Crónica de la educación en Paracuellos de Jarama
La educación de los niños y niñas de Paracuellos es un tema que ha preocupado a los paracuellenses desde siempre. En este artículo, relatamos algunos de los esfuerzos que, en este sentido, han hecho los diferentes gobernantes, maestras, profesores y progenitores. La pena es que lo que contamos, sólo son algunas pinceladas de lo que hemos encontrado en el archivo histórico municipal, en algún recorte de prensa y tradición oral.
La primera referencia a una escuela en el municipio es de principios del siglo XIX, antes no se mencionan ningún local dedicado a la enseñanza, ni en las Relaciones de Felipe II de 1579, ni en la del Castrato de Ensenada de 1753, ni en las Relaciones de Lorenzana de 1782. Esto ocurre porque antes de las leyes de educación que el Estado promovió a lo largo del siglo XIX, la educación si es que la había, se hacía exclusivamente en las parroquias, donde los curas les enseñaban a leer, escribir, los números y el catecismo.
La primera mención a una escuela la encontramos en un cuestionario que se mando al Ayuntamiento el 8 de abril de 1810, en plena Guerra de Independencia y con una administración francesa. Una de las preguntas es: Si hay escuelas de primeras letras de niñas, y se responde con una negativa, pero con el deseo de los vecinos de tener: No hay por falta de fondos para su dotación, cuyo establecimiento interesa a la sociedad. Nos sorprende que no se pregunta por la escuela de niños y si por la de niñas. Suponemos que daban por hecho su existencia, y quería saber si las niñas tenían también acceso a la educación.
Tienen que pasar 30 años para volver a tener noticas. Una carta fechada por el alcalde D. Isidoro García de Mesa el 12 de febrero de 1840 nos daba cuenta del problema que suponía la ausencia de los niños a la escuela. Estaban más preocupados los padres en que sus hijos fuesen a echarles una mano en las tareas del campo que en que aprendieran las letras, con lo que se generaba a su vez un problema mayor que se hacía crónico, el analfabetismo de la población: Desde que me encargué de la presidencia del Ayuntamiento tuve por necesidad que empezar a recaudar los atrasos de la retribución de trigo que se pagara al maestro de primeras letras, con este motivo se me dijeron quejas que llamaron mi atención, por suponer abandonada del todo la enseñanza. Para evitar un mal trascendental se instaló inmediatamente la Comisión Local de Instrucción Primaria, y habiéndola visitado detenidamente en el día de ayer la Escuela, se ha palpado que fueron infundadas las quejas y que el atraso de algunos niños procede de la falta de asistencia. Cumpliendo los deberes que me están impuestos, exhorto a los padres desde hoy a que sean más celosos con la educación de sus hijos, procurando que no hagan más faltas que las imprescindibles y que asistan a la Escuela los días de fiesta para que con su maestro concurran a los divinos oficios.
Otro problema habitual por esos años que el propio alcalde comenta en el párrafo anterior, eran los atrasos de los padres en las retribuciones al maestro. La educación no era gratuita salvo para los declarados como pobres de solemnidadque no tenían ninguna posibilidad económica para hacer frente a los pagos. El resto lo había de hacer, junto con el Ayuntamiento que aportaba 1.600 Reales pagados del fondo de propios, contribuyendo en partes iguales a las 40 fanegas de trigo en que estaba asignada anualmente esa retribución. Así por ejemplo consta en el libreto cobratorio, que era donde se apuntaban todos los pagos y que estaba elaborado por el propio maestro del momento, D. Vicente Pardo el 29 de julio de 1842, que de los 57 niños de entre cuatro y doce años que iban a empezar la escuela, 20 de ellos debían atrasos del curso anterior. Estos atrasos iban desde el máximo anual de una fanega, nueve celemines y un cuarto por dos niños de una misma familia, hasta los ocho celemines y un cuarto por un niño. En total, el trigo estaba valorado en unos 1.300 reales. Para completar esta retribución, tenemos constancia de una memoria fundada, mucho tiempo atrás, por la vecina doña Ana Marcos sobre cuatro fanegas de Tierra ya que el 17 de enero de 1845, el sustituto del profesor D. Vicente Pardo, D. Juan de Dios Urrutia, solicitó por carta al Ayuntamiento su disfrute a través de su arrendamiento, aunque ejerciera de profesor menos de un año. Esta obra pía la dejó la tal doña Ana Marcos para ayudar a los maestros y a la escuela. El nuevo maestro la solicitó por ser el magisterio conceptualmente demasiado pobre y con el objeto de aumentar en lo posible el loable instituto de la enseñanza. Apenas dos días después, su solicitud fue aceptada y en documentos posteriores en los que se habla de las retribuciones de los maestros, se siguió mencionando su cobro. Así consta, por ejemplo, que en 1858 el maestro D. Manuel Barahona cobraba 80 reales por su arrendamiento. A pesar de que hacia 1841 quedaron definitivamente extinguidas por Reales Órdenes todas las memorias, capellanías y cofradías de Paracuellos, esta memoria se siguió conservando hasta que cayó en desuso a partir de la Ley Moyano de 1857 con la que se regularizaba el caos existente en materia de educación en España. Se regularizaban los salarios de los maestros que correrían, a partir de ese momento, a cargo de la administración central del estado a través de los presupuestos que asignaba a cada gobierno provincial y que estos a su vez destinaban a cada ayuntamiento de su jurisdicción, aunque imaginamos que su implantación no fue inmediata y se siguió manteniendo la memoria algunos años más.
En cualquier caso, las remuneraciones de los maestros durante este siglo fueron muy exiguas y eso que algunas veces recibieron recompensas por su buen hacer, como D. Luis Zapata en 1896 a propuesta de la junta local de Paracuellos ya que llevaba ejerciendo el cargo al menos desde 1868. Sin embargo, peor lo tuvieron las maestras de las niñas que, a pesar de que su labor no estaba considerada de la misma manera, ejercieron sus cargos diligentemente. Las niñas, por el mero hecho de ser niñas, no obtenían los mismos conocimientos.
Vemos en un cuestionario de 1860 que de las 31 niñas de distintas edades que iban a la escuela, las 31 aprendieron a leer, 4 a escribir, 1 a aritmética, 24 a costura y 9 a bordar y a otras labores. Además, para ser profesora no hacía falta tener título. Así lo comprobamos con la maestra de las niñas de 1841, doña Petra Marcos, vecina de esta villa, casada, de 27 años de edad y sin título (aunque el Ayuntamiento le concedió licencia para educar a las niñas el 31 de enero de 1835). Cobraba anualmente de los padres 480 reales. Muy lejos de los 2300 reales del profesor D. Vicente Pardo, de Monteagudo, provincia de Cuenca. Casado y de 47 años de edad y nombrado profesor de Paracuellos el 19 de octubre de 1826. Afortunadamente, aunque siguieron existiendo desigualdades, las cosas mejoraron para las maestras gracias a la Ley Moyano de 1857.
