cuaderno de mitología paracuellense

             En el siglo XVI Paracuellos sufre una transformación total. El cambio poblacional desde los alrededores del cerro del Castillo al enclave actual, al generarse el I Señorío de Paracuellos de la mano de los Pardo – de la Cerda hace que se perdiera, no solamente el patrimonio que se generó en siglos anteriores, también la toponimia y la tradición oral. Esto provoca que desaparezca también los mitos y creencias de tiempos anteriores. Como se nos avecina Halloween, nos hemos aventurado a buscar los pocos restos y “reconstruir” una mitología “propia” a partir de los elementos que todavía se dejan ver.

 


            Comenzamos este “cuaderno de mitología paracuellense” con los restos de época protohistórica. Encontramos tres mitos claros las Moras, las Serenas y los Licántropos, acompañados por la Diosa Epona.

    Las Moras: Son espíritus femeninos o hadas que viven bajo un hechizo o encantamiento, a menudo en lugares ancestrales, que en nuestro caso vivían en la Fuente de la Mora. Se dice que custodian grandes tesoros bajo el agua de fuentes y pozos. Hermosas jóvenes de largo cabello rubio peinado con peines de oro. Viven bajo un hechizo que les obliga a guardar el tesoro que esconden. Su leyenda gira en torno a la posibilidad de que un mortal rompa su encantamiento. Esto generalmente requiere superar una prueba o desafío, y casi siempre implica un acto de valentía o la entrega de un objeto. Esta leyenda sirvió para explicar a los pueblos antiguos que vivían antes de la cristianización.

 

Imagen de una Moura generada con IA

     Las Serenas: son una variación de la anterior con nombre parecido a sus hermanas marítimas. Este ser mitad pez y mitad mujer son criaturas originalmente jóvenes humanas transformadas por una maldición, a menudo lanzada por una madre exasperada por la desobediencia de su hija al preferir el río a sus tareas. Las ultimas avistadas fue durante las fiestas patronales en la piscina municipal.

 

Imagen de una Serena generada con IA

     Los Licántropos: La tradición de los hombres lobos ahondan sus orígenes en los pueblos preromanos sobre todo en la tradición guerrera. Los guerreros carpetanos adquirían la fuerza y sabiduría del Lobo en un proceso iniciático al beber de una patera con forma del can, sufriendo una transformación de poder simbolizando su entrada a la edad adulta. Terminaban el proceso cuando en la batalla se vestían con piel de lobo o llevaban cabezas de lobo en sus cascos para intimidar al enemigo a la par que adquirían la fuerza, velocidad y rabia del animal.

 

Imagen de un licántropo generada con IA

    Epona: Diosa carpetana por excelencia.  Su rol más destacado es como la protectora de los caballos, burros y mulas. Era venerada no solo por su valor simbólico, sino también práctico pues también era diosa titular de los jinetes. La conexión con las yeguas la asociaban con la fertilidad y la abundancia, así como con el paso al más allá protegiendo a los caballos que los guiaban al abandonar el mundo terrenal.

 

Imagen de Peona generada con IA

            Con la romanización, hay una transformación de los mitos para adaptarse a la nueva forma de entender la religión. Por ejemplo, las Moras y Serenas se entienden como ninfas y Epona se refleja en Diana. Del panteón romano hay constancia en esta zona de la veneración a Jupiter, Marte, Diana, las ninfas y Tutela. Pero además tenemos elementos de esta mitología clásica que viene de tiempos prehistóricos que hablan de especies de animales extintas incluyendo al género Homo.

    Júpiter: era la deidad suprema en el panteón romano, venerado como el dios del cielo, la luz y el rayo. Se le consideraba el garante del orden y la justicia, presidiendo sobre los asuntos tanto de los dioses como de los hombres. Su templo principal, en la colina Capitolina, simbolizaba la preeminencia de Roma. A menudo se le representa con un águila y un rayo.

 

Imagen de Júpiter generada con IA

    Marte: una figura central para la identidad romana, inicialmente relacionado con la agricultura y luego firmemente establecido como el dios de la guerra. Era considerado el padre mítico de los fundadores de Roma, Rómulo y Remo, lo que lo convertía en el protector divino del pueblo romano y su ejército. Su culto era vital para las campañas militares y la gloria del Imperio.

