PEQUEÑAS GRANDES HISTORIAS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

Cuando hablamos en tertulias familiares o con amigos de hechos o historias de la Guerra civil, son muchos los que acaban recordando a algún familiar (abuelo, abuela, padre, madre, o se lo ha oído contar a un amigo de un amigo, o de un conocido, etc, etc.) que le contó un hecho trágico o sorprendente de aquella guerra fratricida entre hermanos, que es al fin lo que fue. 
La mayoría de aquellas historias trascurrieron lejos del frente, en las ciudades y pueblos. Y tuvieron unos protagonistas civiles que  lo único que hicieron fue tratar de sobrevivir a los acontecimientos político/militares. No es ninguna excepción, en realidad ocurre en todas las guerras.

Dramáticas historia de supervivencia que en la mayor parte de las veces acabaron mal, muy mal. Porque los enfrentados bandos, al tiempo que luchaban en el frente, trataron de hacer limpieza (étnica, político y social) en la retaguardia. La nueva España, habría de resurgir sobre los huesos de la antigua, y a ello los dos bandos se aplicaron con diligencia. En el bando nacional, fueron los militares sublevados los encargados, a medida que conquistaban pueblos. Y en bando republicano, fueron las milicias armadas. Que no eran otros que los jóvenes vecinos politizados de cada pueblo, surgidos de la lucha obrera en sindicatos o partidos de izquierdas (generalmente de las juventudes socialistas y comunistas y del sindicato anarquista CNT).

La pequeña historia que os cuento, y lo hago sobre todo para que no se olvide, transcurre en el pueblo de Barajas, hoy integrado en la cuidad de Madrid como un distrito, y el protagonista principal, mi abuelo Juan Nájera Alonso. Un barajeño “de los de toda la vida”, que fue catalogado por sus propios familiares como “la oveja negra de la familia”.  Y lo fue porque sus padres y sus cinco hermanos eran personas católicas y conservadoras, de misa diaria. Hasta el punto de que algunas veces, se jactaba de ellos haciendo chascarrillos de tipo: - ¡¡ Míralos, ya van los beatos a misa…!!
Pues bien, mi abuelo, no sabemos si llevado por su juventud y seducido por las nuevas ideas de justicia e igualdad social, abrazó la causa republicana. Era militante del Partido Socialista de Barajas, pero cuando estalló la guerra, ya se había casado, tenía dos hijos y se había ido a vivir al vecino pueblo de Paracuellos de Jarama, porque su mujer, mi abuela, era de allí. Esas cargas familiares hicieron que no mostrase mayor interés en la política y tampoco formó parte de las milicias locales. Se dedicó, como la mayoría de las familias españolas de uno u otro bando, a trabajar para llevar el sustento a la suya, que no es poco.
Trabajaba como vaquero llevando a lomos de caballo y pica, los toros de la Muñoza  a pastar o a las ferias de los pueblos. Pero a los pocos meses de estallar la guerra, fue movilizada su quinta, y combatió en la zona de Albacete con el ejército republicano.  
En uno de los escasos  permisos que disfrutó, se fue a una de las tabernas de Barajas. Mientras se tomaba su chato de vino apoyado en la barra, al lado de la puerta de entrada, pudo escuchar la conversación que tenían al fondo del local unos jóvenes milicianos armados que hablaban de ir a por “el Cartagena” para darle el paseo y acabar con su vida.  
Cuando estos se disponían a abandonar la taberna, mi abuelo se puso en mitad de la puerta de entrada y les dijo: - Por encima de mí cadáver…No sabemos si hubo alguna conversación más, pero la determinación, arrojo y valor que mostró sirvió para que los milicianos diesen media vuelta y no fueran a por su víctima.
El Cartagena, era su hermano mayor y se llamaba Mariano. Ya siendo ancianos, subía a Paracuellos con cierta frecuencia para visitar a mi abuelo y siempre se daban un largo abrazo al tiempo que le decía: ¡¡ Ay hermano, gracias, muchas gracias,  que me  salvaste la vida!!
Sirva este sencillo relato para dejar constancia escrita de unos hechos que ocurrieron durante la guerra en el pueblo de Barajas, y en el que mi abuelo consiguió salvar la vida a su hermano. 

Javier Nájera Martínez y Luis Yuste Ricote.
Cronistas Oficiales de Paracuellos de Jarama.

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