La Junta Provincial de Instrucción Pública de Madrid dirigió una carta al Ayuntamiento el 9 de agosto de 1859 tras el interrogatorio hecho a la maestra de niñas, doña Bonifacia Herreros, para estudiar el estado de la educación en Paracuellos, en la que manifestaba que ejerce el cargo sin ningún título que la autorice para ello y advertía para que se tuviese en cuenta que teniendo esa villa 667 habitantes le corresponde cuanto menos una escuela de niñas incompleta con la dotación de 1700 reales anuales y 414 reales para el material. La Junta recordaba al Ayuntamiento que había de consignar en sus presupuestos de 1860 y sucesivos la cantidad requerida para la conservación de la escuela de niñas.
A partir de 1860 los pagos a los maestros y maestras se regularizaron y se hicieron, como en el resto de Madrid, de forma trimestral. Lo demuestran las cartas que mandaba la Junta Provincial al Ayuntamiento con el nombre de los maestros beneficiarios y los meses devengados y en donde se establecía de forma clara que se efectúe con la más rigorosa puntualidad el pago. Aunque hubo de pasar cierto tiempo hasta que la teoría se hiciera realidad. La falta de regularidad en el cobro, lejos de resolverse, se acentuó en los primeros años de la entrada en vigor de la nueva ley.
Muestra de ello es que el 2 de octubre de 1866 el maestro de Paracuellos, D. Gregorio Amo, mandó un escrito a la junta de Instrucción Primaria de la provincia quejándose amargamente de la falta de cobro y recordando en él que el Ayuntamiento le adeudaba cien escudos por los sesenta niños que se hallan bajo mi dirección. Que aún estando conforme con la cantidad no le parecía correcto que hubiese pasado el tiempo establecido para su cobro. Esta cantidad se pagaba por años vencidos al 31 de agosto de cada año y ya habían pasado cuatro meses y lo estaba cobrando además en pequeñas cantidades. Recordaba que en el año 1862 ya tuvo que presentar una queja a la junta local para que las retribuciones se las pagasen por trimestres como marca la nueva ley y con la puntualidad que lo exige la dignidad y el decoro del Magisterio español. Y no sólo no se le habían resuelto sus problemas, sino que estos se habían acentuado y en 1865 la demora era ya de seis meses. No tenemos la respuesta que se dio a esta queja, pero a partir de esta fecha no hay reclamaciones de este tipo, con lo cual, queremos pensar que los problemas en el cobro de retribuciones se arreglaron.
El 6 de agosto de 1841 el alcalde publicó un bando donde daba cuenta del material escolar que los padres de los alumnos tenían que comprar para empezar el curso. Este material había de pagarse directamente al maestro, según lo acordó la Comisión Local de Instrucción Primaria. La comisión también dispuso de 200 reales del fondo de propios para los niños a cuyos padres designase la comisión, previa petición, como pobres de solemnidad. El material escolar estaba compuesto por los libros de: Los de conocimiento de letras hasta cartilla, 1 real. Los de Cartilla y cartón, 1 y medio. Los de Fleuvi y principios de Escritura, 2 reales. Los de leer, escribir, contar, 3 reales. Los de leer, escribir, contar y principios de Gramática, 4 reales.
Las vacantes de profesor de primera enseñanza se cubrían mediante el procedimiento del envió por carta de una petición formal del interesado al Ayuntamiento solicitando la plaza y exponiendo en ella sus méritos, y, de manera abierta, lo que creyera conveniente para hacerse merecedor de la vacante. Esto dio lugar a una variedad en las exposiciones de los candidatos que nos resulta curiosa. La publicación en el boletín de instrucción primaria era el primer paso para que los candidatos se enterasen de las vacantes. Así consta cómo el 15 de junio de 1845, se publicó la vacante de la plaza de maestro de Paracuellos y sólo diez días después se empezaron a recibir peticiones de los interesados: La de D. Formerio Hernández, rodeada en sus márgenes de adornos geométricos manuales y con poesía sobre los niños incluida, en la que los llamaba pimpollitos. La de D. León Barriga, que puso como condición que se ha de conceder las Caballerías necesarias para el trasladar a su familia y muebles desde la villa de Montanor en Guadalajara, dejándonos una radiografía de la precariedad del magisterio al ofrecer también a su esposa como maestra de niñas. La de D. Santos Fidel, que ofrecía la experiencia de 20 años de profesión, además de que se halla adornado de varios (conocimientos) artísticos que comunicará a los niños y adultos gratuitamente, y cuyo objetivo principal era volver a un país donde posee algunos intereses. Y la de D. Juan Malpartida, en papel oficial y con el sello de pobres, ofreciendo también a su esposa que sabe leer, escribir y toda clase de labores. No sabemos si hubo más peticiones, pero el candidato elegido no fue ninguno de ellos. El elegido fue D. Manuel de Barahona, del que no tenemos su carta, pero que fue nombrado por el Ayuntamiento el 12 de octubre de 1845.
En una relación de gastos municipales de 1845 encontramos la cantidad destinada a varios conceptos, entre ellos el alquiler anual de la Escuela municipal por importe de 127 reales. Así como los 2.000 reales al maestro. Aunque no da más datos ubicación de la escuela, hemos de suponer que se trate de alguna dependencia del Palacio de los Duques de Medinaceli, ya que trece años más tarde, si tenemos constancia del alquiler al Duque. Pero también sabemos que en el año 1830 la escuela estaba ubicada en alguna dependencia municipal y que esta se encontraba en estado ruinosa, como así se lo confirmó el profesor titular de la escuela D. Lorenzo López al jefe político de Madrid el 10 de febrero de 1843.
