ParaEllas 1: Escolástica Riera Chico.

 Siendo hoy 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, queremos recordar a esas grandes luchadoras; y a las que han pasado desapercibidas, ya que no tienen una calle, una plaza en su nombre, por estas mujeres como nuestras abuelas y tatarabuelas y anteriores generaciones olvidadas. En un mundo donde, generalmente,  la historia la escriben los hombres, las mujeres son relegadas a un papel secundario. Pocas son las que a lo largo de la historia han sido protagonistas de hechos por lo que son recordadas.  Sin embargo, a lo largo del tiempo, ha habido muchas que han roto las cadenas que su sexo las tenía preparadas y se han hecho un hueco en los libros de historia.

En Paracuellos tenemos muchísimas mujeres ejemplo de sacrificio y abnegación, que en las condiciones más duras y difíciles han sacado adelante a sus familias. Pero muy pocas las que han obtenido el premio del reconocimiento público. He aquí nuestro reconocimiento para tres mujeres que han aportado mucho a nuestra historia, y que iremos mostrando apuntes históricos de ellas a lo largo de este mes. Estas mujeres son la matrona Doña Antonia Hérranz, Doña María Rita Sánchez de la Mata Moreda, y Doña Escolastica Riera Chico maestra. Empezaremos por la primera.

 

 


Dª. Escolástica Riera Chico (Cuenca 1888  - Madrid 1958) fue una profesora de niñas que dejó un imborrable recuerdo entre sus alumnas de la posguerra, pero también entre todos los vecinos.  Dª. Escolástica ejerció su profe­sión con diligencia durante la época de la Restauración, de la dictadura de Primo de Ribera, de la República, de la Guerra civil y de la época franquista. Sus casi cuarenta años al frente de la escuela la auparon a la categoría de superviviente nata, sin duda una gran mujer en una época en que no era fácil serlo. Fue muy querida y respetada por todos y eso le valió el reconocimiento en dos ocasiones. La primera en 1953 cuan­do recibió un premio de 1000 pesetas, de un presupuesto 50.000 pesetas, que se ha­bía destinado a premiar a todos aquellos maestros de enseñanza primaria de la pro­vincia que más se había distinguido en su labor de la enseñanza pública durante el curso escolar del año anterior. Y la segun­da, el 26 de marzo de 1958 cuando en una sesión extraordinaria del Ayuntamiento y con motivo de su jubilación, se le recono­ció su gran labor como profesora. 

 


Según D. Vicente Valero que la conocía bien porque fue su sobrino y convivió algún tiempo con ella, Escolástica disponía de un humor extraordinario. Y gracias a sus memorias que dejó por escrito, conocemos un trágico episodio que aconteció durante la Guerra civil: Mis tías Escola y Amparo vivían en el pueblecito de Paracuellos del Jarama, a 18 kilómetros de Madrid. Mi tía Escolástica fue maestra de niñas durante varias generaciones. Fue persona muy apreciada y respetada en el pueblo, donde se trataba igual con ricos que con pobres. Era inteligente y alegre. También muy religiosa, hasta el extremo de que, de no haber sido maestra, hubiese sido monja. Tenía en su casa una gran colección de imágenes y crucifijos que, en la guerra civil, por consejo de los líderes socialistas de allí tuvo que quemar en el corralillo de su casa, ayudada por mí. Ellos mismos la salvaron también del ‘paseo’ en 1936: sobre ella pesaba una venganza del contratista de obras de las nuevas escuelas del pueblo, ya que puso objeciones a la edificación, y como luego se demostraría, ella llevaba toda la razón. 

 

El hijo de Vicente, del mismo nombre que su padre, es un escritor afincado en Ibiza. En 2016 publicó un libro titulado: Los extraños de la editorial Periférica, y en él se incluye un retrato aproximativo sobre la figura de Ramón Riera Chico, el hermano pequeño de Escolástica, que fue comandante republicano que acabó exiliado en Francia hasta su muerte, bajo el título de La tumba del comandante Chico. Nos puntualiza que su padre insistía en que a pesar de los peligros que la acechaban: al ser tan querida por todos, la gente de izquierdas procuró protegerla al máximo, ya que ella era muy, muy católica, como ya se indica en el texto y corría ciertos peligros.... Aunque sin vocación de mártir, por lo que parece, añado yo...

