los Elefantes, se diferencia de estos por que poseían un par de colmillos defensivos inferiores. ¿llegó atraído por la posibilidad de encontrar Nimpharena o muestras de Piedra de Arabia? Eso sólo lo sabía él.


4.- Eduardo Martínez Vázquez (1886-1971), el gran pintor olvidado que vivió en Paracuellos.

Cuando hacemos el monótono y diario gesto de  abrir un grifo para obtener el líquido elemento de forma instantánea, no somos conscientes de la enorme suerte que tenemos. Porque  el agua en los hogares de los vecinos de Paracuellos es, desde hace unas pocas de décadas, una novedad.  Sin embargo, un espléndido y soleado  9 de abril de 1908 tuvo lugar la inauguración de la fuente de la Salud o fuente Seca, como la conoce la mayoría de los vecinos en la actualidad. La importancia de esta fuente radica en que era la única en el municipio que por ruina natural había quedado inservible en 1904. Por eso, después de cuatro largos años sin fuente teniendo los vecinos la penosa tarea diaria de transportar el agua desde manantiales alejados del pueblo, fue un día de fiesta para todo el pueblo. La importancia del momento nos lo confirma que al acto acudió toda corporación municipal, del ingeniero del Estado con su ayunte, Ingeniero de esta corporación y Autoridades de orden judicial y Eclesiástico, Maestros de la Escuelas Municipales de ambos sexos al frente de su alumnos y gran número de personas, no sólo de esta villa sino de pueblos inmediatos.



Foto de la inauguración de la Fuente de la Salud ocurrida el 9 de abril de 1908. En primer tér­mino y pegada al caño del agua a Dª Consue­lo Meco Herranz, a su derecha D. Federico Meco y Moratilla, su padre y Alcalde, Dª Ángela Herranz Ahijón, mujer del Alcalde, y Dª Antonia Herranz Ahijón, hermana de Ángela y genero­sa donante de fondos. Del resto de personas, sólo podemos identificar al cura párroco D. Juan José Alegre, en el centro de la imagen.

Terminado el acto, todos los invitados se trasladaron a casa del señor alcalde Don José María Meco y Moratilla donde fue servido un espléndido banquete por cortesía de su mujer. En mitad del banquete se pronunciaron algunos discursos. Uno de ellos lo pronunció el joven artista Don Eduardo Martínez Vázquez, que lo hizo con sentidos versos. Esto que contamos está recogido en un acta de un pleno municipal posterior del 12 de abril. Pero como en tantos momentos de la historia, esto que contamos fue olvidado por completo. Hasta que en el libro de Historias de Paracuellos nos hicimos eco de ello aportando también documentos  gráficos del momento. Y por una cuestión de la ingente cantidad del contenido del libro, que abarca toda la historia de Paracuellos desde sus orígenes prehistóricos, el dato del autor de esos sentidos versos fue ignorado por los autores, pensando que tal vez fuera un poeta autodidacta de los muchos que florecen en los pueblos rurales. Sin embargo, pasado un año de su publicación, el nombre del autor fue puesto con poca esperanza de encontrar nada en el buscador del Google y descubrimos que Eduardo Martínez Vázquez no fue un vecino más, sino un vecino ilustre de profesión pintor que vivió un tiempo con nosotros, ya que su padre fue medico de la localidad.


Foto del banquete celebrado después en casa del señor alcalde.

Pasó su infancia en las localidades de Miradilla (Badajoz) y Paracuellos. Su padre aconsejado por sus maestros, decidió que realizara estudios artísticos en Madrid. A los quince años ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde fue discípulo de Muñoz Degrain y compañero de estudios de Solana, Zuloaga, Vázquez Díaz, Fernando Álvarez de Sotomayor y Eugenio Hermoso. En 1915 obtuvo la segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes con un cuadro titulado La plaza del Feudo y en 1924 la primera con su obra Las nieves del Cirbunal. A lo largo de su vida realizó gran número de exposiciones, tanto en España, como en el resto de Europa (Londres, París, Berlín Venecia, Bruselas) y América (Filadelfia, Pittsburg, Panamá, Buenos Aires, Rosario, Santiago de Chile, Montevideo).



En primer término sentado con bombín y bigote, el señor alcalde D. José María Meco y Moratilla. Justo detrás de él y con bigote un joven que dieciocho años después sería alcalde, Don Jesús Domínguez Muñoz y detrás de él aparece la figura emergente del pintor  Don Eduardo Martínez Vázquez

A partir de 1915 comenzó su actividad docente como profesor auxiliar de paisaje en la Escuela de Artes de San Fernando de Madrid, en 1939 fue nombrado catedrático interino de aire libre y en 1942 obtuvo por oposición la cátedra de paisaje.

Se mantuvo activo hasta 1955 en que hubo de renunciar a la pintura como consecuencia de un accidente cerebro vascular que le ocasiono una hemiplejia.

Fue miembro de la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, Bellas Artes de Segovia y San Fernando de Madrid.

La mayor parte de su obra que está expuesta en diversos museos como el Museo de Bellas Artes de Sevilla, consistió en la representación de paisajes y tipos populares, sobre todo de la Sierra de Gredos, pero también de Andalucía, Galicia, País Vasco y Marruecos. Se le conoció como "El pintor de Gredos" por la repetida y entusiasta plasmación en sus cuadros de las cumbres, majadas y valles de esta sierra.

Su hijo Rafael Martínez Díaz (1915-1991) fue también un pintor reconocido.


5.- Arturo Lorenzo & Elena Gómez de la Serna

Desde que empezamos, hace más de veinte años, la tarea de buscar, recuperar y dar visibilidad a la historia perdida y no escrita de nuestro querido pueblo, nunca pensamos llegar tan lejos ni encontrar tantas agradables sorpresas. En su mayoría son vecinos cuyas vidas por su paso por la vida han dejado huella en diversas facetas, y de los que practicante nadie, salvo familiares cercanos, sabían de sus interesantes vidas. La del pintor, dibujante e ilustrador de libros Arturo Lorenzo Arriero, es un ejemplo de ello.

 

Lorenzo Arriero, Arturo. Paracuellos del Jarama (Madrid), 09/04/1914 – Viña del Mar (Chile), 27/02/2010. Pintor. Fuente: https://dbe.rah.es/


También a través de su historia, podemos sentir como muchos españoles se sienten reflejados, sobre todo los que tuvieron que exiliarse por motivos políticos. Cuando simplificamos la historia de la guerra civil entre ganadores y perdedores, solemos olvidar el drama que supuso el millón de muertos y otros tantos que se vieron obligados a abandonar el país. Dejando atrás sus resueltas vidas, sus familias y amigos. Lo que ocurrió en muchos pueblos fue un drama humano sin precedentes, que dejó muchos vacios, no solo físicos, sino también de mano de obra cualificada o sin calificar y de capacidad humana en todas las facetas artísticas. Esto costó tiempo recuperar, y en algunos casos, no se llegó.

Nuestro vecino acabó viviendo la mayor parte de su vida, fuera de nuestro pueblo, fuera de su familia paracuellense, y fuera de su círculo de amigos. Nunca sabremos hasta donde hubiese llegado de haber tenido continuidad, pero las malditas guerras casi siempre, son segadoras de vidas con sueños. Como sociedad, tenemos la obligación moral de dignificar sus vidas para recodarlas y que no caigan en el olvido.

Aun así, nuestro vecino tuvo una vida, sobre todo en los primeros años de juventud, muy interesante. Ligada al Madrid de los cafés y de las tertulias donde se juntaba con literatos como Federico García Lorca, Rafael Alberti, Pablo Neruda, cineastas como Luis Buñuel o toreros como Sánchez Mejías que acabaron siendo sus amigos. No es de extrañar que abrazara la causa comunista en una época donde serlo era ser considerado progresista y lo correcto si querías luchar por la igualdad de clases. Y eso que su padre Jacinto Lorenzo era un pequeño terrateniente que llegó a ser concejal del ayuntamiento en la época del alcalde Jesus Dominguez Muñoz. Uno de sus  hermanos que se llamaba también Jacinto, acabó muerto en 1934  en una gravera donde trabajaba y se especuló que podía haber sido asesinado. El ultimo dato que queremos destacar, es que se casó con la hija del famoso escritor y periodista Ramón Gómez de la Serna, que se llamaba Elena. Y con la que compartió toda su vida. Ella también tiene una gran historia de la que damos cuenta, porque la mayor parte la vivió junto a su marido.

