El pueblo de Rejas y el caserío de La Muñoza

 Los vecinos de Paracuellos disfrutamos todos los días de unas privilegiadas e impresionaste vistas del skyline de la ciudad de Madrid. En un día claro podemos ver gran parte del valle del Jarama a su paso por nuestra localidad. De este a oeste divisamos partes de los términos municipales de Coslada, Barajas, Alcobendas, San Sebastián y más atrás, localidades de la sierra de Madrid. Pero lo que sin duda apreciamos en su inmensa totalidad es el aeropuerto Adolfo Suarez de Barajas. Se puede  apreciar con claridad los diferentes aviones que aterrizan o despega constantemente, las pistas, las terminales, los aviones aparcados, así como los diferentes vehículos auxiliares. Los que tenemos cierta edad aún recordamos cómo era el aeropuerto antes de la ampliación, antes de los túneles. Pasado el puente del río, había una gran extensión llena de cultivos de cereal, los postes de señales visuales y luminosas para guiar a los aviones a la pista, algunas pequeñas empresas manufactureras, algunas huertas y un cruce para ir a Alcobendas antes de llegar al pueblo de Barajas. 

Sin embargo, la historia del aeropuerto empezó en abril de 1931 con una pequeña terminal. ¿Y qué había antes en esos inmensos terrenos? Si nos pudiéramos trasportar al pasado, en plena edad media, contemplaríamos a parte de varios molinos para hacer harina en la orilla del río, un pequeño pueblo situado al comienzo la pista que están más cercanas a la A-2 a la altura de San Fernando. Este pueblo se llamaba Rejas y contaba a parte de una pequeña iglesia, con un convento de Hermanas Clarisas. 

Las referencias más antiguas a esta población se hallan en el Fuero de Madrid, otorgado en 1202 al concejo madrileño por el rey Alfonso VIII. Esta pequeña aldea recibió su nombre del arroyo que pasaba por allí. Empezó como un caserío que fue ampliado con el tiempo con más pobladores por repartimiento. Se mantuvo como una pequeña aldea hasta 1469 momento que los Condes de Barajas, Pedro Zapata y su mujer Catalina Manuel de Lando, deciden la construcción del convento de Santa Clara en Rejas con hermanas provenientes del Convento de Zafra (Badajoz). 

Plano de la barca de Viveros. 1668.

Gracias al convento, Rejas llegó a tener cierta importancia. Sin embargo, resultó ser lugar muy insano por la proximidad del río Jarama que ocasionaba graves enfermedades a las hermanas, así como las incomodidades del edificio, llevaron a las monjas a solicitar un traslado que se efectuó en 1551. El abandono de las religiosas constituyó un motivo de decadencia, sufriendo un progresivo éxodo de habitantes, pasando de contar con 84 vecinos a finales del siglo XVI, a 56 habitantes en 1631 y a tan solo 15 en 1752.

 

El lugar de Rejas fue aldea realengo perteneciente a la Villa de Madrid, que caía en el Reino de Toledo, y pertenecía al arzobispado de ese reino. Rejas era una aldea basada en la agricultura siendo el grano su principal producción, lo que llevó a la pequeña población a vivir una breve recuperación en su población, llegando a 30 habitantes en 1827. Por esos años contó con ayuntamiento propio, perdiéndolo en torno a 1835 para ser agregado a Barajas. A partir de ahí comenzaría su definitiva decadencia, hasta desaparecer y convertirse en un despoblado. Hoy sus restos descansan bajo las pistas, aunque su nombre ha perdurado en el tiempo como un barrio del distrito madrileño de San Blas/Canillejas.

 

LA MUÑOZA.

 

Muy cerca de Rejas se encontraba un caserío, conocido desde el año 1202 como de Juan Muñoz alía entrada in el aldea de Belenego et de Iohannes Munoz; et alia entrada inter arroio de Regas et de Ihoannes Munoz et Atarafal (Otro abrevadero está en la aldea de Belengo y de Juan Muñoz; y otro entre el arroyo de Rejas, el caserío de Juan Muñoz y el Atarafal).