 

Sin embargo no creemos como relata Escolástica, que detrás de su intento de “paseo” en 1936 estuviese el contratista. Las obras fueron adjudicadas durante la dictadura de Primo de Ribera, siendo el responsable del Ayuntamiento D. Jesús Domínguez Muñoz que durante la guerra tuvo que exiliarse a Valencia porque su vida corría peligro, al ser una persona de “derechas y monárquico”. Lo que ocurrió más bien es que Escolástica sufrió en sus carnes el problema de las grietas que aparecieron cinco años después de haberse inaugurado el edificio, en el ala del edificio donde estaba su habitación y el aula de las niñas. Por eso el 16 de diciembre de 1933 en plena República y con un gobierno de centro derecha gobernando en Paracuellos, un inspector escolar llamado Francisco de la Pezuela denunció los hechos a las autoridades educativas, puede que por mediación de ella al ver que nadie tomaba cartas en el asunto. Creemos más bien lo contrario, que Escolástica debió de quedar en buen lugar ante “las gentes de izquierdas” del pueblo por esa defensa o denuncia de los hechos. Cuando estalla la guerra y se producen las represalias contra los más significadas personas de derechas en Paracuellos, no fueron muchos los muertos en comparación con otros pueblos, aunque si hubo muchos exiliados. Pero los muertos más significativos fueron el cura y su ama de llaves. Y los mayores destrozos se los llevo la iglesia, que fue fuese saqueada, profanada las sepulturas, usada como establo y lugar de descanso de las tropas en tránsito, y la casa del cura usada como despacho de comestibles de la Cooperativa, etc. Lo lógico por tanto, es pensar que esa devoción suya le hizo estar en el punto de mira de todos lo que consideraban retrógrado ser cristiano practicante. Puede incluso que Escolástica tuviera sus razones para afirmar esto, que tuviera argumentos para llegar a esa conclusión, o que buscase algún motivo racional para justificar que alguien quisiera acabar con su vida, como si las guerras fuesen racionales. No lo sabemos… En cualquier caso, ese respecto y admiración del que gozaba entre los vecinos y que rayaba la veneración, le permitió sobrevivir a todos estos avatares de la vida.

 


De Doña Escolástica no ha llegado un discurso que leyó el día de la inauguración del Ayuntamiento/Escuelas el 8 de abril de 1928. Como recoge la prense del momento, a la inauguración asistió el Gobernador Civil de la Provincia, el delegado del Gobierno, el director provincial de enseñanza y la corporación municipal al completo, así como el cura párroco que bendijo el edificio. Lo transcribimos tal cual porque creemos que el sentimiento que puso la maestra sigue vivo en los que hoy en día se dedican a la enseñanza:

Excelentísimo señor: respetado y digno Jefe; dignísimas autoridades locales; distinguidos y patriotas invitados; distinguido compañero; muy querido pueblo de Paracuellos.

A pesar de mi escaso saber, de mi notoria insuficiencia, no he de excusar mi pobre palabra en este acto; escrito porque bien sabéis –los que me conocéis- de mi nulidad como oradora. Pero yo maestra, quiero elevar, por mis niños y por mi sencilla y modestamente – como cosa mía – un canto a la escuela y unas palabras de gratitud a los aquí congregados.

¡Salve escuela! ¡Taller mío, ilusión de esta pobre y modesta maestra que tanto suspiró por ti para sus niños! ¡Por fin te alzaste! ¡Por fin alzas majestuosa y serena tu frente, frete al Sol, en esta sencilla plaza castellana y junto a la Casa de Dios!. No en frente. Así. El templo de la divinidad más alto que tu; tu templo del saber más alto que el pueblo…

Así, así debe de ser la vida. En el más alto plano, Dios. En plano menos elevado, el saber, la escuela. En más bajo Plano, llano, tranquilo, sano, lleno de amor y de paz y de fe la vida cotidiana.