La bibliografía y la foto que acompaña este artículo, la hemos encontrado en la página web de la Real Academia de la Historia, que por su especial interés, la reproducimos íntegramente:

Arturo nació en Paracuellos del Jarama y, desde pequeño, mostró habilidades plásticas, lo que hizo que su maestro instase al padre para que pudiera estudiar Artes Plásticas en la Academia de San Fernando de Madrid. “Nunca he llegado a entender porqué mi abuelo Jacinto pequeño terrateniente de Paracuellos del Jarama que se enorgullecía de cerrar los tratos sobre el trigo y las olivas de sus escasas fanegas, sin ningún papel, con sólo un apretón de manos y que hacía trabajar a sus hijos de sol a sol en las faenas del campo, accedió a la propuesta de Don Vicente –el maestro del pueblo–. Déjele que se vaya a Madrid a estudiar pintura, Don Jacinto, déjele, el chaval tiene pasta”, rememora Beatriz, la hija del pintor.

Durante los años madrileños se relacionó con artistas e intelectuales de la Generación del 27. Afortunadamente, tenemos la descripción de aquella época, gracias a sus propias palabras: “En aquella época, era común en Madrid reunirse con los amigos para conversar y tomarse unos tragos, en tertulias muy interesantes. Fue así como un joven pintor veinteañero como yo (el menor de todo ese grupo), conoció y compartió junto a grandes amigos; tales como: el cineasta Luis Buñuel; el músico chileno Acario Cotapos; Federico García Lorca; Rafael Alberti; toreros como Sánchez Mejías, y tantos otros; pudiendo compartir tardes muy agradables en su hogar, donde nunca hubo que tocar la puerta para entrar, ya que siempre estaba abierta esa casa de las flores (llamada así, porque estaba rodeada de geranios o cardenales, como le llaman acá en Chile); bastaba empujar, para poder conversar un buen vino en la casa de Pablo […] Cuando éramos jóvenes y luego de aquellas agradables tertulias por locales de Madrid; ya de noche, como a eso de las doce o una de la madrugada, salíamos a inaugurar estatuas junto a Neruda y otros compañeros de farra. Resulta que cuando nos encontrábamos con algunas de ellas, nos parábamos delante de estas, para hacer divertidos discursos que iban saliendo en el momento; todo en broma, por supuesto, riéndonos mucho de estas travesuras, las que seguían metros más allá, al encontrarnos con una nueva estatua, camino a casa; a la que, por lo mismo, nos costaba llegar”.

Terminados sus estudios, consiguió una plaza de profesor de dibujo que nunca llegó a ocupar, por el estallido de la guerra. Fue uno de los denominados cursillistas de 1936 en la asignatura de Dibujo. Recibieron ese nombre por haber aprobado los cursillos de selección del Profesorado de Segunda Enseñanza que se celebraron el año en el que comenzó la guerra. Wenceslao Roces, subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, reconocía en la orden que firmó que estos profesores “se considerarán como Encargados de curso” (Gaceta de 10 de octubre de 1936).

Pero, como hemos comentado, cuando apareció publicado su nombramiento en la Gaceta de Madrid ya había estallado la guerra y Arturo Lorenzo rápidamente formó parte del Quinto Regimiento de Milicias Populares, creado por iniciativa del Partido Comunista en los días posteriores al golpe de estado militar. Como indica Juan José Gil Sánchez, el Quinto Regimiento se definió como antifascista, motivo por el que se alistaron voluntarios de diversas procedencias ideológicas. Entre los intelectuales que militaron en el Quinto Regimiento estaban sus amigos Rafael Alberti y Francisco Arias. Se creó la figura del “Miliciano de la Cultura”. Arturo Lorenzo fue nombrado miliciano de la cultura el 27 de mayo de 1937. Gracias a las anotaciones de Ramón Costa sabemos que, el 19 de agosto de 1937, el pintor Francisco Arias Álvarez y Arturo Lorenzo eran milicianos de la cultura de la 2ª Brigada de la 10ª División. En aquellos momentos estaban descansando en Madrid, en la calle Lista 23. Gracias a estas anotaciones conocemos su diario acontecer. “Los milicianos de la Cultura manifiestan que dan clases regulares por la mañana y por la tarde, si bien, ellos dos, son insuficientes para atender todo el trabajo.

Hace falta organizar clases para Jefes y Comisarios, ya que se hallan en un estado cultural muy bajo. Los Milicianos de la Cultura colaboran en los periódicos murales y en el de la Brigada”.

Participó en los Frentes de Madrid y del Ebro y en 1939 consiguió llegar a Francia por la frontera catalana. Fue ingresado en el Campo de Argelès-sur-Mer y permaneció allí hasta la partida del Winnipeg –barco fletado por el Gobierno de Chile para trasladar a los refugiados españoles a dicho país– el 4 de agosto de 1939, desde el puerto fluvial de Trompleoup-Pauillac.

Ya en Chile se asentó en la capital, Santiago, y el 16 de abril de 1942 se casó con Elena Gómez de la Serna, con quien tuvo dos hijos, Beatriz y Diego. En Santiago de Chile, junto a Elena, frecuentaron el mítico Café Miraflores, creado por Pablo de la Fuente y su esposa Mina Yáñez Portaluppi, emulando a los cafés madrileños que tanto echaban de menos los exiliados, y sobre todo sus tertulias. Por el Miraflores pasaron entre otros Acario Cotapos, Luis Vargas Rozas, José Ricardo Morales, Camilo Mori, Maruja Vargas, Vicente Huidobro, Lily Garafulic, Inés Puyo, Patricio Kaulen, Jaime del Valle Inclán, Vicente Salas Viu, José Ferrater Mora, Arturo Soria, Margarita Xirgu o Santiago Ontañón, cuya amistad valoraba y recordaba Arturo Lorenzo. Ontañón fue el autor del retrato de Arturo que fue portada del catálogo de su exposición de 1949 en Santiago de Chile. Arturo Lorenzo recordaba que en el Café Miraflores se hablaba y vociferaba de todo “sin excluir a Franco, claro”.

En Santiago, gracias a la ayuda a Claude Bowers, embajador de Estados Unidos en Chile y anteriormente en España, entró a trabajar como profesor de Arte en el Santiago College. Posteriormente colaboró con la empresa de fabricación de muebles creada por varios refugiados catalanes, Muebles Sur; cuando sus creadores decidieron abrir una sucursal en Valparaíso, se mudó con su esposa a esa ciudad para hacerse cargo de esa sucursal y, posteriormente, también de la de Viña del Mar. La empresa Muebles Sur había sido creada por Germán Rodríguez Arias, arquitecto español exiliado en Chile, quien había diseñado los muebles del Café Miraflores, y, debido el éxito, fundó la empresa de muebles junto a Christian Aguadé y Claudio Tarragó. Pablo Neruda les encargó los muebles para la ampliación de su casa de Isla Negra.

 En 1975, tras el golpe militar de Augusto Pinochet, volvió a España, vivió en Madrid y ese mismo año una orden del Ministerio de Educación y Ciencia declaraba integrados en el Cuerpo de Profesores Agregados de Enseñanzas Medias a los profesores procedentes de los cursillos de formación de 1933 y 1936. Su nombre aparece en el anexo, como profesor de Dibujo, por este motivo obtuvo la jubilación como profesor. Tras la muerte de su esposa en 1990, regresó a Viña del Mar (Chile), donde falleció el 27 de febrero de 2010, en la tarde del día del terremoto que asoló el centro y el sur de Chile. Cumpliendo su voluntad, sus cenizas fueron arrojadas al mar en la bahía de Valparaíso.