 

Con el paso del tiempo, el nombre del lugar acabaría derivando en La Muñoza, con el que sería conocido desde entonces. Se hallaba junto al arroyo de Rejas, muy cerca del punto en que este desemboca en el río Jarama. Su historia está muy relacionada con la de la aldea de Rejas, perteneciendo la finca a Catalina Manuel de Lando, quien cedió el terreno de la Muñoza al mencionado Convento de Monjas Clarisas que incluían tierras de labor y un molino harinero de cuatro piedras, con cocina para los arrieros, varias cuadras y un pequeño edificio conocido como Casa del Vaquero.

 

La desamortización llevada a cabo por Juan Álvarez Mendizábal en 1836 despojó a las religiosas de sus terrenos, saliendo el molino en subasta pública en enero de 1837. Poco después se ponían en subasta las huertas y pastos de la finca. A mediados del siglo XIX, los terrenos de La Muñoza y el molino en ellos incluido pertenecían a la Duquesa de Castro Enríquez, siendo el lugar en que pastaban las reses destinadas a lidiarse en las plazas de toros de Madrid y de los pueblos cercanos. Algunos vecinos de Paracuellos consiguieron trabajar como vaqueros llevando a lomos de caballo y con pica los toros de lidia por los prados a las diferentes localidades.

Años después, La Muñoza pasó a manos del ganadero José Salvador García de la Lama, entre cuyas posesiones se encontraba en agosto de 1936, cuando la finca fue incautada por el Instituto de Reforma Agraria, junto a otros terrenos propiedad del mismo dueño. Finalizada la contienda, pasó a manos de su hija María de la Paz García de Lama Álvarez de Villamañán, siendo un lugar habitual de fiestas de la alta sociedad de la época, entre cuyos invitados no faltaban destacados miembros de la aristocracia y de las distintas casas reales europeas. 

 

La elección de los toros del Duque de Veragua en la Muñoza

Manuel Benítez El Cordobés, que en un principio se hacía llamar El Palmeño, el joven cordobés dormía al raso en el lavadero de Paracuellos de Jarama y cuando el hambre apretaba, se comía hasta las gallinas enfermas. Llegó a nuestro municipio allá por el año 1957. Por la mañana trabajaba de albañil con su apoderado D. Luis Gómez y por la noche entrenaba el toreo con los toros de La Muñoza.

 

A finales de 1971, La Muñoza fue adquirida por Iberia para la ampliación de su zona industrial, levantándose allí diversos hangares y talleres, función que desempeña en la actualidad. El Caserío que servía de vivienda a los antiguos dueños de la finca, se encuentra todavía en el interior de dicha zona actualmente rehabilitado como centro de reuniones de la compañía española. 

 

Como vemos al echar la vista atrás, la imparable evolución humana a la que estamos asistiendo, se vayan por delante y para siempre restos de nuestro pasado. Es tarea nuestra que no caiga en el olvido. Nuestra esperanza es que cada vez que te asomes a algún mirador de Paracuellos, te acuerdes de esta historia y se la cuentes a los que te rodean. Diles que antes de que este enorme aeropuerto internacional estuviera, hubo un pequeño pueblo que se llamaba Rejas y un famoso caserío, La Muñoza. 

 

 

Javier Nájera y Luis Yuste.

Cronistas Oficiales de Paracuellos de Jarama.

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

 

- Archivo de Villa de Madrid. Barca de Viveros, c. 1688 (ASA, 3-110).

 

- CABANILLES, A. (1852). Memoria sobre el Fuero de Madrid del año 1202 a 1852.

 

- FOTOMADRID (s.f.). Lugares y aldeas en torno a la villa de Barajas. URL: https://www.fotomadrid.com/verArticulo/216 [Consulta 22/11/2025]

 

- GARCÍA GUERRA, M.E. y VICIOSO RODRÍGUEZ, M.A. (1993): Relaciones Topográficas de Felipe II: Madrid.

Trascripción de los manuscritos, Volumen 3. CSIC.

 

- MUSEO DEL PRADO. (s.f.). La elección de los toros del Duque de Veragua en la Muñoza. URL: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/la-eleccion-de-los-toros-del-duque-de-veragua-en/a118cec0-5f6b-4c09-ad75-46ece2e35d41 [Consulta 22/11/2025]

 

- NÁJERA MARTÍNEZ, J.; YUSTE RICOTE, L. (2016): Historias de Paracuellos de Jarama. Ayuntamiento de Paracuellos de Jarama, Madrid.

 

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