León García Bernardo


Es seguramente una de las historias que más nos ha costado escribir. No nos ha resultado nada sencillo hacer un retrato en su justa medida de este singular y controvertido personaje que la historia de Paracuellos nos ha dado, así como entender su dilatada vida al servicio de unos ideales. Unas nobles ideales de mejora de vida de los sufridos trabajadores del campo en esta época, que, para poner en contexto, tenían sueldos muy bajos, jornadas agotadoras, no tenían nada parecido a vacaciones, sin ningún tipo de prestaciones por desempleo, o seguros sanitarios y de jubilación. Su radicalización en sus últimos años, lo llevó al extremo de imponerlas por la fuerza de las armas durante la guerra civil, sembrando el terror como un auténtico “delincuente de guante blanco”. 

 

Firma de León García Bernardo

D. León Garcia Bernardo nació en Paracuellos de Jarama el 22 de abril de 1898, hijo de Venancio Garcia y Juana Bernardo. Gracias a las posibilidades económicas de la familia, cursó los estudios de Ingeniera Agrícola en la Universidad de Zaragoza entre los años 1914 al 1917. Al ser la primera promoción de ingenieros agrícolas de España, recibió el título de la misma mano del Rey Alfonso XIII. Una vez de regreso, adopta las ideas progresistas de su entorno, dedicándose a intentar mejorar las condiciones de vida de la mayoría de los vecinos que se dedicaban al campo, aplicando a la par sus conocimientos para el aumento de la producción agrícola. Lo hizo de la mejor manera posible, creando una cooperativa popular en 1920. 

 

            La Cooperativa Popular paracuellense tiene tres promotores, pero el ideólogo principal es León García Bernardo que elaboró y desarrolló todos los artículos de la misma, ya que el borrador al que hemos tenido acceso ha salido de su puño y letra. Oficialmente el 16 de marzo de 1920 se pone en marcha la primera Cooperativa Popular en Paracuellos, aprobándose un reglamento compuesto por 36 artículos y 23 páginas. 

 

El Artículo 1° del Reglamento, trataba de los fines de la Cooperativa:

 

            Se crea con la denominación de (Cooperativa Popular de Paracuellos de Jarama), una Sociedad de cooperación y mutualidad con el objeto de proporcionar a los asociados y sus familias los artículos de primera necesidad, incluida la elaboración del pan sin adulteración alguna en la calidad, con la mayor exactitud en peso y medida y con la posible economía en el precio. Además favorecerá los intereses morales y materiales de sus socios. Esta Sociedad será de duración indefinida y tendrá su domicilio en esta Villa, calle Atarre número 15.

 

No teniendo esta Sociedad más objeto que el mejoramiento moral y material de sus asociados, careciendo en absoluto de carácter político y religioso y estimando que los asociados fuera del seno de la Sociedad son libres de defender las ideas que estimen conveniente a sus convicciones o intereses particulares, quedan prohibidas en las Juntas directiva y general las discusiones políticoreligiosas.

 

 

Esta exitosa unión entre agricultores y ganaderos consigue comercializar y vender sus productos de forma más eficaz, obteniendo un reparto justo entre todos ellos. Llegaron a contar con una tienda de comestibles en el municipio en la que se vendían los frutos de su trabajo en el campo, como pimientos, tomates, repollos, membrillos, berenjenas, acelgas, escarolas, calabacines, patatas, leche, etc. La Cooperativa Popular de Consumo fue un éxito desde el momento de su fundación, con cabida de personas de todas las ideologías, según se refleja en el libro de registro de socios que ha llegado hasta nosotros. Naturalmente, el grueso de los socios que constaban el libro eran obreros del campo, pajeros, hortelanos, pequeños colonos, pastores, amas de casa, peones camineros, algún empleado, obreros manuales y hasta un tranviario. Incluso en 1923 aparecían registrados como socios los maestros D. Francisco Puerta y Dª. Escolástica Riera Chico. Posteriormente, aparecía también D. Manuel Valverde Nieto, médico del pueblo. No aparece en cambio, el cura párroco de la localidad, que según los estatutos tenía reconocida voz en las deliberaciones de la junta directiva, pero no voto. En el libro de registro de socios aparece una anotación a mano que dice: El número del Censo de Cooperadores hasta el 24 de Julio es de 876 individuos. Es decir, prácticamente la totalidad del pueblo. 