 Como colofón incluimos el emotivo recuerdo de su hija Beatriz: “Aunque no vivía de la pintura, nunca dejó de pintar. Pintó siempre la añoranza; en Chile pintaba paisajes castellanos –eternas planicies ocres y cielos infinitos– en España pintaba el mar y los cerros de Valparaíso. Tampoco nunca dejó de ser comunista. Gran lector, sobre todo de biografías. Caminante empedernido, aprendió a amar el mar, aunque siempre aborreció la playa; la arena era siempre, siempre la arena de Argelès. Si bien no era un forofo del café, era un tertuliano impenitente”.  (Autora: Esther López Sobrado)

 

Gómez de la Serna Fojo, Elena. Madrid, 10/08/1916 – 02/02/1990. Periodista. Fuente: https://dbe.rah.es/

Elena fue hija de José Gómez de la Serna y Puig, hermano del escritor de las greguerías, y de Elena Fojo Márquez. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, ciudad en la que estaba realizando trabajos de prácticas en el Museo del Prado cuando se produjo la Guerra Civil. En la contienda trabajó de enfermera en el Sanatorio Carrasco de Madrid, siendo evacuada a Valencia en noviembre de 1936. En 1938 solicitó ingresar en el Socorro Rojo Internacional. Participó en la selección de obras, elaboración de fichas e informes y en la preparación y embalaje de las obras para la evacuación del tesoro artístico del Prado –junto con el de otros museos, iglesias y palacios–, para ser entregado a la Sociedad de Naciones. Las obras fueron trasladadas a Francia en los primeros días de febrero de 1939 y desde allí al palacio de las Naciones de Ginebra. Elena acompañó a las obras en este periplo. Llegada a Ginebra, se alojó en la casa del Embajador de México en la Sociedad de Naciones, Isidro Fabela Alfaro (1882-1964), quien la ayudó a localizar a sus padres, en aquellos momentos internados en campos de refugiados en Francia. Desde Ginebra, a instancias de Fabela, escribió a Narciso Bassols García (1897-1959), embajador de México en Francia, interesándose por la situación de sus padres y por que fueran incluidos en algún barco de refugiados con destino a México: “Yo he llegado a Ginebra acompañando la expedición que transportaba el Tesoro Artístico de España, que ha sido depositado en la Sociedad de Naciones, y vivo aquí, gracias a la bondad de un compatriota de usted que, de momento, me tiene en su casa. Mis padres, que salieron de España algunos días después que yo, se hallan cada uno en un campo de concentración en Francia, sin que, hasta el momento, me haya sido posible hacer nada por mejorar su terrible situación.

Enterada de que el país que usted tan dignamente representa, se dispone a acoger parte de los refugiados españoles, yo le ruego que, si le es posible, nos incluya en alguna de las expediciones que se lleven a cabo, pues, lo mismo a mis padres que a mí, nos es completamente imposible volver a entrar en España, ya que los tres pertenecíamos a partidos políticos de izquierda y mis padres, desde hace varios años, pertenecen también a sociedades propagadoras de los Derechos del Hombre y el Libre Pensamiento, cosa que a mi padre le valió la persecución por parte de la Dictadura de Primo de Rivera”.

Por fin, viajó a Francia, consiguió sacar a sus padres de los campos y embarcar con ellos en el Winnipeg –barco fletado por Neruda– rumbo a Chile.

Su hija Beatriz Lorenzo recuerda que “[l]legados a Chile, se asienta con sus padres en Santiago. Su madre muere prontamente de una tuberculosis adquirida durante la guerra. Su padre, abogado de profesión y masón por convicción, ayudado por la masonería chilena se incorpora como abogado a la administración chilena y se adapta rápidamente al modus vivendi chileno, llegando prácticamente a representar el tópico del chileno: radical, masón y bombero”.

Gracias a que hablaba perfectamente francés, Elena comenzó a trabajar como secretaria de una empresa internacional, pero pronto se dedicó al periodismo escrito y radiofónico, llegando a ser directora de la revista Eva entre los años 1947 y 1949. Eva era una revista de tirada quincenal, que pretendía ser una moderna publicación de referencia para las mujeres. Elena ya había trabajado como redactora en la revista entre 1945-1947. Para Haydée Ahumada la incorporación de Elena en la redacción de la revista trajo consigo importantes cambios, destacando, entre otros, la publicación semanal.

El 6 de abril 1942 se casó con el pintor Arturo Lorenzo, con quien había viajado en el Winnipeg y al que le unían muchas cosas, entre ellas su militancia comunista. Ambos frecuentaban casi a diario el mítico Café Miraflores, creado por Pablo de la Fuente y su esposa, emulando a los cafés madrileños que tanto echaban de menos los exiliados, y sobre todo sus tertulias. Por el Miraflores pasaron, entre otros, Acario Cotapos, Luis Vargas Rozas, José Ricardo Morales, Camilo Mori, Maruja Vargas, Vicente Huidobro, Lily Garafulic, Inés Puyo, Patricio Kaulen, Jaime del Valle Inclán, Vicente Salas Viu, José Ferrater Mora, Arturo Soria, Margarita Xirgu o Santiago Ontañón.

En 1949 la pareja se mudó a Valparaíso donde nacieron sus dos hijos, Beatriz y Diego. Allí se dedicó durante varios años al periodismo radiofónico, así como a la publicidad en la Agencia de José María y Antonia Imbert. Posteriormente, aunque siguió realizando algunos programas de radio, se hizo cargo, junto a su esposo, de la sucursal de Muebles Sur en Viña de Mar. La empresa Muebles Sur había sido creada por Germán Rodríguez Arias, arquitecto español exiliado en Chile, diseñador de los muebles del Café Miraflores, fue tal el éxito que decidió crear una empresa de muebles junto a Christian Aguadé y Claudio Tarragó.

A los pocos años del golpe militar de 1973, emprendió el regreso a España con su marido, asentándose en Madrid, donde seguía residiendo gran parte de su familia materna con la que nunca perdió la comunicación y donde residía su hija chilena exiliada y sus nietos, nacidos en Madrid.

Sin un trabajo estable donde desempeñar su profesión, se centró en apoyar a su marido en la recuperación de sus derechos como jubilado del Ministerio de Educación y del Ejército de la República. Como una hormiguita recorrió archivos, revisó boletines, tomó notas, consultó abogados […] ¡Y lo consiguió! Para su marido y para otros muchos en la misma situación que él.

Además, se volcó, con pasión y dedicación, a trabajar en la reivindicación de los derechos de las chilenas en el exilio y en el interior, en el marco de la Agrupación de Mujeres Chilenas TRALUN (fuerza en mapudungún), recuerda Beatriz Lorenzo.

Murió el 2 de febrero de 1990, sin enfermedad ni aviso previo, mientras realizaba un trámite bancario, de un modo absolutamente inesperado para su familia. Está enterrada en La Almudena.

El recuerdo de su hija Beatriz sirve de colofón a esta sucinta biografía de una mujer de gran interés: Si, de alguna forma, Arturo representa el “sentimiento trágico de la vida”, Elena era “la alegría de la huerta”. Tan reflexivo él, como vivaz ella. Arturo, cuando no pintaba, se ensimismaba arrancándole notas a una vieja guitarra. Elena, cuando no escribía, entonaba nuevas y viejas canciones con una voz templada, recia y potente. El era parco, en todo: en el comer, en el beber, en el vestir, en el hablar, en el reír […] Ella exuberante, sin ser sobreabundante; la herencia cubana que le venía de una madre guantanamera y una abuela de Santiago de Cuba tamizada por la impronta de una familia de abogados y militares. (Autora: Esther López Sobrado).

6.-  Paquito Muñoz

Con la mentalidad de ciudadanos del S. XXI donde la tauromaquia ciertamente pierde adeptos y está cada vez más denostada, puede parecernos que un torero no sea un ejemplo o espejo donde mirarnos, incluso que los más anti taurinos, que cada vez son más numerosos, consideren a los toreros poco menos que salvajes matadores de animales indefensos, nada dignos. Esta es la  interpretación de la realidad social que vivimos en torno a la llamada Fiesta Nacional hoy en día. Sin embargo, hubo un tiempo en que ser torero estaba considerado socialmente como una virtud. El sueño de la mayoría de los jóvenes españoles era convertirse en figura del fútbol o del toreo, ser famoso y ganar mucho dinero. En todas las plazas de los pueblos se jugaba a los toros con muletas y espadas improvisadas. Era común ver a novilleros  saltándose las dehesas donde pacían tranquilamente las vacas y toros para darle algunas muletadas o espontáneos en las plazas de toros que intentaban que algún  apoderado les viese. Por desgracia para ellos, la mayoría nunca consiguieron llegar siquiera a torear alguna novillada. Pero un chaval de Paracuellos sí consiguió hacer realidad su sueño, y no sólo llegar a ser torero, sino una figura de renombre mundial:Paquito Muñoz.

