Fiestas Patronales 2020 ¿una excepción?

En un comunicado emitido el pasado 5 de mayo de 2020, en su página web, el Ayuntamiento de Paracuellos de Jarama decidió suspender las fiestas locales por la pandemia del Covid19. Estaba previsto que se celebraran del 29 de mayo al 3 de junio. Este año el  maldito “bicho” nos ha dejado sin fiestas patronales. Pero para ver si desde el año 1751 que se celebran las actuales fiestas patronales con la creación de la Hermandad del Cristo de la Salud y San Nicolás de Bari, ha habido alguna otra ocasión en que una infección vírica o bacteriana haya frenado a los paracuellenses a celebrar sus fiestas, habría que hacer un estudio exhaustivo y monográfico en los archivos municipales, eclesiásticos y de la Hermandad; y ojalá podamos hacerlo pronto. A la espera de él, vamos a desgranar las veces que se han suspendido las fiestas.


Sabemos que hubo varios brotes de fiebres amarillas, viruela o cólera morbo que a lo largo del siglo XIX causando millones de muertos en España. Las más mortíferas en 1820 y sobre todo la de 1865. El terror que causaba la enfermedad hizo que el brote de cólera vaciara ciudades como Madrid y Burgos. Un gran porcentaje de la población se desplazó, y dejó sus negocios abandonados y las ciudades despobladas. El efecto sobre la economía se sintió en décadas posteriores. Tras cada brote, los campos se abandonaban porque la gente se refugiaba en sus casas, los pueblos se cerraban al tránsito de personas y mercancías, esto provocaba  periodos de carestía que afectaban a grandes grupos de población. Por eso pensamos que Paracuellos no fue ajeno a todos estos avatares de la historia. El último conocido es la gripe española de 1818 a 1820 que dejó más de 50 millones de muertos en todo el mundo, sumado a los 22 millones de víctimas de la primera guerra mundial, una dura época sin duda.

Pero de lo que si estamos seguros y podemos probar son varios años en que no se celebraron por cuestiones bélicas. La primera de la que tengamos noticias es durante la ocupación francesa de la península ibérica, en la llamada Guerra de Independencia que duró de 1808 a 1814. En esos años, José Bonaparte dictó orden del cierre de todos los conventos y monasterios. Nuestro convento de Franciscanos descalzos donde se custodiaba y veneraba la imagen de la Virgen de la Ribera desde 1570 y tenía su día de celebración el lunes de las fiestas, permaneció cerrado hasta 1815 momento en que se  pudo volver celebrar las fiestas patronales. Ese día, los frailes subían la imagen a la iglesia de Santa Ana y celebraban misa. Allí también celebraba la Hermandad el domingo de pentecostés al Cristo de la Salud y el martes a San Nicolás de Bari. Asisten á la misa, y procesión ambos días por mañana y tarde, un complejo de voces e instrumentos de Músicos profesores de esta Corte. La Hermandad se encargaba de traer a los músicos, que no debía ser menos de quince. Todos los años disponían de dos hermanos para traerlos, y otros dos para llevarlos. En 1821 el Convento cerró definitivamente, sus frailes fueron mandados a Madrid pero la imagen de la virgen fue trasladada a la iglesia de Santa Ana y su custodia y celebración pasó a organizar la Hermandad, desde entonces se la conoce como Hermandad del Cristo de la Salud, la Virgen de la Ribera y San Nicolás de Bari

El otro escenario  prebélico llegó un mes antes de estallar la Guerra Civil. El 18 de mayo de 1936 se reunieron doce hermanos y en un ambiente de temor, acordaron: Por mayoría que dadas las circunstancias que atravesamos y las desgracias que venimos viendo que ocurren en otros sitios por contra de las funciones religiosas, (acordamos) suspender dichas fiestas hasta que se pueda celebrar y las circunstancias lo permitan. Y la guerra no lo permitió hasta el 27 de abril de 1940 cuando se reunieron ocho hermanos que decidieron celebrar solamente las misas: y no poder hacer más porque somos muy pocos y no tenemos fondos (…)