En el Diccionario Geográfico Estadístico histórico español del señor D. Pascual Madoz de 1846 se puede leer sobre Paracuellos: hay casa de ayuntamiento, cárcel, un palacio perteneciente al duque de Medinaceli, escuela de primeras letras para niños, á la que concurren de 44 á 50, que se hallan á cargo de un maestro dotado con 2000 rs. 4 fan. de tierra pertenecientes á una memoria, y 20 de trigo que se distribuyen entre los niños mejor acomodados; otra de niñas á la que, por contrato particular, concurren de 15 á 20
El 4 de marzo de 1858 la Comisión Local de Instrucción Primaria remitió un informe a la Comisión Superior de la provincia con el estado de la enseñanza en Paracuellos. En dicho informe se mencionaba que para la escuela de las niñas no hay Maestra oficial y sí una particular sin título. Y sin embargo para los niños: Hay un Maestro de escuela de 1ª educación titular único cuyo cargo desempeña D. Manuel Barahona, que fue nombrado el 12 de octubre de 1845 por el Ayuntamiento, ratificado un mes más tarde por la Comisión Superior y que llevaba ejerciendo desde el 18 de enero de 1846. Respecto a la pregunta de qué concepto merecía el profesor a la junta, esta respondió con un ambiguo: El de tener los conocimientos regulares de la profesión. Aunque no dejaba claro dónde estaba ubicada la escuela, entendemos que era en alguna estancia del palacio de los duques de Medinaceli, ya que el edificio de la Escuela Pública de esta villa es propiedad del Excmo. Sr. Duque de Medinaceli, cedido por dicho señor en la misma renta de 110 reales anuales.
La forma de pago al maestro eran 30 reales que salían de los presupuestos municipales y 80 reales restantes de la tierra de Pan llevar que, como hemos mencionado en otra ocasión, pertenecían a la memoria que fundó en la parroquia para este concepto doña Ana de Marcos. Como vemos, los padres ya no tenían que pagar por la enseñanza de sus hijos, aunque sí tenían que hacerse cargo de la compra de los libros. Los más pobres, que seguía habiéndolos, están provistos de los libros de texto necesarios, papel, pluma y demás inherentes, a pesar de la escasez de fondos de esta junta. El mobiliario escolar, en opinión de la junta, dejaba mucho que desear ya que se encontraba muy viejo y deteriorado: Antiguos de malas formas e incómodos para los niños. Lamentaban profundamente que esto fuera así y lo justificaban afirmando que: El estado lamentable y penuria de estos fondos públicos no permiten ni aún el pequeño desembolso o coste que pudieran tener, y de aquí el disgusto que tiene la comisión de no poder renovarlos al estado y formas que hoy se acostumbran en todas las Escuelas con notable beneficio para los niños. Finalmente se enumeraba los niños, que no niñas, que asistían a la escuela. Eran 51, de los cuales 10 eran menores de 6 años, 14 de 6 a 8 años, 20 de 8 a 10 años y 7 los mayores de 10 años.
Cincuenta y seis eran el número de niños que concurrían diariamente a la escuela, según consta en un documento del archivo municipal. Aunque este documento carece de fecha exacta, dados la relación del material escolar que se hace y los autores del mismo, hemos deducido que es de esa época. Los libros, asegura el documento, tienen puestos el nombre y apellido de los alumnos y la rúbrica del Profesor. La lista de libros que se daba dejaba claro los conocimientos básicos que los niños tenían que aprender. Estos pasaban por la Gramática, la Caligrafía y la Aritmética, además del catecismo y de conocimientos de agricultura. Los principales eran: el Silabario de D. Vicente Naharro. Sigue a este el Método práctico por el mismo. El libro de los niños por Martínez de la Rosa. La cartilla de agricultura del Excmo. Señor D. Alejandro Olivan. Y los denominados como de memoria, esto es, los de sólo texto para aprender: Catecismo histórico, o compendio de la historia sagrada y de la doctrina cristiana, compuesto por el Abad de Fleuvi. Catecismo de la doctrina cristiana por el P. Ripalda. Caligrafía por D. J. María Iturzaeta. Aritmética por Vallejo. Gramática Castellana por el mismo y La cartilla o Manual de agricultura, del dicho señor Olivar.
De la Guia de Madrid y su provincia de Andrés Marín Pérez publicada en 1888 dice de la educación en Paracuellos: Suminístrase la educación é instrucción primaria en dos escuelas elementales, una de cada sexo, que tiene en la actualidad. No son estos centros educativos de los más superiores de la provincia, pero á decir verdad, dentro de su clase no reúnen las peores condiciones para el objeto á que están destinados.
Como escuelas elementales completas se proveen por un solo turno, constituido por el traslado, entre los profesores que desempeñen escuelas de igual categoría, ó por concurso de ascenso entre los que desempeñan las incompletas de mayor sueldo.
Tienen asignadas ambas plazas 625 pesetas de sueldo anual, 208 pesetas en compensación de las retribuciones, 156,25 en concepto de material, y la modesta casa-habitación que, en cumplimiento de lo dispuesto por la superioridad, paga el Municipio.
Tanto el maestro como la maestra demuestran gran celo y señalado interés en la educación de los pequeños que les están confiados, habiéndose distinguido en los exámenes que han dado ante la Junta local y ante la Inspección provincial en las respectivas visitas que ésta última ha girado. Asisten ordinariamente 35 alumnos a la escuela de niños y 20 alumnas á la de niñas.
El 11 de julio de 1888 la maestra interina de las niñas Dª María Poyatos cedió su puesto a la titular Dª Hipólita Vera. En ese traspaso se redactó un inventario con todos los enseres que había en el aula, y gracias a eso podemos saber el material del que disponían las alumnas para su aprendizaje, así como su estado de conservación. Como más destacado: Un crucifijo de escayola, un retrato de Su Majestad la Reina Regente, libros de oraciones de entrada y salida, un timbre y un reloj, tablas de aritmética, mapas de España y la provincia. Y entre los libros: los de asistencia diaria, catecismos, historia de España, de gramática y aritmética y seis libros de El tesoro de las niñas. En la nota final expuso que todas las niñas disponían del material necesario y que además la escuela tiene un diccionario nuevo.
Sabemos que al comenzar el siglo XX, entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 1899, el total de niños que acudieron a clase fueron 57 alumnos, y lo hicieron bajo la tutela del maestro D. Agustín Fernández Carabella. De esos 57 alumnos, quince de ellos eran menores de 6 años, veinticinco de entre 6 y 9 años, y siete mayores de 9 años. La falta de asistencia de los comprendidos entre 6 y 9 años era de un 25%. Esta significativa ausencia escolar era debida a que acudían a echar una mano a sus padres en las labores del campo y coincidía casi siempre con las labores de recogida del cereal entre los meses de mayo y junio. Contrasta este dato con las escasas faltas de asistencia en los apenas siete niños mayores de 9 años que sólo llegan al 7%. Dato que nos confirma que este pequeño porcentaje de jóvenes, probablemente, aspiraban a una educación superior. En el año 1900 fueron a la escuela de niños 55 alumnos con edades comprendidas entre los 4 y 11 años.