 

Imagen de Marte generada con IA

    Diana: era la diosa virgen de la caza, los animales salvajes y la Luna (venerada desde época carpetana). Se la asociaba con los bosques y la naturaleza indomable. Además de su rol como cazadora, se la invocaba para proteger a las mujeres durante el parto y a menudo simbolizaba la independencia y la triple naturaleza divina (cielo, tierra e inframundo). La cerámica encontrada en la villae romana de Belvis estaba decorada con ella, representada en el logo del MUCEB

 

Imagen de Diana generada con IA

    Tutela: esta diosa menor fue importantísima dentro de la esfera doméstica y agraria. Su función principal era la deidad protectora de las cosechas. Aseguraba que el cereal, vital para la subsistencia, se mantuviera a salvo de plagas o daños una vez había sido guardado en el granero. Representaba la seguridad y el cuidado del alimento básico tras la labor del campo.

 

Imagen de Tutela generada con IA

    Las Ninfas: son espíritus femeninos menores que personificaban la vida y el flujo de la naturaleza. Estaban intrínsecamente ligadas a lugares específicos especialmente fuentes y ríos. Se las consideraba seres de gran belleza y eran vistas como guardianas de la pureza y vitalidad de sus respectivos entornos naturales.

 

Imagen de una Ninfa generada con IA

    Los Gigantes: seres de inmenso tamaño y fuerza brutal que, según el mito, nacieron de la sangre de Urano. Representaban las fuerzas salvajes y caóticas de la naturaleza que se oponían al orden de los dioses olímpicos. Su imagen de criaturas poderosas, corpulentas y a menudo con apariencia más primitiva que la humana, guarda un paralelismo con la concepción histórica de los Neandertales a los que nuestra especie los vería como seres corpulentos y come niños por sus costumbres antropofágicas. La extinción de los Gigantes a manos de los dioses podría reflejar la desaparición de los Neandertales ante la expansión de los Homo sapiens.

 

Imagen de un gigante generada con IA

    Los Cíclopes: estos eran una raza de gigantes caracterizados por poseer un solo ojo en medio de la frente. Se asocian a estos seres de un único ojo se ha vinculado a la observación de fósiles de Mastodontes prehistóricos como los que vivieron en Paracuellos durante el Mioceno. El cráneo de estos animales posee una gran abertura central para la trompa que, pudo haber sido interpretada como la cuenca de un ojo gigantesco.

 

Imagen de un cíclope generada con IA

            Con la adopción del cristianismo como religión, los nuevos mitos nacen por la transformación del panteón pagano y se van originando nuevos seres. Cuando Paracuellos abandona el enclave original genera nuevos seres y adopta los comunes de Castilla. Estos son los que surgieron entre el renacimiento y la ilustración.

    La Estantigüa santiaguista: es el nombre dado en el folclore castellano a la procesión nocturna de ánimas en pena, también conocida en otras regiones como la Santa Compaña. Esta comitiva de fantasmas de los caballeros de la Orden de Santiago va vestida con sudarios santiaguistas portando velas encendidas, su aparición tiene como principal objetivo anunciar una muerte inminente en el pueblo. Dicen que la noche de los santos van en procesión desde el castillo en el que residían hasta el nuevo enclave para llevarse a los que los ven, solo te puedes salvar si te pillan comiendo, por lo que se recomienda que esa noche lleves siempre un pedazo de pan en el bolsillo.

 

Procesión de estantigüa santiaguista generada con IA

    El Coco: es uno de los monstruos infantiles más universales de la tradición ibérica; se trata de un ser fantasmal y temible que carece de una forma específica, con el único propósito de llevarse a los niños que no obedecen a sus padres, siendo el protagonista de la popular nana “Duérmete niño, duérmete ya, que viene el Coco y te comerá”. Por eso los hombres roncan durante la noche, para espantar al Coco.

 

Imagen de el coco generada con IA

    El Bú: Ser mitológico castellano que actúa como un monstruo de la oscuridad sin una forma definida pues puede tomar forma de búho o lechuza, que tanto se veían por Paracuellos.  Su función es servir como una advertencia genérica utilizada por los adultos para asustar a los niños desobedientes y lograr que se vayan a dormir o se comporten bien.

 

Imagen de Búes generada con IA

     El Martinico: un duende representativo de la mitología castellana. Es un hombrecillo de baja estatura, vestido con hábitos de fraile. Es conocido por su naturaleza temperamental y juguetona, causando travesuras en las casas y transformando objetos (como convertir el oro en carbón), aunque también puede ser generoso si se le trata bien.