D. Francisco Muñoz Herreros nació en Paracuellos de Jarama el 2 de septiembre de 1928. A los 12 años de edad mató su primer becerro en un festival celebrado en su villa natal, siendo acompañado por Pablo Lalanda y Lalanda, con el que más tarde, siendo ya ambos figuras del toreo, formó pareja durante muchas temporadas gloriosas. Fue tanta la desenvoltura que exhibió aquel mozuelo en aquella becerrada, que esa tarde marcó para siempre su vida posterior. En el mundo de los toros fue conocido por el sobrenombre del torero de la sonrisa perenne. Torero todo simpatía, sonriente, de trato agradable, que siempre alternó con las figuras, puesto que él lo era, con un cartel que muchos toreros envidiaban. Como novillero se vistió de luces por primera vez el 21 de marzo de 1943 en Villafranca de los Barros, pero no haría su presentación en Las Ventas hasta tres años más tarde, el 12 de octubre de 1946, alternando con Manuel Navarro y Chatito Mora con toros de Castillo Higurea. Tomó la alternativa en las arenas del coso valenciano, donde lidió y dio muerte a estoque al toro Trianero, del Hierro de Sánchez Fabrés, cedido por su padrino, Manuel Álvarez Pruaño El Andaluz, en presencia del diestro peruano Raúl Acha Sanz Rovira. Dicha ceremonia se verificó el 23 de julio de 1947. Su carrera taurina fue corta pero intensa, toreando 39 corridas el años 1947; 83 en 1948; 62 en 1949; 50 en 1950 y 25 en 1951. 

Como todas las  grandes figuras del torero también tuvo su pasodoble. En 1948 D. Felipe López Delgado escribió el pasodoble titulado: Paquito Muñoz (qué por cierto está colgado en Youtube para quien lo quiera escuchar). Ese año tuvo que ser uno de los mejores del torero, consagrado en el oficio taurino: decía el periódico la Vanguardia respecto a su corrida en el mes de abril: A las siete de la lluviosa tarde del domingo, e izado como airón glorioso sobre un triar de cabezas, llevaba la multitud en triunfo, Avenida de José Antonio arriba, un muñequito vestido de seda y oro. Era un mocete nacido en Paracuellos de Jarama, partido judicial de la ilustre Cómpluto, que toreaba su primera corrida en España tras una ininterrumpida cadena de éxitos a lo largo de diversas capitales americanas, éxitos que cautivaron en el coso de Lima, donde el arte del chaval alcanzara plenitudes de verdadero «suceso». Paquito Muñoz se llama ese artista, que en la fecha mentada hizo su reaparición en la Monumental — casi llena de público pese al mal estado del tiempo—, montera en mano, en saludo cortés a la inteligente «afición» ante la que iba a actuar. 

Y con tanta afición al mundo del toro, no es de extrañar que se crearan peñas taurinas de Paquito Muñoz fuera de las fronteras de Paracuellos. Así, por ejemplo, se conserva en el archivo municipal una carta enviada el 11 de noviembre de 1948 por D. Jesús Pérez Ortiz presidente del Club taurino Paco Muñoz de Zaragoza agradeciendo al alcalde de Paracuellos su hospitalidad por las inmensas atenciones recibidas en esa localidad con motivo de introducir en ella una imagen de Nuestra Señora del Pilar el pasado mes de octubre, imagen por cierto que aún se conserva en la iglesia. Meses antes, había triunfado junto a Luis Miguel Dominguín en la segunda feria de san Isidro de la historia. Paquito Muñoz salió por la puerta grande de la Plaza de Toros de las Ventas de Madrid en el año 1952. Ese mismo año, tras unos años de trayectoria irregular jalonada por menos éxitos de los que hubieran sido deseables, unido al hecho de haber recibido una cornada en Barcelona, se cortó la coleta. El 21 de enero de 1953 se casó en la iglesia de la Concepción de Madrid con Margarita Severino, hermana del ganadero salmantino Higinio Luis Severino. 

Una de las anécdotas que nos contó el hijo del chófer de Paquito Muñoz, D. Felipe Velázquez, seguramente ha pasado desapercibida entre los estudiosos del mundo de los toros. Sucedió el 28 de agosto de 1947 cuando se celebraba la Feria de san Agustín de Linares y resultó mortalmente herido el diestro Manolete. Mientras era atendido en el hospital de los marqueses de Linares, parte de su cuadrilla partió hacia Madrid en su coche, un Buick azul de fabricación americana que era el asombro de cuantos lo veían, en busca de los doctores Jiménez Guinea y Garrido, médicos titulares de la plaza de las Ventas. En mitad del trayecto se cruzaron con la cuadrilla de Paquito Muñoz que se dirigía también a Linares porque al día siguiente toreaba en la misma feria. Tras un breve saludo en mitad de aquellas estrechas y solitarias carreteras, y al contarle lo que había sucedido a Manolete y el objeto de aquel viaje, Paquito Muñoz no se lo pensó dos veces y decidió bajar sus bártulos de torear, a su cuadrilla y resto de maletas, y cederles su coche, un Hispano Suiza más moderno y potente que el de Manolete. Probablemente aquel gesto del torero de Paracuellos sirvió para que los médicos llegasen antes a Linares, pero por desgracia no sirvió para salvarle la vida, una de las bolsas de sangre que recibió estaba contaminada, provocándole la muerte.

Pero como les sucede a muchos toreros, reapareció después de 10 años sin torear en la arena de la Plaza de Toros de Barcelona el 24 de junio de 1962. A pesar de que durante la temporada de su retorno a los ruedos apenas pudo firmar ocho contratos. Su última corrida fue el 14 de octubre de 1962,  y le sirvió para ceder la alternativa en la Real Maestranza de Sevilla al joven diestro Manuel García Palmeño. Tras este fallido intento de reaparición, se retiró definitivamente apartándose del mundo de los toros y fijando su residencia en Toledo. 

Paquito Muñoz nos dejó también muy joven, a la edad de 49 años. Su trágica muerte sigue siendo hoy en día unos de los misterios más apasionantes que envuelven la fiesta de los toros. Una mañana fría y nublada del 12 de noviembre de 1977, en los peñascales que salva el puente toledano de San Martín, en pleno río Tajo, apareció el cadáver totalmente destrozado de un hombre, de aspecto todavía joven, con las señales inequívocas de tratarse de un suicidio. Cuando las fuerzas de seguridad llegaron al lugar, encontraron en el pretil del puente una cartera con los documentos que correspondían a D. Francisco Muñoz Herrero natural de Paracuellos de Jarama. Junto a la cartera apareció una carta escrita a mano que decía: Perdonadme. Llamad a las autoridades en las que hablaba de las causas del suicidio. Cuentan los noticiarios de la época que había llegado a Toledo unos días antes, según manifestaron algunos de sus familiares, y que últimamente padecía frecuentes desvanecimientos y no comía. En los últimos días había perdido de seis a siete kilos de peso. En Toledo se le vio varias veces en un coche Renault-8 anaranjado, de matrícula de Navarra dentro del cual durmió durante las dos noches que pasó en Toledo. 