En el Decreto de Segunda enseñanza de 1901 se establecía las Enseñanzas nocturnas para obreros. Que eran clases para adultos que querían aprender y a los que las labores del campo no les habían permitido hacerlo en su momento. Es así como el 25 de septiembre de ese mismo año el maestro titular D. Agustín Fernández Carabella se hizo cargo de estas clases nocturnas para adultos y redactó las normas para su buen funcionamiento. En este reglamento se establecía, entre otras cosas, que las clases empezarían el 16 de octubre y acabarían el 16 de abril de 1902, que se impartirían de siete a nueve de la noche con carácter gratuito para todos los vecinos, incluido el material escolar; que la edad de los alumnos sería de 12 a 60 años; que las materias a estudiar serían todas las de la enseñanza elemental completa; que los alumnos se hallen vacunados y no padezcan enfermedad contagiosa, además lavados, peinados y con las ropas aseadas convenientemente; y que no se les permitiría asistir con sombrero, capote, bufandas, bastones, navajas... Y en donde se ponían especial énfasis ocupando casi la mitad de los artículos, era en las normas de urbanidad: Como la prohibición de dormir, fumar, blasfemar, poner apodos, burlarse tanto del profesor como de sus condiscípulos, o que sería motivo de expulsión faltar de palabra o de obra al maestro dentro y fuera de la escuela, además de la obligación de ponerse de pie cada vez que entrase alguna autoridad a la clase, etc. Una vez finalizado el curso se celebraba un examen con asistencia de la Junta local de Enseñanza. No sabemos cuánto tiempo duraron estas clases nocturnas para adultos, pero sí nos consta que, al menos, se celebraron durante aquel curso por los recibos del gasto de material escolar que el Ayuntamiento pagó. Aquel año de 1901 se compraron 4 quinqués para alumbrar el aula por importe de 11 pesetas con 20 céntimos, un libro de faltas para el señor maestro por importe de 3 pesetas con 50 céntimos, y 39 pesetas con 6 céntimos de libros, plumas, tinta y cuadernos para los alumnos. Sabemos que D. Agustín Fernández Carabella posteriormente impartió clases en Torrejón de Velasco donde se jubiló el 30 de marzo de 1917.
Parece ser que, a pesar de las faltas y de la escasez de medios, la educación preocupaba y se la tomaban en serio. La Junta Local de 1ª Enseñanza estaba compuesta por todos los responsables de la educación de los niños, incluido los padres. Lo podemos ver en la junta que se constituyó el 21 de febrero de 1912 y que estaba compuesta por D. Federico Mª Meco y Moratilla como Alcalde-presidente, D. Mariano Muñoz Cubillas y D. Agustín Bernardo de Pablo como concejales, D. Eduardo Martin Gilabert como médico titular, D. Tomás Yebes Jiménez y D. Tomás Bayo Montero como padres de los alumnos, Dª Antonia Moreno Moreno de Pablo y Dª Martina Vázquez López como madres de familia, D. Joaquín Barbarejo Gallego como cura párroco y finalmente D. Esteban García Muñoz como secretario del Ayuntamiento.
De la escuela de niñas de aquella época sabemos bastantes cosas gracias a las memorias que, una vez acabados los exámenes finales, las maestras tenían que remitir a la Junta Local. Por ejemplo, la que envió el 28 de junio de 1911 la maestra Dª Trinidad Pascual Maya donde alababa el progreso obtenido por sus pupilas, que habían trabajado con gran interés y asiduidad, no sólo en las materias fundamentes sino también en las propias de su sexo. Expuso que de las 52 alumnas que empezaron, 18 no sabían leer ni escribir y que, una vez acabado el curso, todas saben leer y 11 regularmente escribir. Además, las niñas que ese año abandonaban definitivamente la escuela habían sido ejercitadas en la elaboración y redacción de cartas para familiares y generales cuyo conocimiento es de absoluta necesidad, no sólo para aquellas á quienes las vicisitudes de la vida obliguen á alejarse del pueblo que los vio nacer, sino también para las que más afortunadas ó con mejores medios de subsistencia puedan permanecer siempre en él rodeadas de todos los seres más queridos. Y a pesar de que mostraba su satisfacción por la regularidad en la asistencia, expuso este problema como uno de los más endémicos de la España rural, donde los niños y niñas en época de recolección, se veían obligados a abandonar la escuela para ayudar a sus padres en las tareas agrícolas. Y lanzaba una idea para solucionar este problema, según ella, alternándose las chicas en los dos últimos meses del curso en esas tareas agrícolas y escolares, de modo que: Las que asistieron por la mañana tuvieran la tarde libre para dedicarla á sus ocupaciones y viceversa (...) Con esta sencilla reforma, un pequeño arreglo en el local-escuela y la adquisición de algunos útiles de absoluta necesidad, la Escuela respondería mejor á la notable misión que le está confiada y el entusiasmo de las niñas iría en aumento. Terminaba con un ruego que hemos visto en otras memorias de otros maestros y de otras épocas, incluso con las mismas palabras. Un grito de denuncia por el que luchaban todos los que se dedicaban a la enseñanza en aquellos años: En poco tiempo se lograría desterrar el peor enemigo de los pueblos y de la sociedad, que es la ignorancia.
Y al menos durante estas dos primeras décadas del siglo XX, el Ayuntamiento por orden siempre del señor alcalde, agasajaba a todos los niños, maestros, Junta Local de enseñanza y a la corporación municipal, que concurrían a los exámenes públicos anuales de los alumnos de las escuelas municipales de ambos sexos, con bollos, pastas, vinos y cigarros. Así, por ejemplo, el coste de los que se celebraron los días 22 y 23 de abril de 1907 fue de 14 pesetas con 80 céntimos que se le hubo de pagar, como de costumbre, al tendero D. Eugenio García. A primeros de 1913 se nombró maestro interino a D. Francisco Escalada Ruiz para la Escuela Nacional de Niños. La escuela estaba ubicada en la calle de la Iglesia número 11, lugar que también era utilizado para celebrar las elecciones municipales y nacionales.
En la sesión extraordinaria del pleno del Ayuntamiento, celebrada el 21 de marzo de 1927, se acordó solicitar al estado, a través del Excmo. Sr. Director General de primera enseñanza, la construcción de un edificio destinado a la escuela de niños y niñas: Ya que los existentes son alquilados (y) adolecen de gravísimas deficiencias, imposibles de remediar, y cuyos desperfectos también habían observado el inspector provincial y el delegado gubernativo. Incluso se adjuntaba un estudio de los costes, cuyo importe total ascendía a la cantidad de 12.000 pesetas en el que se incluían, entre otras cosas, los 40. 000 ladrillos necesarios y las 1.000 pesetas para pagar los jornales de los albañiles. Sólo cuatro días después, no sabemos cómo, la idea inicial de construir una nueva escuela es integrada en otro proyecto más ambicioso que a su vez, también había sufrido variaciones. Se trata del Ayuntamiento del que en un principio se pensó sólo en su rehabilitación y que ahora se quiere demoler y construir uno más grande.
