Con pan y vino…
Actualmente tenemos una carretera de alta capacidad o autovía, que pasa por nuestro municipio, además de carreteras de primer y tercer orden. Esta última, siendo la que atraviesa el casco urbano paracuellense. El protagonista indiscutible de estos caminos es el automóvil. Pero esto no siempre fue así, hasta la aparición del vehículo de motor, otros caminos salpicaban nuestra geografía, llamados en ocasiones caminos de ruedas, y era el transporte de ganado y materiales los que transitaban por ellos. Hablemos de los protagonistas de estos caminos.
En la anterior entrada hablábamos de la importancia del cereal para nuestra localidad. Tanto cereales como el pan eran llevados a Madrid y Alcalá de Henares para su consumo. Junto a este motor económico, existió otro importante motor, y es el motivo de esta entrada, pues la trajinería era la que aportaba el 30% de la economía paracuellense. Los primero datos fehacientes que encontramos sobre esta práctica en nuestro municipio es en las Relaciones Topográficas de Felipe II, donde dicen: “todo el trato y comercio del pueblo es labradores y hombres que traxinan de un cabo a otro, y en lo que mas se entende es de cocer pan para llevar a la corte de Su Majestad, que esta tres leguas de este dichos pueblo”.
Paracuellos, como muchos de los lugares que se encuentran a lo largo del valle del Jarama, ha sido un lugar de paso de la humanidad. A lo largo de la historia se utilizó este paso natural para la trajinería, el traslado de ganado, de tropas… Así pues, se fue creando una red de caminos, que han llevado y traído materiales en Paracuellos. Sabemos que los que entraban o atravesaban tenían la obligación de pagar por ello, en los distintos Portazgos. También sabemos que cuando se transportaba cereales, estos se grababan directamente con lo que cobraba el trajinero o arriero, que en el siglo XVI era de tres maravedíes.
Testigo actual de lo que les contamos y que pasa desapercibido pero está a la vista de todos, junto a la travesía, es la calle Atarre, que comienza en la fuente seca o de la salud y acaba en el Palacio de los Duques de Medinaceli. Actualmente existe una calle paralela que es el final del pueblo (la calle de las huertas), pero antiguamente este era el final del municipio. Creemos que el nombre es una mala conservación del antiguo que sería Ataharre, el cual según la R.A.E. es: Banda de cuero, cáñamo o esparto que, sujeta por sus puntas o cabos a los bordes laterales y posteriores de la silla, albarda o albardón, rodea los ijares y las ancas de la caballería y sirve para impedir que la montura o el aparejo se corran hacia adelante.
Esto nos lleva a la tradición trajinera de nuestro pueblo, parece que en antaño hubiera sido una especie de “puerto” del que salían y llegaban los géneros acarreados por los burros. Estos animales se guardaban en la Plazuela de las mulas (más o menos donde hoy está el colegio Virgen de la Ribera), cargándose en distintos lugares según qué producto, y de la calle Atarre salían las mercancías a transportar, muchas veces en caravana, para evitar así asaltos individuales.
Observen el lugar, si eliminamos la fuente que del pasado siglo XX, desde allí se podían alcanzar los caminos que conducían a los lugares a trasportar la mercancía. Hacia el norte, tomaban la Calle Real de Burgos dirección de la antigua capital castellana, para llevar la preciada lana; hacia el sur, por el camino de las huertas, se cogía el camino que conduce a la Cañada Real, y así llegar a Madrid, o bien tomar la dirección contraría para transportar hacia Aragón nuestros productos; el este les llevaba al río para pasar la barca con la misma dirección que el sur; y el oeste llevaba el pan directamente a Alcalá. Sabemos que en la barca tenían preferencia los viajeros y los productos hacia la capital del reino.
Poco a poco, este medio de transporte se fue sustituyendo por los vehículos a motor, y esos caminos se han transformado en parte de la fisionomía urbana, o en distintos itinerarios que hoy podemos disfrutar gracias a su recuperación, pero como han podido leer, han dejado una huella en el municipio.
Luis Yuste y Javier Nájera.
Cronistas Oficiales de Paracuellos.
Bibliografía:
- CASTRO, C. (1987): El pan de Madrid: el abasto de las ciudades españolas del antiguo régimen. Alianza Editorial, Madrid.
- GARCÍA CARMONA, A.; NÁJERA MARTÍNEZ, J.; RODRÍGUEZ MENDEZ, J.J.; YUSTE RICOTE, L.; CALVO ORIVE, N.; KRSTIC GIBERT, S., (2010): Encontrando a Paracuellos de Jarama. Ayuntamiento de Paracuellos de Jarama.
- LÓPEZ, S. (1809): Nueva guía de caminos para ir desde Madrid a todas las Ciudades y Villas mas principales de España y Portugal y también para ir de unas Ciudades a otras. Gómez Fuenterebro y Compañía.
- NÁJERA, J.; YUSTE, L. (2016): Historias de Paracuellos de Jarama. Ayuntamiento de Paracuellos de Jarama. Madrid.
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