Lo que aconteció después queda relegado al terreno de la especulación y del misterio más absoluto. Pese a ser una historia que carece de rigor histórico, entendemos que tiene los suficientes argumentos e interés para los vecinos de Paracuellos como para reproducir en estas líneas lo que se cree que ocurrió. El cadáver de Paquito Muñoz estaba prácticamente irreconocible, razón por la cual los familiares optaron por enterrarlo a la mayor brevedad posible, aunque exponiendo ciertas reservas, principalmente porque las piernas del difunto no presentaban las cicatrices que daban fe de las varias cornadas que sufrió el torero en su actividad y porque Paquito Muñoz conservaba intacta su dentadura y aquel muerto carecía de ella. Al día siguiente la prensa se hizo eco de la triste noticia del torero de Paracuellos. Todos los rotativos hicieron semblanzas de su biografía y del triste final que conmocionó a las gentes del toro. Poco tiempo después empezó a circular el rumor de que se encontraba en Méjico, rumor avalado por algunas personas que creyeron reconocerlo. Una de las hipótesis más extendidas es que fue ayudado por un famoso cómico azteca, muy amigo suyo, para fingir un suicidio y desaparecer de la escena nacional, ya que se encontraba con graves problemas familiares y económicos. Que el muerto era un mendigo portugués y que la tarde antes del suicidio se dejó ver por la zona a bordo de un Renault 8 color naranja que dejó abandonado a la mañana siguiente. Ayudado por el famoso cómico mejicano se sometió a una cirugía plástica y tomó una nueva identidad haciéndose llamar Oswaldo Ramos y que en la actualidad aún reside en el país azteca alejado de su anterior vida… 

Los recuerdos visibles en la actualidad de esta figura del toreo  son su casa, convertida hoy en Hostal-Mesón Paracuellosen la calle Real, y la calle de Paquito Muñoz.

7.- Santiago Martín

En la anterior entrada hablábamos de libros. Los amantes de los libros saben que detrás de ellos, además de los textos, hay algo que los hacen más atractivos, y esto es su diseño, que gracias a los diseñadores gráficos obtienen vida, además hay algo en desuso, y es su encuadernación. Hablaremos de esto ultimo que algo tiene que ver con Paracuellos y es el encuadernador de cámara D. Santiago Martín Sanz.



            El artesano encuadernador Santiago Martín nació en la villa de Paracuellos de Jarama en 1775, soltero hasta su muerte el 3 de Marzo de 1828 a los 53 años. Hijo legitimo del matrimonio de D. Joaquín Agustín Martin y Doña Dominica Sanz. Es muy probable que se formara en el taller de encuadernación del afamado valenciano D. Pascual Carsí y Vidal pues algunas de sus mejores obras tenían una influencia inglesa indudable, característica de su maestro.
La primera obra documentada de D. Santiago Martín es de 1803, y son muy numerosas las obras que sin interrupción trabajó hasta su muerte en 1828. Numerosísimos fueron sus trabajos para la Real Librería, tanto en el reinado de Carlos IV como en el de su hijo. Fue elegido en 1803 por D. Pascual Fernando Scío, encargado de la Real Biblioteca de Palacio, para la delicada encuadernación de la numerosa y selecta colección de manuscritos de los colegios mayores de Salamanca. Trabajo que desempeñó con todo lucimiento presentando unos acabados comparables a las más delicadas encuadernaciones inglesas. Un año más tarde, en 1804, se le nombró encuadernador de cámara, trabajando notoriamente para la casa real, encuadernando infinidad de obras para Fernando VII, así como para las esposas de este, María Antonia de Borbón, María Isabel de Braganza y María Josefa Amalia de Sajonia. De sumo interés resulta la variadísima colección de monogramas reales, tratados por Santiago Martín. Gracias a las etiquetas colocadas en los ejemplares que encuadernaba, sabemos que Santiago Martín, tenía el taller en la calle del Espejo, nº 11 de Madrid. El etiquetado está en un gran
número de encuadernaciones de transición al
Romanticismo. D. Santiago Martín prodigaba
sus etiquetas, pero no firmaba nunca sus obras
y es extraordinario encontrar un ejemplar con
sus iniciales.



Fue Santiago un maestro de los que
más trabajaron para la Biblioteca Real. No sólo
realizó los numerosísimos ejemplares incluidos
en sus cuentas, sino muchos más que no aparecen en ellas, como incunables y libros del siglo
XVI y una gran colección de obras francesas de la época. Fue muy respetuoso con los volúmenes contemporáneos, pero no puede decirse lo mismo en cuanto a los antiguos, con los márgenes y grabados mutilados por su cuchilla, tanto en ejemplares impresos como manuscritos.
Revalidó su título de encuadernador de Cámara en 1815 por haber justificado su conducta política y por ser protegido del bibliotecario D. José Ángel Álvarez. Se le nombró en 1817 para ocuparse asiduamente de la limpieza y reparación de los libros de la biblioteca del rey, y hasta adornó mesas con tafiletes y dorados e hizo estantes con libros fingidos. En diciembre de 1821 presento en la Sociedad Económica Matritense un pupitre en forma de libro, en cuyas cubiertas de piel mostraba su arte de encuadernar; tal es así que consiguió una medalla de Plata, certificación y anunciación en los papeles públicos como premio y satisfacción. Como todos sus colegas, perdió su obrador y actuó con las armas contra los ejércitos invasores; pero el continuo trabajo para palacio, ya que presentó encuadernaciones superiores a las hechas por él en la etapa precedente. Concurrió a la Exposición Industrial de 1827 con una encuadernación en tafilete encarnado que mereció mención honorífica.
Santiago formó dos buenos discípulos: Pedro Pastor, su regente, que heredó su taller, el encuadernador gaditano Ballardo, así como Juan Soler, cuyas obras pueden confundirse con las de su maestro, aunque son más sencillas. La clientela de D. Santiago Martín debió de ser numerosísima, como se deduce tanto del hecho de que pudo rehacer con creces su taller, como del elevado número de encuadernaciones suyas que se conservan en colecciones particulares y en nuestras grandes bibliotecas.
D. Santiago Martín falleció en su taller de la Calle del Espejo el tres de Marzo, dejando el testamento firmado el 25 de febrero de ese año, por lo que suponemos que no le llegó de golpe, y se veía morir al final de sus días. Su funeral se hizo en la castiza iglesia de san Ginés, y fue enterrado en el cementerio de extramuros de la Puerta de Fuencarral. Este paracuellense bien se merece una calle.

 

8.- Jesús Domínguez Muñoz

No sabríamos dar una cifra aproximada de alcaldes que ha tenido Paracuellos. A la luz de los escasos documentos históricos que han sobrevivido en el tiempo, seria francamente difícil, muy difícil cuantificar el número en un municipio con más de mil años de historia. Pero de los que sí tenemos noticias, ha habido unos pocos que nos han llamado la atención por lo que han hecho o significado. Aunque en principio, también creemos que todo ser humano Alcalde, por el mero hecho de ser humano y Alcalde, es bueno por naturaleza, no tenemos porqué dudar de ello y pensar lo contrario. Nos imaginamos que, salvo excepciones, aquellos que han ostentado el bastón de mando municipal lo han hecho lo mejor que han podido o les han dejado las circunstancias, y que siempre han pensando en el bien común para tomar sus decisiones. Solo así se comprende que Paracuellos sea a día de hoy, un gran pueblo desarrollado lleno de infraestructuras, un gran pueblo puntero.



     Dejando el sarcasmo de lado, del alcalde que nos ocupa se cumple el 145 aniversario de su nacimiento, pues D. Jesús Domínguez Muñoz nace el 15 octubre de 1876 y fallece el 4 agosto de 1952; este alcalde sí merece tener un reconocimiento público por parte de vecinos y autoridades, quizás con la concesión de una calle. Con ello, rescataríamos así su memoria para que no caiga en el olvido, saliendo del ostracismo al que le sometieron incluso en su época. De él nos interesa destacar la altura de miras que tuvo para traer al pueblo, su amado pueblo, proyectos que consideraba esenciales para salir del secular atraso, en una época por cierto, muy difícil y complicada donde los ayuntamientos carecía casi de presupuesto. D. Jesús fue alcalde durante el periodo de la dictadura de Primo de Rivera, pero con la llegada de la II República fue desbancado de su puesto y con ellos se perdieron la mayoría de sus proyectos, quedando en el más absoluto de los olvidos, ya que ningún partido de nuevo cuño quiso verse identificado con esa etapa municipal. Y el tiempo hizo el resto…


     D. Jesús Domínguez comenzó a hacer realidad su sueño durante una visita que realizó a Madrid en el mes de abril de 1926 para asistir al Congreso Nacional Municipalista. En él pudo comprobar el proyecto de infraestructuras para Madrid y su área metropolitana en un radio de 20 km. Pudo comprobar cómo Paracuellos iba a ser dotado de modernas vías de comunicación y decidió que su pueblo tenía que estar a la altura de las circunstancias y colaborar en modernizar el pueblo. Entendió que no podíamos dejar pasar el tren del desarrollo, que las sencillas casas de adobe tenían que dar paso a casas más modernas, y que eso necesariamente habría repercutir en el ansiado desarrollo económico y cultural.