El alcalde D. Jesús Domínguez Muñoz solicitó al gobernador civil de la provincia la autorización para la construcción de un nuevo Ayuntamiento, más grande y espacioso, que pudiera acoger todas las dependencias municipales (despachos, salón de plenos, sala de juzgados...) además de las aulas del colegio público; el ala derecha para los niños y la habitación del profesor, y el izquierdo para las niñas y la habitación para la profesora. En el pleno ordinario del 17 de junio los tres que constituyen el gobierno permanente, los señores D. Jesús Domínguez, D. Leoncio Yebes y D. Francisco Puerta, decidieron sacar a subasta pública las obras y ordenaron publicar el pliego de condiciones en el Boletín Oficial de la provincia.
Inauguración que se hizo a las diez de la mañana del domingo de resurrección del 8 de abril de 1928. Finalmente, y como pone en el epígrafe del acta: Un edificio destinado a la casa consistorial y escuelas elementales de ambos sexos, construido con fondos municipales. Se hacía eco de la noticia el diario ABC en su edición del martes 10 de abril, pues el lunes no se vendían diarios, y decía: En el pueblo de Paracuellos de Jarama fue inaugurado anteayer un gran edificio municipal, que comprende la Casa Consistorial, dos escuelas unitarias y dos viviendas para los maestros. Está perfectamente orientado al Mediodía, y, por sus dimensiones, líneas de sus fachadas y solidez de la construcción, pueden – según dice el gobernador – ponerse como modelo. Además, ha salido muy barato ya que toda la construcción, incluida un parte del terreno y el reloj de la torre, que corona la fachada, no ha llegado a 50.000 pesetas. El nuevo edificio se ha hecho a expensas únicamente del ayuntamiento mediante un préstamo, concertado con el Banco de Crédito Local. La inauguración revistió gran solemnidad, y asistieron el cura párroco; alcalde D. Jesús Domíguez; maestra de instrucción primaria, doña Escolástica Riera; maestro, D. Buenaventura Puerta; inspector provincial de Escuelas, Sr. Linares Becerra, y el gobernador, Sr. Martín Alvarez.
En algún momento del acto, la profesora Dña. Escolástica Riera Chico dirigió un discurso a los asistentes que no está recogido en el acta de inauguración pero que nos ha llegado por otro lado. Lo transcribimos tal cual pues creemos que el sentimiento que puso la maestra sigue vivo en los que hoy en día se dedican a la enseñanza:
Excelentísimo señor: respetado y digno Jefe; dignísimas autoridades locales; distinguidos y patriotas invitados; distinguido compañero; muy querido pueblo de Paracuellos.
A pesar de mi escaso saber, de mi notoria insuficiencia, no he de excusar mi pobre palabra en este acto; escrito porque bien sabéis –los que me conocéis- de mi nulidad como oradora. Pero yo maestra, quiero elevar, por mis niños y por mi sencilla y modestamente – como cosa mía – un canto a la escuela y unas palabras de gratitud a los aquí congregados.
¡Salve escuela!
¡Taller mío, ilusión de esta pobre y modesta maestra que tanto suspiró por ti para sus niños! ¡Por fin te alzaste!
¡Por fin alzas majestuosa y serena tu frente, frete al Sol, en esta sencilla plaza castellana y junto a la Casa de Dios! No en frente. Así. El templo de la divinidad más alto que tu; tu templo del saber más alto que el pueblo...
Así, así debe de ser la vida. En el más alto plano, Dios. En plano menos elevado, el saber, la escuela. En más bajo Plano, llano, tranquilo, sano, lleno de amor y de paz y de fe la vida cotidiana.
Recientemente he leído en un libro que para que un pueblo tenga buena escuela, basta con que tenga un buen maestro, y, para algunos, desgraciadamente, esta afirmación es poco menos que un axioma. Gran error es este, señores, porque, así como las ciencias y las letras, en el maestro podríamos decir que son el buril y el martillo del escultor o el pincel y la paleta del pintor, así la escuela material, es el local, el taller, en una palabra, en donde aquellos artistas plasman su genial y valiosísimo arte legándolo al mundo. Así, también es la escuela material, el escenario que
precisa el artista físico y el dramático para que, enriqueciendo su arte, nos hagan sentir diferentes y encontradas sensaciones.
Como cosa material, la escuela, necesita reunir condiciones de capacidad, comodidad e higiene en general, porque en ella han de vivir muchas horas del día nuestros hijos; en la mía vuestras hijas, las madres de la España del mañana que, si precisan del saber también necesitan un amor y robusta naturaleza. ¡Que el saber y la fortaleza física, junto con la moral, son virtudes que convierten en rico y poderoso a un pueblo!.
La escuela Nacional, bien dotada y única cobijando a los hijos de todos los españoles, sería el mejor molde del tan necesario espíritu Nacional, de la verdadera e imprescindible educación ciudadana, y será, también la piedra fundamental de la unión del afecto del amor- ¡que tanta falta está haciendo! - entre pobres y ricos. Porque, señores, la escuela Nacional, bien dotada, es el taller desde donde el artista-maestro, modula los espíritus, guía, fortalece y desarrolla las inteligencias que al unísono de los corazones selectos, fundirán en el trabajo el sueño futuro del más grande de los pueblos, del pueblo español.
De todo esto vosotros, ayuntamiento y pueblo de Paracuellos, habéis dado cuanto se os ha pedido (Demostrando con vuestra ejemplar conducta cuanto pueden ayudar los pequeños pueblos a la obra de engrandecimiento Nacional llevada a cabo por el Gobierno de S.M.).
¡Vivid satisfechos, nobles autoridades y vecinos de Paracuellos, que no es un pedregal en donde habéis sembrado! ¡No! Podéis estar orgullosos de vuestra tan necesaria como meritoria y hermosa obra. Necesaria, por constituir un sacrificio; hermosa, por comenzar desde el mismo momento a rendir beneficios este vuestro sacrificio en la salud y cultura de vuestros hijos; y necesaria, meritoria y hermosa, en fin, porque habéis aportado vuestro más importante grano de arena a la más trascendental e inaplazable de todas las reformas, la de la escuela primaria, firme y única base del
progreso de un pueblo.