 

Había dos formas de pertenecer a la cooperativa: como socio numerario o como socio protector. Los numerarios, tenían que ser los mayores de 20 años o jefes de familia si no tenían la edad. Y los protectores, eran los que hacían donativos de más de 25 pesetas, los que pagaban las cuotas a vecinos más pobres y los que contribuían con su dinero al fomento moral y material de la sociedad. El capital social de la Cooperativa se organizó mediante la compra de los cooperativistas de títulos obligatorios (autodenominados Serie A) por valor de 15 pesetas y voluntarios (Serie B) por importe de 25 pesetas. La cooperativa estuvo en funcionamiento hasta finales del 1936. Los motivos de su desaparición fue que al estallar la Guerra Civil la economía fue de subsistencia y al terminar la misma, los últimos dirigentes fueron destacados miembros republicanos que acabaron encarcelados, fusilados o exiliados. Además, no tuvieron reparos en usar la iglesia como establo y la casa del cura como despacho de comestibles de la cooperativa.

 

Título de socio de la Cooperativa Popular de Paracuellos de Jarama a nombre de D. León García Bernardo. 

Digamos que el momento álgido de su carrera y su radicalización llegó cuando se proclamó la II Republica el día 14 de abril de 1931. A pesar de que en Paracuellos gana con una gran mayoría el monárquico Partido Radical de Madrid con Juan Pi López erigiéndose alcalde el 20 de abril, por una orden del Gobernador Civil del 24 de abril para crear Comisiones Gestoras en aquellos ayuntamientos donde habían ganado los partidos monárquicos, dejaba en suspenso los resultados electorales. Ese mismo día, una Comisión de vecinos compuesta principalmente por socialistas de la Casa del Pueblo, entra en el Ayuntamiento y se hacen cargo de él. Justo al día siguiente, se aprobó la designación para el cargo de Técnico Asesor a D. León García Bernardo. Quedando patente la importancia de este personaje.

 

Ese día la Comisión Gestora aprueba una serie de medidas “urgentes” encaminadas a consolidar la nueva realidad política republicana con una clara inclinación a la ideología de izquierdas:

-  La Comisión Gestora no puede dejar de tener en cuenta la urgencia de quitar todo vestigio Monárquico de los que existan en las vías y edificios públicos; y por ello acuerdan: Suprimir los nombres de la Calle Real y Calle Real de Burgos, sustituyéndolas por los de Pablo Iglesias y Calle de la Libertad respectivamente. Que teniendo en cuenta que en España hace mucho tiempo que no existe constitución (…) en lo sucesivo la Plaza de la Constitución se llamará Plaza de la República y la Calle Chorrillo Baja y Alta se considerará una sola Calle que se llamará Calle de Lucio Martínez, habida cuenta de la acogida que dicho señor dispensó a la agrupación socialista de este pueblo, quedando igualmente acordado el invitarle a la colocación de la lápida correspondiente. D. Lucio Martínez Gil fue secretario general de la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra. A continuación, se expuso una larga argumentación sobre la pobreza del campesinado y de los pueblos y sobre la falta de un reparto de la tierra justo y equitativo y manifestaban: Que esta Comisión Gestora quiere combatir y resolver de forma contundente. Creyendo que el mal del obrero no depende solo de los exiguos jornales con que se le atribuye su trabajo sino de la carencia de tierras. La Comisión decidió investigar las propiedades de todos aquellos terrenos sobre los que existiese sospecha de haber pertenecido al Ayuntamiento y por ello acordaron: El requerimiento al vecindario y de él a los que se crean aludidos por el consiguiente bando y pregón para que en el término de ocho días hábiles a partir del día 27 de los corrientes, a presentar al secretario de este Ayuntamiento la titulación de las fincas que hoy son eriales, y de aquellas que no siéndolo, linde con los dos prados procomunales de esta villa denominados Monte y Ejido. Por último, se acordó: Deslindar las vías terrestres y fluviales, sendas y cañadas que para el servicio de labor y pastos existen en el término así como los caminos de tránsito en el menor tiempo posible. Por último investigar sobre la propiedad de Rondas y solares que dentro de la población existen y para ello requerirán públicamente a todos los poseedores de los mismos, a que presenten los títulos de propiedad en el término de ocho días.

 

 Pero la alegría de la incautación del ayuntamiento por los socialistas, duro poco. Una orden del Gobernador del 5 de junio devolvía la alcaldía a los ganadores. La Republica se había consolidado y ya no era necesaria esta intervención. Sin embargo, la chispa de las reivindicaciones se había encendido por toda España, y Paracuellos no fue una excepción. Los trabajadores del campo se organizaron y reclamaron sobre todo a través de las huelgas, mejoras en sus condiciones laborales con León García al frente de todas ellas.