     Los proyectos más significativos y de los que tenemos constancia abarcan una serie de infraestructuras que él consideraba vitales para sus propósitos. Que sepamos nosotros: la construcción del lavadero para que las mujeres pudieran lavar sus ropas, una canalización de las aguas a través de tuberías desde un manantial con una bomba eléctrica para poder llevar el agua corriente al pueblo, la construcción de un nuevo Ayuntamiento dotado de modernas instalaciones incluyendo los juzgados, salón de plenos, de aulas para los niños, biblioteca y de vivienda para los maestros, el proyecto de hacer un matadero municipal para controlar sanitariamente la carne que se consumía en el municipio, así como la adquisición del palacio de los duques de Medinaceli para hacer escuelas de enseñanza superior y un hotel, y la construcción de un instituto de ciencias.


    Para entender un poco de lo que estamos hablando, nos tenemos que centrar en el acta de una sesión plenaria celebrada a finales de abril o primeros de mayo de 1926, donde el propio alcalde intentaba convencer de sus ideas al resto de concejales y vecinos asistentes que fueron muchos y que incluso el alcalde dejaba participar, lo que provocaba acaloradas discusiones, y la queja de algún concejal de la oposición porque estaba prohibido, según reflejaba el estatuto municipal. Dijo el alcalde: Decir que no sería negar la existencia de los existente y esto no lo veo posible en personas que como nosotros si bien no poseemos elementos de cultura, si tenemos gran corazón e inmensa voluntad al servicio de cuanto signifique mejora, para que este conjunto de humildes chozas que por ser tales y haber dado en ellas nuestro primeros pasos nos son tan amadas. O sigo soñando o creo firmemente que con vuestra valiosa ayuda , queridos conterráneos, en día próximo hemos de ver todos realizada la conversión de estas cuatro tapias de tierra en grandes e inmensos edificios de fuertes materiales resistentes de todos los elementos que sirvan de albergue a sus luego numerosos moradores, en fábricas de productos de consumo, que convertirán a sus habitantes de labriegos a pastores en artesanos o tal vez en letrados, puesto que habrán necesariamente también en esos edificios centros de enseñanza de mayor grado que los que ha tenido hasta la fecha (…). Hizo gala el alcalde de una sensibilidad especial para centrar el problema del atraso en una cuestión concreta ya que sus reflexiones ante los oyentes le llevan a afirmar la importancia de la educación superior para los niños de Paracuellos, que se veían abocados a trabajar en el campo para su subsistencia y el de sus familias: A pesar de la cultura y perseverancia de los encargados de la educación de la niñez no tienen ni pueden tener la importancia de un Instituto de Ciencias al que tan lejos como estamos de la urbe y a los recursos pecuniarios de que disponemos, nos es imposible llevar (a) nuestros hijos y estos se ven privados desde su más tierna infancia a buscar con su trabajo campesino el pan preciso para su propia alimentación y la de sus más pequeños hermanos.

    Y el alegato final de D. Jesús Domínguez Muñoz para intentar convencer a los presentes, pidiéndoles la altura de miras que merecía el momento: No os dejéis llevar por corrientes de obstrucción sistemática, mirad lo propuesto sin pasión alguna, pesad y medid las ventajas y los inconvenientes que puede reportar este trascendental asunto y no me cabe la menor duda de que el mayor orgullo para mí será el de que con vuestra valiosa cooperación, concejales y pueblo que tenéis la paciencia de escucharme, dar remate a una obra que tengo puestos todos mis amores por beneficio de nuestros sucesores y aun de nosotros mismos aunque ya casi tocamos el ocaso de nuestra vida (…). Y lo concluyó con un grito al cielo de: ¡VIVA PARACUELLOS DE JARAMA! que fue premiado con aplausos por unas pocas personas de las muchas que escuchaban su discurso, quizás demasiado complicado para unas mentes sencillas.  

 

     D. Jesús Domínguez Muñoz no consiguió el propósito de convencer e ilusionar a la gente con sus revolucionarias ideas. Ganó el pesimismo y la cruda realidad, sólo pudo construir el Ayuntamiento y todo quedó a medio camino porque con la llegada de la república en 1931 quedó destituido. No fue reconocida nunca su labor, al contrario, nada más estallar la Guerra Civil tuvo que refugiarse en el campo y posteriormente exiliarse a Valencia, ya que estuvo en el punto de mira de otros vecinos. Su delito, ser alcalde durante la dictadura, ser un ferviente católico y monárquico convencido. 

 

9.- Ricardo Aresté

Siguiendo con la estela de los alcaldes paracuellenses, este 21 de octubre de 2016 se cumple el 21 aniversario de la muerte de unos de los alcaldes más singulares que ha tenido Paracuellos a lo largo de su historia, D. Ricardo Aresté Yebes. No tanto por su labor al frente del consistorio, donde llegó el 19 abril de 1979, y donde no pudo llevar a cabo su programa de gobierno por la falta de apoyo de otros partidos. Al igual que llegó a tener el bastón municipal en las primeras elecciones democráticas tras la dictadura bajo las siglas del Partido Comunista, dejó de ser alcalde en las siguientes, aunque se mantuvo como concejal en la oposición hasta 1991 momento en que abandonó definitivamente la política.


Pero lo que le hizo singular a D. Ricardo Aresté es que fue el protagonista de una de esas paradojas de la historia, de un efecto rebote. Aquellas lecciones de la vida, que de vez en cuando se dan, y que son un estímulo para la reflexión. Y es que tuvo el honor y la satisfacción de ser el primer alcalde democrático después de una larga dictadura, y de continuar con la labor de su padre, que fue el último alcalde de Paracuellos antes de la dictadura.

Lo que le hizo grande a ojos de la historia, es que su complicada existencia, llena de dramáticas pérdidas, largas prisiones, silencios forzados y rencores eternos, no le hizo perder nunca la fe en la especie humana, siempre mantuvo un envidiable espíritu de pasar página, de reconciliar a las dos Españas enfrentadas en una fratricida Guerra civil. Y sobre todo, de defender en todos los foros que tuvo oportunidad, el buen nombre de Paracuellos y la honorabilidad y honradez de sus vecinos, que llevaban el estigma y la mala fama de ser responsables de los fusilamientos del Arroyo San José.

Y es que llevaba marcado a fuego lo que le ocurrió a su padre, el alcalde de Paracuellos D. Eusebio Aresté que fue condenado en un juicio sumarísimo, nada más acabar la Guerra, a morir fusilado en las tapias del cementerio de la Almudena de Madrid, y  que está enterrado en la actualidad en una fosa común sin identificar. Su delito: a pesar de que no tuvo nada que ver, ser el alcalde en el momento que se produjeron los fusilamientos de presos en noviembre de 1936.

 Aquella noticia la recibió un joven Ricardo en la prisión Celular de Valencia, donde fue condenando a muerte por “adhesión a la rebelión” y por pertenecer a las F.A.R.E . (Fuerzas Aéreas de la República Española) donde combatió con el grado de Teniente y como piloto observador del grupo 24 de bombarderos Katiuskas. Aunque posteriormente le fue conmutada la pena por Cadena perpetua, y trasladado a un batallón de castigo en África. Después de cinco largos años de trabajos forzados, le concedieron la libertad vigilada y volvió a Paracuellos donde tuvo que pasar penurias trabajando quince años sacando grava y arena del río Jarama.

