Dª Antonia Herranz, la gran desconocida


Hoy 12 de febrero se cumplen 87 años del fallecimiento de la única persona que  hasta la fecha merece el título otorgado por el ayuntamiento de Hija Predilecta. Dª Antonia Herranz Ahijón (1857 – 1929)
El título de Hijo/a predilecto/a sólo puede recaer en quienes, habiendo nacido en el lugar del otorgante del título, hayan destacado de forma extraordinaria por sus cualidades o méritos personales o servicios prestados en beneficio y honor de la villa y hayan alcanzado consideración indiscutible en el ámbito de lo público.
La concesión se otorgó en un pleno municipal celebrado en 1924 y en donde se dejó por escrito que con su generoso desprendimiento hizo posible muchos proyectos para mejorar la vida de los vecinos. Y decidieron por unanimidad cambiar el nombre de la calle donde vivía, que se llamaba del Olivo,  por la de Antonia Herranz que aún se mantiene.
Resulta gratificante comprobar que en una época en la que España se encontraba intentado recuperarse del desastre económico y moral de la pérdida de las últimas colonias de ultramar y en donde la guerra en el norte de África estaba desangrando de hombres y dinero las arcas  nacionales, una mujer tuviera la caridad para donar multitud de fondos para la mejora del municipio. Que sepamos nosotros aunque nos costa que hizo más cosas, con su dinero se arreglaron calles, aceras, fuentes y se compraron material escolar (mesas, sillas, pizarras, libros) para las nuevas escuelas de niños y niñas. Como mínimo a lo largo de esos años se gastó más de 10.000 pesetas (cantidad considerable para la época teniendo en cuenta que la construcción del ayuntamiento costó 47.000 pesetas)
Con semejante currículo, quisimos saber un poco más de la figura de esta filantrópica mujer e intentar ponerle un rostro. Lo primero que hicimos fue buscar alguna información entre los vecinos más viejos, pero no resultó. Hacía demasiado tiempo de su fallecimiento como para que alguno la recordara. Así que nos fuimos al cementerio municipal en busca de su sepultura. Sepultura que encontramos rápidamente debido a las pequeñas dimensiones del campo santo. Y lo que más no llamó la atención, a parte de la majestuosidad de la lápida, fue encontrarla muy deteriorada y sin ningún ramos de flores, en una época en la que se encuentra inundada de ellas justo unos días después de la fiesta de Todos los Santos. En la inscripción de la lápida sólo aparece ella, de esta forma llegamos a la conclusión de que no había en Paracuellos descendientes directos de ella y por tanto, nadie que la recordara.

Y como el mundo está lleno de casualidades, buscando fotos antiguas entre una de las principales familias de Paracuellos, los Pi-Meco, llena de antepasados que ejercieron de alcaldes o de concejales, encontramos una que inmortalizó el momento exacto de la inauguración en 1908 de la Fuente de la Salud. Un mega proyecto de vital importancia para el municipio al que acudieron para su inauguración multitud de autoridades y vecinos.  Y gracias a que quedó reflejado en las actas municipales cómo aconteció todo, supimos identificar en la foto a sus protagonistas, entre ellas estaba Dª Antonia Herranz. Lo más asombroso fue descubrir que los depositarios de esas fotos antiguas ignoraban quienes eran, qué hacían y donde estaba ubicada la escena, dejándonos muy patente lo importante y necesario que es recuperar nuestra historia.

Hace unas pocas semanas, el grupo municipal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid, solicitó a la alcaldesa que diera el nombre de una calle al anarquista Don Melchor Rodríguez García “El ángel Rojo” que evitó con su valiente actuación que muchas personas acabaran fusiladas en Paracuellos durante la Guerra Civil. Sin duda la concesión de calles es una manera de recordar y homenajear a las personas que son benefactoras del bien común. Las sociedades más justas son aquellas que saben valorar y aprender de ellas. Pero no es suficiente con nombrarle con una calle, como hemos visto con nuestra hija predilecta, que con el paso de los años caen en el olvido. Y el olvido es la mayor de las injusticias, a modo de reflexión, sirvan estas palabras que leyó la maestra de niñas Doña Escolástica Riera Chico, otra gran mujer de la que hablaremos en otro momento, el día de la inauguración del nuevo Ayuntamiento y escuelas en 1928  antes las autoridades y vecinos: “Mi particular gratitud (…) a la bien hechora Srta. Dña. Antonia Herranz (…) ¡Dios y los hombres del mañana al saber los frutos de esta sementera, bendecirán el nombre de tan predilecta hija de Paracuellos, como lo harán con todos los de esta generación!” Un ejemplo de recuerdo sería que la corporación llevará un ramo de flores a su sepultura en las fiestas patronales; o crear un premio con su nombre al MVP (más valioso paracuellense) por una carrera modelo, o por haber salvado la vida a otro vecino, o por haber evitado una tragedia, o por su carrera deportiva, o por su compromiso con el medio ambiente, la ciencia, las artes o la cultura... 
     Los de esta generación no somos justos, y no lo somos porque, por desgracia, desconocemos nuestra historia. Por eso, hace falta la publicación de libros que recojan sus historias; hace falta que se ubiquen debajo de las placas de las calles unas breves referencias a estos personajes para saber quiénes fueron y qué hicieron; hace falta que en los colegios dediquen unas  pocas de horas al año para hablar de la historia del municipio; y hace falta, que las autoridades municipales fomenten su divulgación.  

Podemos empezar mañana mismo…

El Zocato y el Zoquete.

Bibliografía:

- GARCÍA CARMONA, A.; NÁJERA MARTÍNEZ, J.; RODRÍGUEZ MENDEZ, J. J.; YUSTE RICOTE, L.; CALVO ORIVE, N.; KRSTIC GIBERT, S. (2010): Encontrando a Paracuellos de Jarama. Ayuntamiento de Paracuellos de Jarama.

- NÁJERA MARTÍNEZ, J.; YUSTE RICOTE, L. (Inédito): Historias de Paracuellos de Jarama.

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