Para mí, como maestra española, es hoy, el segundo gran día de mi carrera. Solo he prestado mis servicios en Abonades (Guadalajara) y aquí. En aquel, los ochenta y tantos vecinos que componían el pueblo, levantaron el mejor de los monumentos al saber. Levantaron nueva escuela. Aquí, vosotros, también lo habéis hecho, y como aquellos, meritísimamente, por el propio esfuerzo, sin dentellar las arcas del tesoro nacional. Por esto, con la mayor emoción y con la más absoluta convicción yo proclamo, que los pueblos españoles llenos de amor, de ardiente patriotismo, pero
faltos de ejemplo y, sobre todo de espíritu impulsor, cuando ven aquel y encuentren este, si son pobres, responden con su trabajo que es su pan, poniendo en su respuesta el alma y hasta la vida.
¡Por esto es grande e inmortal amadísima España! Mi gratitud, mi inmenso cariño, que se traducirá en los mayores vecinos para con sus nuevos hijos – mis queridos niños, para vosotros, bondadoso y ejemplar pueblo de Paracuellos.
Mi gratitud también, y más aun mi admiración para nuestro Alcalde Don Jesús Domínguez, alma y eje de esta honrosa obra, que humilde y sencillo hijo del trabajo suyo es también por su inteligencia, por su infatigable y emprendedor espíritu y por su gran amor al pueblo donde nació digno de figurar grato e imborrable en la memoria de todos.
Mi particular gratitud a la que seguro juntaseis la vuestra honorables autoridades y pueblo, para bien hechora Srta. Dña. Antonia Herranz que, a más de la parte que en la general cooperación le corresponda, ha donado mil pesetas a la escuela de niñas, para que se inviertan en nuestro material escolar, aumentando, adornando así, con su particular peculio, esta hermosa obra de todos, llevada a feliz término en bien de la cultura y la salud de los hijos de Paracuellos. ¡Dios y los
hombres de mañana al saber los frutos de esta sementera, bendecirán el nombre de tan predilecta hija de Paracuellos, como lo harán con todos los de esta generación! Yo, por mi parte, ya lo hago, rindiendo tributo de mi mayor admiración y agradecimiento.
Siendo el más grande testimonio del subordinación, respeto y agradecimiento al Exmo. Señor gobernador Civil, que al honrarnos a todos con su presencia, repite una vez más su amor a la provincia, su interés por la enseñanza y por las cosas grandes o chicas de la capital al más pequeño caserío; y cuando para manifestar todo esto, como él lo hace, hay que lanzarse a viajar cómo y por donde sea, arrastrando peligros y molestias, se hace Patria; y cuando se hace patria, se merece la gratitud, el respeto y el cariño de todos.
A mis respetado Jefe que celosísimo de su necesaria e importante misión, ha pedido incesantemente mejores escuelas para sus maestros, o lo que es lo mismo, más cultura y más músculos y pulmones para los niños españoles. ¡Que he de decir!; la emoción, la alegría mutua, es la de él. Como para nosotros, es para él hoy, uno de los días de mayor satisfacción de su vida, y con él nosotros llenos de contento al rememorar allá en el fondo de nuestra memoria los días grandes de nuestra historia patria incomparable; aquellos lejanos y dorados días de Viriato... de Covadonga... de Granada... De Colón... del el “manco de Lepanto” con su inmortal “Quijote” y tantos y tantos más y cuando, paralelamente a la rememoración vemos con los ojos de la conciencia, los actuales y prometedores días de nuestro gran Gobernante del propulsor, del vidente gran caudillo el Exmo. Señor D. Miguel Primo de Rivera, y, cuando por asociación de ideas miramos con mi jefe este nuevo edificio, él con nosotros y todos con él, henchidos los pechos y alegres las almas, vemos el férreo y sonriente porvenir de nuestra adorada España de nuestra amadísima Patria. He dicho. Escolástica Riera. Maestra Nacional.
La hija predilecta de Paracuellos, Dª Antonia Herranz Ahijón hizo una donación en 1928 para la nueva escuela de 1000 pesetas a la clase de las niñas y 500 pesetas para la de los niños. Con lo que se pudieron comprar pupitres, pizarras, libros, material escolar, etc. Las niñas en agradecimiento a tan generosa donación de material escolar hicieron un teatrillo y la niña presentadora del acto, Dª. Isabel Lorenzo Muñoz dijo: La escuela organiza este teatrito hoy en honor a La Filántropa Srta. Antonia Herranz, hija predilecta de este nuestro pueblo, que agradecidas más y más le damos a tan virtuosa y caritativa señorita. Millones de Gracias.
Al alcalde que construyó las nuevas escuelas D. Jesús Dominguez Muñoz fue también el primero que quiso hacer un instituto de enseñanza superior. Pero la llegada de la República que le desbancó de la presidencia truncó este y otros proyectos. La idea de hacer un instituto de enseñanza superior le rondaba la cabeza incluso antes de ser alcalde. Pasaba por adquirir unas instalaciones adecuadas que pudieran albergarlo, y no eran otras que el palacio de los duques de Medinaceli: En ese afán de hacer algo en beneficio de nuestro querido pueblo os propuse en sentido particular, no como alcalde sino como simple ciudadano amante de su patria, la compra al Excmo. Sr. Duque de Medinaceli la fincabilidad que en esta villa tiene. Llevaba el señor alcalde adelantadas las gestiones, pues afirmaba que había preguntado al apoderado del duque D. José María Semprún, sobre la posibilidad de la compra: Suponía habría de ceder a la Corporación Municipal que inmerecidamente presido en condiciones más ventajosas que a un particular (...) Comencé las gestiones cerca del apoderado del Sr. Duque persona dignísima y de extraordinaria cultura además posee el don de la amabilidad más extrema (...) solicitó un precio que me pareció bajo con relación a la importancia que para nosotros supondría la posesión de lo pretendido. La extensión total era de 958 fanegas y 3 celemines y la cantidad que había de pagarse de 200.000 pesetas. Al alcalde no sólo le parecía adecuado, sino que además expuso, más adelante y junto a otras proyectos urgentes y en poco más de tres folios, una serie de procedimientos para conseguir una cifra tan elevada para la época: Con mis escasos conocimientos del arte de la construcción que he venido aplicando para ganar mi sustento como todos sabéis, aprecio el valor actual de los edificios de referencia (palacio e iglesia en ruinas de Santa Ana) en mayor cantidad que la que solicita por la hacienda.