Vivió en Paracuellos hasta que en el año 1971 ó 1972 se fue a vivir a Madrid. Pero a partir de entonces y, especialmente a partir de la instauración de la democracia, mantuvo un contacto muy directo con Paracuellos. Durante la dictadura perteneció al Partido Comunista de España, pero, por razones obvias, fue muy discreto y cuidadoso. Antes de la democracia nunca se planteó ser alcalde de Paracuellos, su idea surgió al convocarse las elecciones y fue una decisión tanto personal como del Partido Comunista local que le consideró el más cualificado.


Cuando cogió las riendas del Consistorio, Paracuellos era un pueblo triste, sin personalidad definida.  Durante su mandato no recibió la visita de ningún ministro, ni del presidente de la Diputación, ni de algún Delegado Provincial, a nadie le interesaba Paracuellos. Tuvo que ser testigo de cómo los pactos de gobierno eran una y otra vez papel mojado, debido a las constantes desavenencias con otros grupos políticos con ideología afín, consiguiendo prácticamente la paralización del ayuntamiento. Y sin embargo se mantuvo siempre firme, convencido de que su tarea principal al frente del consistorio era: Traer a mi pueblo la reconciliación de todos los vecinos y devolverle la dignidad que considero tiene perdida; por todo cuanto se ha dicho y se ha escrito sobre él. Y la manera que tuvo de intentar dar algo de luz a tanta oscuridad fue a través de escritos en revistas y libros, porque según él, muchos vecinos habían sufrido injustamente: Palabras y letras que sigo creyendo llegaron al último rincón del mundo, calumniando a muchas personas, y señalando con un punto negro en mapa de nuestra geografía española. Un pueblo que sólo merecía respeto y admiración por el verdadero papel que jugó en aquellos momentos dramáticos que vivía nuestra Patria. Este pueblo es Paracuellos de Jarama.

Sus sueños por ver cambiar el municipio, tenía planes para la recuperación de la ribera del Jarama así como la construcción de un gran parque recreativo en las orillas del mismo, no pudo poner en marcha la biblioteca municipal, ni su club de ancianos, ni la depuración de las aguas residuales, etc. todos sus proyectos se quedaron en el tintero.

A él le debemos, como alcalde,  la dulce transición a la democracia que se vivió en Paracuellos. Aunque hubo tensiones como la quema del local del Partido Comunista o las amenazas constantes a los vecinos por parte de los falangistas que asistían al Campo Santo de los Mártires, cada vez que subían al pueblo. Su carácter afable y conciliador sirvió para que los temores del sector más conservador rápidamente quedaran apaciguados: Consciente de que sólo la reconciliación de los pueblos, la convivencia en pos de todos los españoles, unidos en un esfuerzo común, hará de nuestra Patria, esa España que tantos y tantos españoles deseamos, pero para ello, es preciso no volver la vista atrás y traer a nuestra memoria las sombras negras de nuestro pasado que sólo nos puede conducir al odio y la revancha, que tan trágico fin tiene en todos los casos. Volveré la dignidad a mi pueblo dije entonces, y hoy entiendo la responsabilidad que asumí al aceptar la voluntad popular. Digo a mi pueblo, aquí estoy y tened la seguridad de que la confianza que en mí habéis depositado nunca se verá defraudada. Me considero un Alcalde, mirando al futuro de mi pueblo, trabajando sin mirar atrás, pensando día tras día el tratar de dar una solución justa a los muchos, muchísimos y serios problemas que recibí de herencia al asumir mi mandato, y con honradez, voluntad y dignidad, espero poder resolver, ya que para eso Paracuellos de Jarama me nombró su Alcalde.

Fue una persona con profundas convicciones democráticas y luchó por conseguir que se restituyeran el honor y los derechos de las autoridades republicanas que habían sido arrebatadas al finalizar la guerra. A pasar de las estrecheces, nunca dejó de cultivar su mente, leyendo, escribiendo poesías y participando en obras teatrales. Además luchó activamente en la Asociación de Aviadores de la República (ADAR) que trabajaba por el reconocimiento de sus derechos como militares de carrera, y después de muchas luchas en los tribunales, fue reconocido como coronel jubilado.

Su relación personal con los vecinos fue muy buena, y no creemos que nadie pudiera decir nada malo de él, independientemente de las diferencias ideológicas que existieran. Por eso, al igual que otros paracuellenses de la historia, creemos que esta singular persona merece ser rescatado del olvido y obtener de todos nosotros el reconocimiento público que merece.

Ricardo Aresté Yebes dejó este mundo el 21 de octubre de 1995, y a pesar de haber participado en una guerra, fue siempre un hombre de paz.

10.- Pedrito

De haber nacido hoy, Pedro Pérez Carreras habría tenido todas las oportunidades que brinda la educación especial. De haber nacido hoy, los padres de Pedro habrían sabido qué enfermedad metal tenía su hijo, el nombre de síndrome o el grado de autismo, y habría sido tratado por especialistas. Pero lo hizo en 1958. En esa época, tener una discapacidad física o intelectual, te relegaba a la dependencia. De familia humilde y trabajadora de Paracuellos (su padre era pastor). Fue el cuarto de cinco hermanos. 

No obstante, eso no le impidió ir al colegio con los demás niños de Paracuellos. Se sentaba al final de la clase con un cuaderno y un lápiz. Se quedaba callado, atendía las lecciones del profesor y escribía mucho. Era una caligrafía muy pequeña, muy recta, no se salía, pero en un idioma propio. Sólo lo entendía él. Tenía problemas de comunicación, pues no vocalizaba demasiado y era difícil saber qué decía, aunque a base de escucharle acababas comprendiendo lo que te quería trasmitir. No era de mucho vocabulario ni de grandes discursos, salvo con sus personajes imaginarios que, solo él visualizaba, los cuales le acompañaron toda su vida, pero era capaz de interaccionar con las personas de su entorno, un rato largo o corto, hasta que volvía a sus ensoñaciones.

Se puede decir, que, desde el primer momento, se crió en la calle con los demás niños del pueblo, como todos los de aquella generación. Por eso, siempre fue muy querido por todos los vecinos, porque era muy callejero, muy bueno, siempre se estaba riendo y jugaba con los demás niños hasta que desconectaba, volviendo a su mundo imaginario.

Sin embargo, a medida que los niños de su generación fueron creciendo, empezando a realizar cosas de adolescentes, Pedro se quedó anclado en su infancia, su eterna infancia en la que vivió siempre. La gente empezó a llamarle Pedrito, y los niños para referirse a él añadieron el adjetivo “el Tonto”, que no era un adjetivo descalificativo, sino su mote. En los pueblos, todo el mundo tiene mote o apodo, que son el sobrenombre que te ponen otros para ser reconocido en la comunidad y que te acompañaran hasta la tumba. Puede ser de profesión (el bombero, el churrero, el panadero…), de procedencia (el maño, el portu, el rumano…) por meritos propios (el cuquillo, el guarri, el formalito…) por defectos físicos o psíquicos (el cojo, el manco, el loco, el largo…) o heredados de tus parientes (los pelícanos, los coítos, los jaros…). Además, en aquellos tiempos, llamar a una persona con discapacidad subnormal o mongólo, era lo habitual. Pero Pedro no era tonto. Vivía en su mundo, allí era feliz ¿Quién no aspira a ser feliz? Pero también era capaz de entender el mundo que le rodeaba sin problema.

Como dice Manuel García Centeno en su libro El canto del Cuclillo cuando habla de Pedrito: “Por su estatura parecía un muchacho de doce años. Cuando se acercaba cambiaba de edad. Pedrito tenia dificultad para llegar a medir un metro treinta centímetros”. Era de baja estatura porque sus padres lo eran, eso ayudó a que pareciera siempre más niño de lo que realmente era.