 

Además, durante el periodo republicano, nuestro protagonista trabajó en el Ministerio de Agricultura, con un importante cargo como vocal del Instituto de Reforma Agraria. Esta institución tenía como objetivo principal la mejora agrícola y la incautación de tierras “muertas” es decir, de aquellas que, aunque tiene propietarios están sin explotar. En 1931 fundó el sindicato UGT en Paracuellos. También era miembro de la Sociedad de Trabadores de la Tierra, adscrita a UGT.

 

Reportaje de la revista el Mundo Gráfico de 1931 sobre la incautación de varias fincas en Sevilla y Córdoba. Una carta de un funcionario del Instituto de Reforma Agraria le comenta a León García lo "guapos y elegantes"  que han salido en la revista. Esta claro que León García está en las fotografías, pero no hemos podido identificarle.


El trabajo en el Instituto de Reforma Agraria que se encargaba de requisar tierras a los grandes terratenientes, le llevo incluso a la cárcel 38 días, desde el 15 de octubre hasta el 21 de noviembre de 1934.  No sabemos el motivo, pero la correspondencia mantenida con algunos amigos y colegas Peritos Agrícolas no lo confirma. Es estas masivas, se solidarizan con él y se asombran de que estuviera en la jurisdicción Militar y que tardaran mucho tiempo en tomarle declaración. Le daban ánimos y esperaban ver pronto en libertar. En otra carta, ya durmiendo el primer día en casa, le comenta su amigo que fue a visitar a su mujer durante la estancia en prisión “¡no sabe qué impresión tan fuerte de dolor me produjo el día que fui a verla ¡su señora debe de ser una santa y una buenísima esposa, ella y sus amigos de usted han trabajado como verdaderas fieras hasta lograr su libertad" y terminaba deseando “unos cuantos años de trabajos forzados los piadosos y honrados culpables” Nótese el tono irónico de esta última frase.

 

Estos hechos y que fuera una de las pocas personas con estudios superiores, hizo que León se ganase buena fama y gozara de una gran reputación entre los vecinos de izquierdas que le veían como un auténtico mesías que les iba a sacar de la pobreza en la que vivían. Aunque al estar continuamente viajando por motivos laborales, la intervención en la política paracuellense de este periodo, la hacía a través de las órdenes directas a algunos compañeros concejales y de la Casa de pueblo.

 

Según el historiador Juan de Á Gijón Granados, que ha hecho un extenso trabajo de investigación bajo el titulo “Los presos de Madrid en 1936” y del que recomendamos fervientemente su lectura para todos aquellos que quieran profundizar y saber más sobre lo que pasó con los presos de las cárceles de Madrid así como de la represión  de vecinos derechistas en  Paracuellos (con nombres y apellidos) y otros pueblo de la retaguardia republicana, León García se convirtió de facto en Alcalde en la sombra, sobre todo al estallar la guerra.

 

La Guerra Civil hace que el gobierno gire hacia las ideologías de izquierdas de las que recibe ayuda, principalmente el ideario comunista de la URSS, lo cual no es ajeno al trabajo que realiza el Instituto de Reforma Agraria, que crea los llamados “equipos volantes” que no eran otros que brigadas de individuos que se dedicaron a expropiar las tierras a los agricultores de derechas, asesinándolos directamente si se resistían. Para cumplir sus fines se idea un sistema para evitar las posibles represarías sobre los miembros de actuación, simplemente no actuaban en su municipio, de esta forma se complicaba cualquier investigación al respecto. Sin pisar el pueblo, las órdenes que León daba se ejecutaban inmediatamente por un grupo de camaradas. Sin embargo, el 18 de noviembre de 1937 León es destituido, según Juan de Á Gijón por las tropelías que estaba cometiendo “aprovechando su posición y la de los equipos volantes para asesinar civiles y robar en beneficio propio y de sus colaboradores más próximos” por eso el ministro de Agricultura decide cesar a su funcionario más sanguinario junto con un centenar de obreros del Sindicato de los Trabajadores de la Tierra de Madrid. Estos tendrían que haber acabado en la cárcel por sus crímenes, pero fueron silenciados por la propaganda republicana seguramente con la complicidad de algún mentor dentro del Ministerio. Su cese no impidió seguir cometiendo tropelías.