 

Imagen de un Martinico generada con IA

    La Tarasca: Esta criatura tiene sus orígenes en el Corpus Christi, donde se representa como un dragón o tortuga monstruosa con cabeza de mujer. En Paracuellos estas fiestas eran el eje principal de las fiestas patronales. Durante las fiestas del Corpus se sacaba en procesión en Madrid. Simbolizaba la fuerza del mal, la herejía o la locura, y su exhibición en las procesiones representa la victoria de la fe sobre el pecado.

 

Imagen de la Tarasca generada con IA

    La Bruja de la cueva del río: Es un personaje que ahonda sus raíces en el siglo XVIII, cuando centraron el odio en las mujeres de la época por el cambio climático que sufría Europa. Ya hemos hablado de ella en este blog, pues además de lo ya explicado también tenían un poco de aporofobia y edafobia, relegando a las mujeres a practicar pociones centradas en su conocimiento en la botánica. Vivía apartada de la población siendo una mujer que ejerce la magia o hechicería, a menudo de carácter oscuro, mediante el uso de conjuros, pociones y pactos diabólicos; tradicionalmente se la asocia con los aquelarres, el vuelo en escobas y la capacidad de lanzar maleficios contra sus víctimas.

 

Imagen de la bruja de la cueva el río generada con IA

            Ya en época contemporánea aparecen nuevos elementos mitológicos. Entre ellos encontramos las cruces decimonónicas, los lugares encantados y variantes del coco.

    Cruces de las ánimas: En Paracuellos se conocen tres: la de Morales, la del Moreno y la de la Tía María. De esta última Vicente Garcini escribió su historia, que ya contamos en el blog. De los otros no sabemos nada. El mito detrás estas cruces que se ponían en los caminos donde había ocurrido alguna desgracia, a menudo un accidente o una muerte violenta, sostiene que estas funcionan como un recordatorio y un refugio espiritual. Para el catolicismo y las creencias populares influenciadas por él, la cruz marca el lugar donde el alma de la persona perdió la vida o el ánima, ayudando a su espíritu a encontrar protección y reposo, o marcando el punto de su tránsito entre la vida y la muerte. Más allá del ámbito religioso, estas cruces también servían como una advertencia física para los viajeros, indicando una zona peligrosa o de riesgo, o simplemente como un santuario improvisado para que la gente se detuviera a rezar y recordar al difunto, otorgándole así un significado sagrado al lugar de la tragedia.

 

Imagen de la ánimas en sus cruces generada con IA

     Los Gamusinos: Es una criatura imaginaria propia del folclore de España y Portugal que sirve principalmente como excusa para gastar una broma o novatada a niños, forasteros o novatos en entornos rurales o campamentos. Se les describe vagamente como animales pequeños, esquivos, y de hábitos nocturnos que supuestamente son cazados con un saco y un palo, haciendo ruidos extraños o gritando su nombre, sin que exista una descripción fija de su aspecto. La “caza del gamusino” es, en realidad, un juego o una burla inofensiva en la que se convence al incauto de la existencia de la criatura para que pase un buen rato buscando algo que nunca encontrará, fomentando la camaradería y la iniciación al grupo.

 

Imagen de un gamusino generada con IA

    El espíritu de la Casa Grande: Al parecer la Casa Grande antes de ser Centro de Salud, estuvo al menos desde finales de los setenta en estado de semiabandono, ya que sus moradores se fueron a vivir a Madrid. A pesar de que tenía un guarda no permanente, en torno al año 1987, un grupo de cinco o seis chiquillos consiguió entrar llevados por la curiosidad a ver que encontraban. Y en una pequeña estancia vieron un baúl de madera de grandes dimensiones. Uno de ellos se acercó para abrir aquel enorme baúl, cuando una voz con eco, como de ultratumba le empezó a hablar. Otro de los jóvenes aseguró ver una luz blanca muy brillante que se movía, y un tercero dijo haber visto una mujer vestida de blanco en la escalera. Presas del pánico más absoluto salieron corriendo para no volver a entrar nunca más, ni si quiera se atrevieron a pasar por la calle Antonia Herranz durante muchos años. Estos jóvenes, hoy mayores, nos aseguraron que no estaban condicionados cuando entraron y que no sabían nada de fantasmas en la casa. Aunque los vecinos de pueblo más viejos siempre han hablado de la muerte de una niña de la familia en extrañas circunstancias.

 

El espíritu de la Casa Grande asomando por la puerta, imagen generada con IA

    El chino asesino: es la variante del coco, sacasangres, hombre del saco y otros personajes similares pero oriundo de Paracuellos. Los adultos decían que en los sembrados había un chino asesino para que los chavales no se fueran por ahí.