Recientemente he leído en un libro que para que un pueblo tenga buena escuela, basta con que tenga un buen maestro, y, para algunos, desgraciadamente, esta afirmación es poco menos que un axioma. Gran error es este, señores, porque así como las ciencias y las letras, en el maestro podríamos decir que son el buril y el martillo del escultor o el pincel y la paleta del pintor, así la escuela material, es el local, el taller en una palabra, en donde aquellos artistas plasman su genial y valiosísimo arte legándolo al mundo. Así, también es la escuela material, el escenario que precisa el artista físico y el dramático para que enriqueciendo su arte, nos hagan sentir diferentes y encontradas sensaciones.

Como cosa material, la escuela, necesita reunir condiciones de capacidad, comodidad e higiene en general, porque en ella han de vivir muchas horas del día nuestros hijos; en la mía vuestras hijas, las madres de la España del mañana que, si precisan del saber también necesitan un amor y robusta naturaleza. ¡Que el saber y la fortaleza física, junto con la moral, son virtudes que convierten en rico y poderoso a un pueblo!

La escuela Nacional, bien dotada y única cobijando a los hijos de todos los españoles, sería el mejor molde del tan necesario espíritu Nacional, de la verdadera e imprescindible educación ciudadana, y será, también la piedra fundamental de la unión del afecto del amor- ¡que tanta falta está haciendo!- entre pobres y ricos. Porque, señores, la escuela Nacional, bien dotada, es el taller desde donde el artista-maestro, modula los espíritus, guía, fortalece y desarrolla las inteligencia que al unísono de los corazones selectos, fundirán en el trabajo el sueño futuro del más grande de los pueblos, del pueblo español.

De todo esto vosotros, ayuntamiento y pueblo de Paracuellos, habéis dado cuanto se os ha pedido (Demostrando con vuestra ejemplar conducta cuanto pueden ayudar los pequeños pueblos a la obra de engrandecimiento Nacional llevada a cabo por el Gobierno de S.M.).

¡Vivid satisfechos, nobles autoridades y vecinos de Paracuellos, que no es un pedregal en donde habéis sembrado! ¡No!. Podéis estar orgullosos de vuestra tan necesaria como meritoria y hermosa obra. Necesaria, por constituir un sacrificio; hermosa, por comenzar desde el mismo momento a rendir beneficios este vuestro sacrificio en la salud y cultura de vuestros hijos; y necesaria, meritoria y hermosa en fin, porque habéis aportado vuestro más importante grano de arena a la más trascendental e inaplazable de todas las reforma, la de la escuela primaria, firme y única base del progreso de un pueblo.

Para mí, como maestra española, es hoy, el segundo gran día de mi carrera. Solo he prestado mis servicios en Abonades (Guadalajara) y aquí. En aquel, los ochenta y tantos vecinos que componían el pueblo, levantaron el mejor de los monumentos al saber. Levantaron nueva escuela. Aquí, vosotros, también lo habéis hecho, y como aquellos, meritísimamente, por el propio esfuerzo, sin dentellar las arcas del tesoro nacional. Por esto, con la mayor emoción y con la más absoluta convicción yo proclamo, que los pueblos españoles llenos de amor, de ardiente patriotismo, pero faltos de ejemplo y, sobre todo de espíritu impulsor, cuando ven aquel y encuentren este, si son pobres, responden con su trabajo que es su pan, poniendo en su respuesta el alma y hasta la vida. ¡Por esto es grande e inmortal amadísima España!

Mi gratitud, mi inmenso cariño, que se traducirá en los mayores vecinos para con sus nuevos hijos – mis queridos niños, para vosotros, bondadoso y ejemplar pueblo de Paracuellos.

Mi gratitud también, y más aún mi admiración para nuestro Alcalde Don Jesús Domínguez, alma y eje de esta honrosa obra, que humilde y sencillo hijo del trabajo suyo es también por su inteligencia, por su infatigable y emprendedor espíritu y por su gran amor al pueblo donde nació digno de figurar grato e imborrable en la memoria de todos.