 

En Paracuellos, nada más estallar la guerra, se crea una colectivización marxista denominada “EL RESCATE” al estilo de la que los trabajadores del Caserío de Belvis crearon en su momento. Pero con una diferencia, la incautación de tierras a los grandes terratenientes de Paracuellos conlleva la obligación del trabajo en ellas a los vecinos de derechas, según consta en denuncias posteriores. El nombre del Rescate no es casual, en muchos de los documentos que hemos podido ver sobre él y durante su etapa de trabajo del Instituto de Reforma Agraria, con la pretensión de una ambiciosa reforma a base de la incautación de fincas y tierras muertas para crear cooperativas populares en todos los pueblos de España, cuando conseguía su propósito ponía al final del documento: ¡Rescatada! Un símbolo claro de lo que pretendían. Estas incautaciones no las hacía en época de siembra que acarreaba gastos de inversión, sino al finalizar la cosecha. 

 

"Adquisición" de propiedades por la sociedad "El Rescate"

El caos que generó la Guerra Civil, especialmente tras su destitución en el Ministerio de Agricultura, en Paracuellos nada se movía si León García no daba una orden expresa, durante esta época se le conoce con el alias de “La Fiera”.  Tenía a su cargo una camarilla de personas que obedecían ciegamente lo que les mandaba. Hay testimonios que le acusan de ser el responsable político directo de la muerte del comercial Arturo de la Peña, del cura D. Celestino Gallero, de su ama de llaves Dorotea Romero y del intento de asesinato del juez municipal Francisco Muñoz Juan. Además, se le acusa de la muerte de la vecina Doña Prudencia Municio García ahogada en el pozo que tenía en el patio de su propiedad, donde hallaron el cadáver. La versión oficial es que le sobrevino una pérdida de consciencia mientras sacaba agua. Prudencia, estaba soltera y era propietaria de multitud de tierras, motivo por el que tuvo acaloradas discusiones con León tiempos atrás. Hay testimonio de una terrible muerte de un pariente suyo, vecino de Ajalvir que al parecer León le debía dinero, y que nos hace sospechar de hasta donde fue capaz de llegar en su locura.

 

 De Ajalvir nos ha llegado el testimonio de Casimiro Cava, un industrial que tuvo que huir del pueblo y esconderse en Madrid hasta el final de la guerra. Cuenta que su padre y hermano fueron detenidos y más tarde asesinados por una veintena de milicianos que dijeron recibir “ordenes de León” y que debían incautar todos sus bienes muebles. Bienes que según ellos, eran llevados a la casa que León tenía en Madrid para ser cambiados en el mercado negro por otros productos. A veces el Ingeniero acompañaba a estos milicianos en estas incautaciones de tierras, y aconsejaba a los desposeídos de esas tierras, “que eran suyas” aconsejándoles no hablar porque “irían donde están las víctimas”. Hasta el final de la Guerra siguió cometiendo abusos de poder en Paracuellos y municipios limítrofes que dan cuenta muchos testimonios de vecinos recogidos en el Archivo de la Causa General. 

 

Cuando el ejercito sublevado gana la Guerra, la represión hacia los destacados dirigentes republicanos fue brutal. Se trató de limpiar España de personas contrarias con el nuevo régimen, y en su empeño, pagaron incluso inocentes que nada tenían que ver con delitos de sangre, pero que asumieron cargos públicos. En juicios sumarísimos se acabó con la vida de personas en las tapias de los cementerios, al igual que anteriormente otros fueron también asesinados en descampados y cunetas, todos por la ideología política o religiosa, o para quitarles las tierras como lo hacía el Ingeniero, o por venganza como ocurrió posteriormente.

 

La suerte que corrió León Garcia Bernardo también suscita cierta controversia ya que hay varios testimonios orales que dan cuenta de ello.  Una de estas versiones asegura es que fue detenido en Alicante cuando intentaba salir del país junto con tres vecinos de su círculo de confianza, Pedro Velasco, Francisco Martin y Evaristo Díaz. Fueron llevados al campo de concentración de Albatera, y allí reclamados por las autoridades municipales, fueron declarados culpables y condenados a muerte. Según la tradición oral, fueron llevados al paraje de los cuatro pinos donde se había llevado a cabo los fusilamientos de presos de las cárceles de Madrid, y cuando iban a ser fusilados les preguntaron si tenían alguna última voluntad, León dijo que quería un cura para confesar y que el oficial que dirigía el pelotón tuvo que desistir, volviéndolos a llevar al pueblo y acabaron en la cárcel. Y que tras salir de la cárcel unos años después, murió en Madrid donde residía. Otros, en cambio cuentan que, al terminar la guerra, se escondió en un zulo en su casa de Paracuellos y que murió de una infección por tifus (Salmonella typhi) un mes después porque no pudo ser socorrido. 