Durante la República, se intentó mejorar la educación y a pesar del estado paupérrimo de las cuentas del Ayuntamiento, se hicieron esfuerzos para mejorar las dotaciones educativas. En el pleno del 22 de agosto de 1931 decidieron: Teniendo en cuenta los pocos recursos que este Municipio dispone para llevar a cabo una Biblioteca la más completa que pudiera desear, acordaron: Adquirir un Diccionario, Geografía, Catecismo del Agricultor y Tomo de España en número que pueda ayudar a la instrucción y cultura para los niños y habitantes de esta villa y para ello se adquieren dichas obras (...) en una cantidad de 398,50 pesetas, que serán satisfechas en el año actual 25 pesetas que figuran en presupuestos, y las restantes, a satisfacer 100 pesetas anuales hasta hacer efectivo el completo pago.
Y en el pleno del 23 de septiembre de 1931 se decidió abrir la primera biblioteca pública de Paracuellos. Estaba ubicada en un ala del Ayuntamiento siendo su horario de apertura todos los días laborables de diez a doce. El alcalde del momento, D. Juan Pi López dispuso: Comuníquese por oficio a los señores Profesores de 1ª Enseñanza de niños y niñas de este distrito, haciendo constar, que pueden disponer de ella para la enseñanza de los niños temporalmente y por partes, por cuanto se quiere que por todo vecino que solicite algún tomo de la Biblioteca para instrucción, pueda facilitarse dejando en depósito el valor de la obra que pretenda, y por un tiempo de no más de ocho días cada tomo; cuidándolo de entregarla sin deterioro y en buenas condiciones que le será devuelto el depósito; y en cuanto a los Señores Profesores se les entregará con recibo pero sin depósito.
También se empezaron a subvencionar actividades extraescolares, como la que se concedió en 1934 a los profesores de la escuela nacional de Paracuellos que pidieron permiso para poder trasladarse Madrid, junto a un número de alumnos y alumnas más adelantados, la exposición de trabajos escolares. Se les concedió y se les dio una subvención de 101 pesetas con 35 céntimos para transporte.
El lunes 4 de noviembre de 1946 la esposa de Francisco Franco, Dña. Carmen Polo, acompañada de su hija Dña. María del Carmen Franco, fue recibida a las puertas del Hogar de Auxilio Social de Batalla del Jarama de Paracuellos por el Ministro de la Gobernación D. Blas Pérez González, acompañado del delegado nacional de Auxilio Social, el Sr. Martínez de Tena y el alcalde, así como el vecindario en pleno, que se congregó para ver a la mujer de Franco. Este nuevo centro de menores tutelados y huérfanos se construyó en el que fue antiguo palacio del duque de Medinaceli, del que se conservó íntegro el patio con el graderío de columnas de granito. Es un lugar magnífico con completas instalaciones y con capacidad para albergar a 350 niños de siete a doce años, rezaba la prensa del momento. La mujer de Franco rindió honores a la Centuria de las Falanges Juveniles de Franco de Paracuellos con bandera y banda de cornetas y tambores. Posteriormente, se realizó una visita al edificio y se ofició la bendición de la capilla. Después de la visita a las diferentes dependencias, se celebró una fiesta en la que los niños ataviados con trajes regionales de Asturias, Guipúzcoa, Granada, Málaga, Sevilla, Jaén, Zaragoza, Madrid y Cáceres interpretaron bailes y canciones folclóricas. A las dos de la tarde la esposa y la hija del Jefe del Estado abandonaron la localidad.
El Hogar Escuela de Auxilio Social estuvo bajo el mando del Frente de Juventudes hasta los primeros años de la década de los 60, momento en que su dirección y gestión dependió de la orden religiosa de las Hermanas de la Caridad y la enseñanza de maestras tituladas laicas; en la década de los 80 comenzó a depender del Instituto de la Juventud de la Comunidad Autónoma de Madrid, convirtiéndose en la actualidad Centro de Asistencia social “Picón de Jarama”.
Una de las personas más recordadas de los años de la posguerra fue la profesora Dª. Escolástica Riera Chico, que dejó un imborrable recuerdo especialmente entre todas sus alumnas, pero también entre todos los vecinos. Dª. Escolástica fue la profesora de las niñas y ejerció su profesión con diligencia durante la época de la Restauración, de la dictadura de Primo de Ribera, de la República, de la Guerra Civil y de la Época franquista. Sus casi cuarenta años al frente de la escuela la auparon a la categoría de superviviente nata, sin duda una gran mujer en una época en que no era fácil serlo. Fue querida y respetada por todos y eso le valió el reconocimiento en dos ocasiones. La primera en 1953 cuando recibió un premio de 1.000 pesetas, de un presupuesto 50.000 pesetas, que se había destinado a premiar a todos aquellos maestros de enseñanza primaria de la provincia que más se había distinguido en su labor de la enseñanza pública durante el curso escolar del año anterior. Y la segunda, el 26 de marzo de 1958 cuando en una sesión extraordinaria del Ayuntamiento y con motivo de su jubilación, se le reconoció su gran labor como profesora.
Según D. Vicente Valero que la conocía bien porque fue su sobrino y convivió algún tiempo con ella, Escolástica disponía de un humor extraordinario. Y gracias a sus memorias que dejó por escrito, conocemos un episodio que aconteció durante la Guerra Civil: Mis tías Escola y Amparo vivían en el pueblecito de Paracuellos del Jarama, a 18 kilómetros de Madrid. Mi tía Escolástica fue maestra de niñas durante varias generaciones. Fue persona muy apreciada y respetada en el pueblo, donde se trataba igual con ricos que con pobres. Era inteligente y alegre. También muy religiosa, hasta el extremo de que, de no haber sido maestra, hubiese sido monja. Tenía en su casa una gran colección de imágenes y crucifijos que, en la guerra civil, por consejo de los líderes socialistas de allí tuvo que quemar en el corralillo de su casa, ayudada por mí. Ellos mismos la salvaron también del ‘paseo’ en 1936: sobre ella pesaba una venganza del contratista de obras de las nuevas escuelas del pueblo, ya que puso objeciones a la edificación, y como luego se demostraría, ella llevaba toda la razón. El hijo de Vicente, del mismo nombre que su padre, nos puntualiza que su padre insistía en que a pesar de los peligros que la acechaban: al ser tan querida por todos, la gente de izquierdas procuró protegerla al máximo, ya que ella era muy, muy católica, como ya se indica en el texto y corría ciertos peligros.... Aunque sin vocación de mártir, por lo que parece, añado yo.
Dª Escolástica fue sustituida por Dª. Remedios Fernández Lombardero maestra de la escuela nacional. Los niños, ya que entonces existían clases distintas para chicos y chicas, tuvieron peor suerte pues el profesor que tenía que venir diariamente desde Madrid lo hacía muy intermitentemente. De ahí que no haya habido paracuellenses ilustrados de esa época, según nos contó D. José Mª Lorenzo Lorenzo, al que le tocó vivir en primera persona las ausencias del profesor. Se llegó a convertir en toda una tradición que los chavales se asomasen diariamente al picón del cura para ver si se bajaba de la camioneta que venía de Madrid el señor profesor (entonces el autobús no subía hasta Paracuellos, se quedaba en la zona del residencial). La expectación se transformaba en jolgorio cuando observaban que de ella no se bajaba, pues sabían que iba a ser un buen día para juegos matutinos.