Que Pedrito se quedase en la infancia casi toda su vida, facilitó que muchas generaciones de jóvenes acabaran conociéndole y jugando con él. Tiene en su haber ser reconocido por muchos vecinos como un ser excepcional, que llenó el pasado de muchas historias y anécdotas que darían para llenar un libro. Por ejemplo, le gustaba simular con su particular mímica, que aparcaba camiones haciendo el ruido con la boca, pero realizando maniobras como si llevara un vehiculo de tres ejes; o que se sentaba en el mojón que marcaba el km 6 de la carretera M-113 (que estaba al lado del primer semáforo que se encuentra a la entrada de Paracuellos por las cuestas), e iba apuntando en su inseparable libreta de bolsillo la matricula de los coches, que según él cometía alguna infracción, como saltarse el semáforo en ámbar; o que vestido con un traje militar que le regalaron y un pito, desvió el tráfico por el casco urbano simulando ser un Guardia Urbano lo que provocó un gran follón; o disparar desde las esquinas con su rifle de cazar leones y elefantes.

Pero por lo que más es recordado son por sus grandes faenas en la plaza de toros, con puesta y todo de banderillas, que terminaba justo cuando salía el toro de verdad. O sus actuaciones como principal vocalista con las orquestas que venían en las fiestas. Conseguía siempre subirse al escenario (por mediación del alcalde, concejal o méritos propios) y colocarse sin molestar en una esquina, y desde allí simulaba ser la estrella de momento.

Sin embargo, lo más asombroso que tuvo y por lo que destacó, fue por la gran cantidad de amigos imaginarios con los que simulaba infinidad de conversaciones. Lástima que su forma de hablar impidiese entender muchas de ellas, aunque estaba claro que cuando Pedro se reía era porque un amigo le estaba contado algo gracioso, o cuando se ponía serio era porque le estaba cayendo a alguien una buena bronca. Eso sí, parecía en muchas de las conversaciones que era el jefe, le gustaba mandar, dirigir…

Como absolutamente todos los seres humanos que pueblan la tierra, él también tenía su lado oscuro, sus malos humos o sus vicios, sobre todo en sus últimos años de vida, pues aunque no lo pareciera por su aspecto de joven, ya calzaba los 50 años cuando murió. Resulta, que, a parte de fumar, le dio por beber. Se pasaba los días frecuentado los bares de Paracuellos que son muchos. En todos era bien recibido, en todos pagaba su vaso de vino, también en la mayoría le invitaban los dueños a la segunda y los clientes la tercera o cuarta, y así se pasaba la mayor parte del tiempo. Y claro, al final empezó a tener problemas con la bebida, hasta tal punto, que el alcalde tuvo que prohibir a los dueños de los bares que le sirvieran alcohol. Pero eso no le frenó, empezó a subirse a los autobuses y bajarse a los bares de la localidad vecina. Barajas era un lugar que conocía, y que manejaba bien, pues al parecer allí tenía una hermana con la que comía habitualmente.

No está del todo claro lo que le ocurrió, hay varias versiones del mismo hecho. Parece ser como la más aceptada que, a la vuelta, los conductores le dejaban subir sin más o algún viajero que le conocía pagaba el billete porque Pedro se gastaba todo el dinero que le daban. Pero uno de los conductores era nuevo, no le dejó subir si no pagaba y tampoco hubo nadie, conocido o sin conocer, que lo hiciera. Así que se quedó en tierra y empezó a caminar por el arcén de la carretera dirección Paracuellos “en difícil equilibrio” en una noche cerrada y lluviosa, una furgoneta de reparto se lo llevó por delante…

De seguir vivo, Pedro tendría hoy 62 años y seguiría formando parte de la vida diaria de Paracuellos. Los nuevos vecinos ya se habrían acostumbrado a verle en la carretera dirigiendo el tráfico con su uniforme del ejército del aire, toreando o cantado en las fiestas.

Los que hemos tenido la suerte de conocerlo, le recordamos con mucho cariño y le damos las gracias porque su singular vida forma parte de nuestros recuerdos. Sirvan estas líneas para homenajear y recordar a una gran persona y a un gran paracuellense, que lo fue en su locura, pero como dijo Cervantes: “Demasiada cordura puede ser la peor de las locuras, ver la vida como es y no como debería de ser”.

 

11.- Diego Arizpeleta

  Si la popularidad se mide en presencia en los medios de comunicación, no hay nadie más mediático que la princesa del pueblo Belén Esteban. Pero probablemente nuestro vecino  Diego Arizpeleta de la Calle sea el segundo ya que se ha convertido en el nuevo corresponsal de Televisión Española en Londres, sustituyendo a Miguel Ángel Idígoras. Arizpeleta nacido en Madrid en 1973, pero al poco de casarse fijó su residencia en nuestra localidad. Desde el principio se ha integrado perfectamente en nuestro pueblo colaborado en Paracuellosdigital.com en la realización de artículos, editoriales y tiras cómicas sobre la realidad política del municipio; en la Peña el Butano durante las fiestas o en la  Escuela de música tocado la guitarra.


Como periodista lleva trabajado 23 años en TVE. Empezó en el Canal 24 Horas donde estuvo sus primero 6 años realizando todo tipo de trabajo: internacional, nacional, deportes, economía...Después de un año en el área de Sociedad en el Telediario, pasó  a Internacional. 

  Como reportero ha  cubierto varios de los acontecimientos internacionales más importantes de los últimos años. Entre ellos: La muerte y entierro del ex presidente yugoslavo, Slobodan Milósevic (Pozarevac, Serbia, 2006), Las independencias de Montenegro (mayo de 2006) y Kósovo (febrero de 2008), La guerra entre Israel y Hizbulá (verano de 2006), Las elecciones presidenciales en Estados Unidos ganadas por Barack Obama (noviembre de 2008), así como su toma de posesión (enero de 2009),  Los campos de refugiados de Darfour en el Chad (abril 2007), La revuelta estudiantil en Atenas (diciembre 2008), La crisis de refugiados en Túnez, provenientes de Libia, en donde acababa de comenzar el levantamiento contra Gadafi (marzo 2011), El décimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre (Nueva York, 2011), Ya como jefe de área, fue el encargado de diseñar el operativo de TVE para cubrir las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos. 

  También fue el guionista del documental "El Bosnia Ekspres", del programa En Portada de TVE. Es un delicioso reportaje de historias personales, en el no hay políticos, no hay banqueros, no aparece ninguna persona con ningún cargo de relevancia. Sólo habla la gente, las personas que se fueron encontrando en el tren, o en los pueblos que éste encuentra a su paso. Y después de hablar con ellos llegaron a la conclusión de que ninguno ganó la guerra. Todos la habían perdido. Los bosnios hablan en el documental con nostalgia de cómo eran antes del 92. De cómo les gustaría recuperar aquella vida. Musulmanes, ortodoxos (serbios) y católicos (croatas) no se diferencian entre sí: los hay altos y bajos, rubios y morenos, hablan el mismo idioma, comparten la misma tierra... Sólo una cosa les diferencia: El Dios a quienes rezan. Y eso ha sido definitivo en sus vidas. Un documental que merece la pena ver:

 http://www.rtve.es/noticias/20100622/bosnia-ekspres-tren-para-reencuentro/336727.shtml


Durante un tiempo también fue el presentador del programa semanal de información internacional "El Mundo en 24 Horas". Pone la voz en off  a  numerosos doblajes como: Informe Semanal,  Jara y Sedal y Documentos TV.

Desde julio de 2012, fue jefe de Área de Información Internacional de los Servicios Informativos de TVE.  En este puesto, su  cometido fue el de coordinar el trabajo de los corresponsales de Televisión Española, así como el de los periodistas que trabajan habitualmente en la redacción de Madrid y que eventualmente son enviados al extranjero a cubrir diferentes acontecimientos de relevancia informativa: como las elecciones estadounidenses, la crisis política en Egipto, la guerra en Siria, las primaveras árabes, el desafío del denominado 'Estado Islámico', la dimisión del Papa Benedicto XVI y la elección del nuevo Papa Francisco, el derribo del MH17 sobre cielo ucranianos, la crisis de Crimea, la expansión del virus Ébola, etcétera.

Desde estas líneas  le deseamos lo mejor en esta nueva etapa en Londres, y esperamos que sea fructífera en lo personal y sobre todo en los profesional, pues nos va a contar el día a día de Gran Bretaña inmersa en un Brexit que amenaza su futuro y que estamos seguros despertará el interés mediático en los próximos meses o años.

 

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