Mi particular gratitud a la que seguro juntaseis la vuestra honorables autoridades y pueblo, para bien hechora Srta. Dña. Antonia Herranz que, a más de la parte que en la general cooperación le corresponda, ha donado mil pesetas a la escuela de niñas, para que se inviertan en nuestro material escolar, aumentando, adornando así, con su particular peculio, esta hermosa obra de todos, llevada a feliz término en bien de la cultura y la salud de los hijos de Paracuellos. ¡Díos y los hombres de mañana al saber los frutos de esta sementera, bendecirán el nombre de tan predilecta hija de Paracuellos, como lo harán con todos los de esta generación! Yo, por mi parte, ya lo hago, rindiendo tributo de mi mayor admiración y agradecimiento.

Siendo el más grande testimonio del subordinación, respeto y agradecimiento al Exmo. Señor gobernador Civil, que al honrarnos a todos con su presencia, repite una vez más su amor a la provincia, su interés por la enseñanza y por las cosas grandes o chicas de la capital al más pequeño caserío; y cuando para manifestar todo esto, como él lo hace, hay que lanzarse a viajar como y por donde sea, arrastrando peligros y molestias, se hace Patria; y cuando se hace patria, se merece la gratitud, el respeto y el cariño de todos.

A mis respetado Jefe que celosísimo de su necesaria e importante misión, ha pedido incesantemente mejores escuelas para sus maestros, o lo que es lo mismo, más cultura y más músculos y pulmones para los niños españoles. ¡Que he de decir!; la emoción, la alegría mutua, es la de él. Como para nosotros, es para él hoy, uno de los días de mayor satisfacción de su vida, y con él nosotros llenos de contento al rememorar allá en el fondo de nuestra memoria los días grandes de nuestra historia patria incomparable; aquellos lejanos y dorados días de Viriato… de Covadonga… de Granada… De Colón… del el “manco de Lepanto” con su inmortal “Quijote” y tantos y tantos más y cuando, paralelamente a la rememoración vemos con los ojos de la conciencia, los actuales y prometedores días de nuestro gran Gobernante del propulsor, del vidente gran caudillo el Exmo. Señor D. Miguel Primo de Rivera, y, cuando por asociación de ideas miramos con mi jefe este nuevo edificio, él con nosotros y todos con él, henchidos los pechos y alegres las almas, vemos el férreo y sonriente porvenir de nuestra adorada España de nuestra amadísima Patria.

He dicho.

Escolástica Riera. Maestra Nacional.

 


Y de auténtico “milagro” podemos calificar la obtención de las fotos  que tenemos de la profesora. Para su búsqueda, en primer lugar lo hicimos entre sus alumnas, que si bien todas la recordaban con mucho cariño y admiración, ninguna conservaba una foto de ella. Averiguamos que estuvo viviendo en la casa de maestros de Paracuellos aunque tenía su residencia en Madrid. Las pesquisas en la capital nos llevaron hasta la Universidad Complutense de Madrid que es la depositaria de los archivos de la extinta Universidad Central donde estudió Escolástica en 1900. Por desgracia, los documentos de aquella época están muy mermados a causa de la Guerra Civil y no tuvimos suerte. Una llamada a los servicios funerarios nos localizó el lugar exacto de su sepultura en el cementerio de la Al­mudena. Allí descubrimos que la sepultura, por el estado en que encontramos la lápida, llevaba muchos años abandonada y que falleció tan sólo un mes después de su jubilación. Descubrimos también, que falleció soltera, que está enterrada junto a dos de sus hermanas y que su madre también había sido maestra. La última de las hermanas en morir, en 1965, se llamaba Dª María Patrocinio y consta en la inscripción de su lápida que dejó viudo a un tal señor Vento. Como en Madrid “afortunadamente” sólo hay quince Ventos (apellido de origen italiano poco común), los llamamos a todos pero con resultado negativo. Volvimos a los funcionarios del cementerio y, gracias a ellos, supimos que la sepultura había sido pagada por un tal Ramón. Al informar de ello a sus alumnas descubrimos también la existencia de un hermano de Ramón, llamado Vicente. Ambos solían ir con su tía a Paracuellos con cierta frecuencia. Cuando ya teníamos suficientes datos de estos sobrinos de Escolástica y estábamos sobre la pista buena, nos pusimos en contacto con las oficinas donde se hace el DNI, con hacienda, incluso los buscamos en las Residencias de Mayores de Madrid. En todos los casos resultó infructuoso. La conclusión que sacamos, llegado a este punto, fue que sólo cabía esperar que ambas personas hubiesen falle­cido o emigrado a otro país. Sin embargo, nos resistíamos a pensar que nadie en Paracuellos u otro lugar conservasen alguna de estas fotos que con tanto empeño buscábamos. Por eso, a primeros de febrero de 2014 hicimos un último llamamiento desesperado en internet a través de Paracuellosdigital para ver si teníamos la suerte de que algún vecino se hiciera eco de nuestra petición. Pero a pesar del interés suscitado, no hubo respuesta positiva y a finales de ese mes, arrojamos la toalla dando por concluido el asunto. Sin embargo, dos meses después en plena Semana Santa, ocurrió algo inesperado, un email que nos anunciaba que un señor llamado Vicente Valero era familiar directo de Escolástica y que tenía fotos de ella. El señor Valero entró por casualidad a buscar datos de un hermano de Escolástica que fue aviador republicano y del que está haciendo su biografía. Así fue cómo el domingo de Resurrección teníamos en nuestro poder las ansiadas fotos. El error fue suponer que los dos hermanos Ramón y Vicente, eran hijos de la viuda de Vento y por tanto llevaban ese apellido. Nos aclaró que la viuda de Vento tampoco había tenido descendencia, que Escolástica había tenido tres hermanos más y que una de ellas era su madre. Vicente Valero que se llama igual que su padre, resultó ser el hijo de ya fallecido sobrino de Escolástica. Esto que les contamos es para que sirva como ejemplo lo complejo que ha sido en muchas ocasiones la búsqueda de nuestra historia.