A los profesores que, en el ejercicio de su profesión, optaron por ocupar la casa municipal que estaba destinada para ellos y que se encontraba en la calle Real (cerca de la fuente de la Salud), la vida no siempre les resultó más cómoda. La vivienda era muy humilde y con problemas estructurales. Así, en 1953, el maestro de escuela D. Leoncio Hernández, solicitó al alcalde le fuera reparada la casa por encontrarse en condiciones indecorosas. Expuso en su escrito: Tejado abierto a las lluvias (...), provocado por un tormentoso 19 de abril. Además, se le inundó la vivienda sufriendo el deterioro de algunos muebles y enseres.
Entre los datos más curiosos que hemos podido recabar de estos años de posguerra encontramos que para complementar la deficiente alimentación infantil, se les daba “leche de los americanos” y queso de bola que servía para borrar más que para comer. Los que tenían más dinero llevaban en el cabás (maletín) azúcar o cacao que añadían a la “leche de los americanos”. Los más pequeños se sentaban en el suelo y la clase la componían 50 niños. Era costumbre que las niñas aprendieran a coser. Quien aprobaba el examen iba al río de excursión. El presidente del APA realizó excursiones a Ávila y Segovia en el año 59 que costaron 30 pesetas. Uno de nuestros mayores nos contó la historia al revés; vivía en Vallecas y la parroquia vallecana organizó unas colonias de verano de 15 días de duración, cuyos niños iban a estar durante las vacaciones estivales en el “Auxilio Social” de Paracuellos. Según él, fueron de las mejores de su vida, entre otras cosas porque comía todos los días.
El 16 de febrero de 1973, el Ministro de trabajo abrió el Centro de Formación, Edificación y Obra Civil en Paracuellos de Jarama. Nada más abrir sus puertas, se convirtió en el centro de referencia de edificaciones y obra civil de España. Conocido popularmente como PPO, este centro se usó para la formación de especialistas en maquinaria pesada, utilizada en la obra pública y en la construcción de edificios. A día de hoy sigue ubicado en la Finca Tirabuey y tiene una superficie de 8.000 m2 construidos sobre 22 hectáreas de terreno para prácticas de movimiento de tierras. Dispone de 12 aulas teóricas y 6 talleres que le permiten una ocupación media de 250 alumnos al día. Este centro araña diariamente los barrancos de Paracuellos, que han asumido la degradación en pro del bien común.
El último alcalde que tuvo Paracuellos antes de celebrarse las primeras elecciones democráticas fue D. Guillermo Mesa Velázquez. Autor del reportaje que publicó el diario ABC el viernes 12 de mayo de 1978 sobre Paracuellos, sus fiestas y otros detalles, enmarcado dentro de un grupo de reportajes sobre los pueblos de la provincia de Madrid. Dijo a la pregunta sobre los problemas actuales de la población que era el más grave era el espacio de los escolares: algo que me tiene francamente preocupado, como es que teniendo solicitado desde 1973 un colegio de ocho unidades, y que estaba concedido y parece que todo en orden ahora parece ser que lo han echado para atrás. Los niños los hemos colocado en locales que ha alquilado el Ayuntamiento.
La construcción de nuevo edificio del colegio público Virgen de la Ribera inaugurado en 1982. Fue construido en unos terrenos que cedieron los hermanos Pi-Meco, y a día de hoy, con sus más de 30 años de experiencia, sigue formando alumnos. Hasta entonces, los niños se educaban entre las aulas del propio edificio del Ayuntamiento, y en las escuelas prefabricadas que se levantaron de la noche al mañana en el solar ubicado detrás de la casa grande, actual centro de salud. Hasta hace un año, las escuelas prefabricadas siguieron en pie, pero como Almacén Municipal y sede de los partidos políticos, pero también han sido a lo largo de estos años: Centro Joven, Centro de Acceso Público a Internet, Escuela de Música, Asociación de la Mujer, Juzgados y un largo etc.
Debido a que la realidad social de las mujeres fue cambiando al incorporarse al mundo laboral, se hizo necesaria la búsqueda de alternativas para el cuidado de los niños en familias que no disponían de abuelos. Por esta razón, en 1988 se construyó la primera guardería municipal que abrió sus puertas en la calle de Ajalvir, entrando en funcionamiento en febrero de 1989.
Con la llegada de la expansión poblacional que ha sufrido Paracuellos en los últimos 20 años, se han tenido que hacer grandes esfuerzos en la construcción de nuevos centros educativos. Poco antes de entregar las primeras viviendas del ensanche, en 2001 se abre el Instituto Gregorio Marañón (hoy IES Adolfo Suarez) que con el tiempo ha completado su oferta educativa con ESO y Bachillerato. En 2006 se abrió la guardería Paso a Pasito, y un año más tarde, el complejo educativo concertado Colegio Miramadrid (con oferta educativa desde escuela infantil a Bachillerato). Un año más tarde en 2007 entra en funcionamiento la guardería Ciudad de Girasoles que, junto a la abierta desde 2003 con el nombre Tic-Tac, ambas desparecidas consecuencia de los cambios sociológicos que trajo la pandemia y cuyo hueco fue ocupado por Trastes, incorporándose también desde 2020 De Moonlight International School (que cuenta también con educación primaria) complementaban la oferta privada en esta etapa educativa. Le siguió en 2009 el colegio concertado Antamira (con oferta educativa desde escuela infantil a Bachillerato). Un año más tarde, en 2010, se abrió la guardería municipal Santiago Apóstol. Y en 2012 comenzaron en el sector 11 las obras para construir el segundo colegio público municipal, con el nombre Las Navas de Tolosa que entró en funcionamiento en octubre de 2012, con la incorporación educativa pública del colegio Andrea Casamayor en 2018, y el Instituto Simone Veil en 2018 con ESO, Formación Profesional en sistemas microinformáticos y redes, así como Bachillerato se completa la oferta educativa no universitaria en Paracuellos de Jarama.
Javier Nájera Martínez y Luis Yuste Ricote.
Cronistas oficiales de Paracuellos de Jarama.
Bibliografía:
- NÁJERA, J & YUSTE, L. (2016). Historias de Paracuellos. Ayuntamiento de Paracuellos de Jarama, Madrid.
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