 

Lo más probable por cómo actuaba el régimen franquista, es que fuera detenido en Alicante junto a los compañeros antes mencionados y encerrado en el campo de concentración de Albatera, reclamados por la justicia de Paracuellos, para posteriormente ingresar en la madrileña cárcel de Porlier donde murió al poco de entrar (quizás por tifus) y no pudo ser juzgado por sus crímenes. El resto sí fueron juzgados y condenados a morir fusilados en las tapias del cementerio de la Almudena, donde también estaría enterrado León. La familia García frenó en seco todas estas especulaciones que corrían en el pueblo sobre su encierro en un zulo, en la cárcel o en su domicilio en Madrid. León estaba casado, pero no tenía hijos. Después de la guerra, su mujer se fue a vivir con una hermana al entonces pueblo de Canillejas. 

 

            Hemos visto en esta historia la dicotomía del ser humano, como las situaciones hace que se saque lo mejor y lo peor de las personas. Una autentica versión real de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Sin embargo, a León debemos reconocerle en sus inicios como una persona que, sin duda, ayudó mucho en la mejora y bienestar de la vida de todos los vecinos de Paracuellos. Un auténtico regenerador de la mejora de la producción agrícola y un luchador incansable, en el buen sentido de la palabra, de las clases más desfavorecidas, creando la formación del sindicato UGT, para con su figura al frente, dar cuenta de todas las reivindicaciones obreras de la época. Creyó que con la llegada de la II República iba a conseguir una mejora en las condiciones de vida y producción agrícola con la incautación de las tierras baldías en manos de terratenientes al entregarlas al campesino. Como funcionario, fue un miembro activo en la ejecución del proyecto, implicándose totalmente en el empeño. Acumulo tal poder que, en ese escenario perfecto de genuina locura colectiva que fue la Guerra Civil, actuó como un auténtico sicario sin escrúpulos, que no le importó robar o matar con el fin de conseguir sus objetivos y eliminar adversarios. 

 

Pretendemos con este artículo animar a realizar una reflexión sobre a lo que conduce la polarización y el odio. Hablar de uno de los pasajes más horrorosos de nuestra historia local, que todavía levantan ampollas en determinadas personas, y especialmente en apellidos de sobra conocidos en nuestra localidad y que han sido testigos de las injusticias y aberraciones por situarse en uno u otro bando político. Pero la realidad no es esa, desde el primer momento hemos encontrado apellidos “de toda la vida” y de todas las ideologías, mezclados, conviviendo sin problemas. Es muy sencillo de explicar, resulta que todos nosotros somos descendientes de todos aquellos, de los unos y de los otros. Que en casi todas las familias encontramos familiares que estuvieron en uno u otro bando, e incluso en ambos lados ideológicos. No existe ideología buena o mala, en este caso sólo actuaciones pacificas o violentas. Y lo más importante, esas familias antes y después, se han ido mezclando por la fuerza más poderosa que mueve el mundo, el amor. Un ejemplo práctico de lo que hablamos, da cuenta en su libro Juan de Á Gijón, recogiendo el testimonio de D. Francisco García Ramos, que le contó cómo el exalcalde monárquico y de derechas Jesús Domínguez, que tuvo que huir a Valencia para escapar de las manos de León García, no pudo ver más tarde la unión de estas dos familias “enfrentadas” a través de un matrimonio. A pesar de las dificultades que las hubo, venció el amor. 

 

Como Cronistas Oficiales no podemos obviar o dulcificar una parte de nuestra historia. Está muy lejos de nuestra intención herir sensibilidades o levantar antiguos rencores como si lo que hicieron o dejaron de hacer nuestros familiares en un contexto bélico fuera culpa nuestra y condicionara nuestra existencia actual. ¿Absurdo verdad?  Solo son protagonistas de nuestra historia y forman parte de ella, para lo bueno y para lo malo. Recuperar su historia, es también recuperar nuestra identidad y dignidad como pueblo. 

            

Javier Nájera Martínez y Luis Yuste Ricote

Cronistas Oficiales de Paracuellos de Jarama (Madrid)


Bibliografía:

 

-GIJÓN GRANADOS, J. A. (2020). Los presos de Madrid en 1936: la historia de las ejecuciones extrajudiciales de las cárceles del Gobierno Largo Caballero en los alrededores de Madrid. Ediciones Espuela de Plata, Madrid. 

 

- NÁJERA, J. & YUSTE, L. (2016).  Historias de Paracuellos de Jarama. Ayuntamiento de Paracuellos de Jarama, Madrid.

 - Causa General (1940). Portal de Archivos Españoles. URL: https://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/description/2600914 [Consulta 12/12/2024].

 

 

 

 

 

 

                        

 

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