 

A principios del 2016 y gracias al empeño de dos jóvenes vecinos (que por cierto, un par de años después fueron nombrados Cronistas Oficiales) el nombre de Escolástica fue incluido en una lista que elaboró la Concejala de Educación, Doña Almudena Gómez, con cuatro candidatos para bautizar al nuevo colegio público de Educación Infantil y Primaria que la Comunidad de Madrid estaba construyendo en la parcela EQ-01 del Sector 8 de Miramadrid. Gaspar de Morales, Celestino Mutis, Escolástica Riera y Alejandro Amenábar fueron las propuestas que los vecinos tuvieron que votar. Después de unas semanas de votación, la opción ganadora fue la de la profesora, y en un pleno municipal celebrado el 17 de febrero se acordó por unanimidad de todos los partidos políticos, instar al Gobierno regional a que pusiera su nombre al nuevo colegio. Pues bien, el 24 de febrero de 2017 la Comunidad de Madrid obviando a los vecinos y al gobierno municipal, decidió unilateralmente que se llamase Andrea Casamayor (escritora y matemática zaragozana 1700/1780).

 

Sin embargo y a pesar de este contratiempo, debemos dar las gracias a la Corporación municipal de por aquel entonces por tan loable intento. No podemos olvidar que Doña Escolástica representa como nadie el sacrificio, y el innegable trabajo de los maestros de escuelas rurales. También representa a todas las mujeres valientes e independientes que lucharon, libros en mano, contra una sociedad machista e inculta. 

 

Javier Nájera Martínez y Luis Yuste Ricote.

Cronistas Oficiales de Paracuellos de Jarama.

 

Bibliografía:

 

- NÁJERA MARTÍNEZ, J.; YUSTE RICOTE, L. (2016): Historias de Paracuellos de Jarama. Ayuntamiento de Paracuellos de Jarama, Madrid.

 

 

 

 

Comentarios

  1. Que lástima que no hicieran caso a la voz popular y bautizasen así al nuevo colegio puesto que habría sido el mejor reconocimiento póstumo a una vida llena de entrega y dedicación. Las mujeres mayores, como mi madre, siempre la recordaron con mucho cariño a ella y todas sus enseñanzas. Por sorprendente que resulte mi madre, con 85 años, aun me recitaba de carrerilla los ríos de España o los poemas aprendidos.

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    1. Sí fue una lastima que no lleve una escuela su nombre. Lo sorprendente es escuchar los relatos de nuestras mayores sin darse cuenta la complicada vida que les tocó vivir. Gracias por leerlo.

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