 

Imagen del chino asesino generada con IA

Camuñas y el Monstruo Grande y Rojo: Ambos salieron de la imaginación de Margarita del Mazo nuestra autora más universal y premiada a nivel global. Camuñas es un simpático brujo que no se cortaba las uñas. El  Monstruo Grande y Rojo vive en la habitación de Mateo, al que se le aparece cada noche. Mejor leerlo a que les sigamos contando.

 



            Terminamos este repaso mitológico con los que han surgido en la actualidad, y que sufrimos constantemente.

    El Zombilítico: El fenómeno de la Zombificación del Poder describe a los líderes que, siendo una oposición activa (incansables, llenos de ideas y decididos a mejorar las cosas), sufren una transformación catastrófica al cruzar el umbral del cargo ejecutivo. En la oposición prometían romper con el ciclo vicioso, ser diferentes, pero una vez alcanzado el sillón plenario se convierte en un Zombi en el Poder conocidos como Zombilíticos. Se cuenta que el contagio ocurre en el momento exacto en que cruzan el umbral del despacho concejil. Hay una especie de miasma invisible en el cuero de la silla ejecutiva y un polvo fino en el aire acondicionado que induce su conversión. La vitalidad de la oposición productiva comienza a drenarse. Los primeros síntomas aparecen a las 48 horas. Al principio, es sutil: un parpadeo lento, un vocabulario que pasaba de “reforma estructural” a “mantener el statu quo”.  A la semana, la transformación es casi completa. Su mirada vibrante vuelve turbia, lechosa. Su caminar se hace lento, arrastrando los pies en los lujosos pasillos, con la mirada vacía, capaz solo de murmurar frases ininteligibles sobre “análisis de viabilidad”, "son piedras sin importancia, no patrimonio" y “presupuesto” mientras devora las promesas electorales, especialmente sobre la variante.

 

Zombilíticos en la puerta del consistorio. Imagen generada con IA.

    Los Troles: Son seres de rabiosa actividad en las RRSS actuales que recibiendo el nombre de seres de la mitología nórdica. En ocasiones son zombilíticos disfrazados de troles que utilizan las redes sociales, para desde  el anonimato de sus teclados, hacen memes despiadados y comentarios virulentos, propagando el cinismo, convencidos de que todo líder, sin excepción, son seres de luz propia que tiene la razón a toda costa. En Paracuellos suelen aparecer sobre todo por Facebook, para acallar las voces discordantes utilizando perfiles de personas aparentemente reales. Nosotros los hemos sufrido. Les gusta intentar matar la libertad de expresión. Afortunadamente tenemos dos cazadores de troles bastante hábiles en su quehacer: Aphilado y jouymj4xxx.

 

Imagen de troles cazados generada con IA

            Hasta aquí nuestro repaso a la mitología que ha podido darse en Paracuellos. Hay personas que aseguran haber visto alguno de estos seres en el parking de la plaza de las Culturas. Esperamos que se hayan divertido leyéndolo como nosotros haciéndolo. Quizá les sirva para tener ideas de disfraz para el próximo Halloween.

 

            Luis Yuste y Javier Nájera.

            Cronistas Oficiales de Paracuellos de Jarama.

 

Bibliografía:

- CALLEJO CABO. J. (2019). El mundo encantado de Castilla y León. Museo Etnográfico de Castilla y León, Zamora.

- CANO HERRERA, M. (2007). Entre anjanas y duendes. Mitología tradicional ibérica. Ediciones Castilla, Valladolid.

- NATIONAL GEOGRAFIC. (s.f.).   Los fósiles que inspiraron el mito de los cíclopes. URL:     https://historia.nationalgeographic.com.es/a/fosiles-que-inspiraron-mito-ciclopes_13401 [Consulta 01/10/2025]

- NÁJERA MARTÍNEZ, J. & YUSTE RICOTE. L. (2016). Historias de Paracuellos de Jarama. Ayuntamiento de Paracuellos de Jarama.

- RUIZ OSUNA, P. & REÑÉ QUILES, D. (2011). Guía de los seres mitológicos de España. Editorial Círculo Rojo, Roquetas del Mar.

- VILLAR ESPARZA, C. (2013). Notas y dibujos para una mitología popular manchega. Creencias y costumbres populares en el campo de Montiel. Revista de tradiciones populares. Colección de la revista Zahora, 56. 


 

 

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