Y otro momento que tenemos catalogado como crítico fue en 1841 cuando por una Real Orden de S. A. el Regente del Reino, de 22 de noviembre se suprimieron todas las cofradías, hermandades y congregaciones en España. Ese año la Hermandad celebró, como de costumbre, las fiestas en los términos habituales. El alcalde hubo de pedir al hermano mayor que cumplieran con la ley y enterados, acordaron que desde este día queda disuelta esta Congregación. Lo que pasó después queda relegado al territorio de la especulación más absoluta, sin embargo nos atrevemos a contar lo que pudo pasar porque lo que ocurrió en Paracuellos con la Hermandad no fue una excepción. A lo largo del todo el territorio se sucedieron hechos parecidos. Lo más probable es que algunos hermanos a título personal, llevados por su devoción, siguieran pagando de su bolsillo estas celebraciones. Incluso hubo cofradías que se mantuvieron en la sombra hasta que la situación se revocó quince años después. Para entonces, muchas habían dejado para siempre de existir, y sólo La Hermandad volvió a retomar su actividad. Suponemos por tanto que las fiestas siguieron funcionando de alguna manera esos años.

Durante buena parte del siglo XX, el dinero de que disponía el Ayuntamiento para festejos fue prácticamente inexistente. En realidad no había costumbre en los pueblos de España de que los festejos salieran de las arcas municipales. Más bien fueron la Hermandad y los vecinos, a título personal o colectivo, los que promocionaron estas fiestas. Por ello, durante buena parte de los años 40, 50, 60 y 70 los mozos del pueblo se las apañaron para disfrutar de lo que más les gustaba, los toros. Hacia 1947 se celebraron dos corridas de toros los días 21 y 22 de septiembre en la plaza del pueblo pagados por todos ellos y donde se utilizaron los carros para hacer la plaza de toros. Los curioso del caso es que el Ayuntamiento tuvo que desmentir ante el gobernando civil de la provincia, que el dinero para estos festejos saliera de sus arcas. A partir de entonces se constituyeron como: La Comisión de Festejos Taurinos, integrada por todos los jóvenes del municipio. Recaudaban entre sus socios el dinero necesario para poder traer reses bravas para las fiestas populares y para la feria taurina que se instauró en septiembre, a razón de 25 pesetas los casados y 50 pts. los solteros. También los comerciantes hicieron sus aportaciones que iban desde las 100 pts. hasta las 300 pts. Esta Comisión se encargó desde entonces de organizar los festejos taurinos a la par que la Hermandad los actos religiosos, el baile, refresco en casa del hermano mayor, desfile de carrozas, los gigantes y cabezudos, la elección de reina de las fiestas y la pólvora. Y permaneció activa, al menos, hasta finales de los años setenta. En las fiestas de estos años, se sacaba un organillo y se tocaban cada año las nuevas canciones. Si se quería, se ponía más dinero para salir como torero en el cartel que anunciaba los festejos taurinos (luego podía o no torear). Era también costumbre en las fiestas que se jugaran los ganados con el juego de las Caras con monedas antiguas. Era un juego de cara o cruz con apuestas entre pastores y agricultores.

Existe una canción popular de los años 50 que cantaban los vecinos en las fiestas, especialmente en la costumbre de despertar al vecindario,  que dice:

A Paracuellos ha “llegao” la banda

con buena armonía, agrada “dispertar”.

Que hambre traemos, que nos darán, un plato de callos, o una “ensalá”.

En Paracuellos te hartarás y de esta manera podrás tocar.

 

Es a partir de la instauración de la democracia cuando se empezó a destinar el Ayuntamiento un presupuesto anual para las fiestas, por lo que las posibilidades económicas hicieron aumentar las mejoras sobre todo en la instalación de una plaza de toros portátil en lugar de los carros de labranza. También tenemos que recordar D. Rufino Sotoca por su peculiar forma de anunciarnos las fiestas. Desde 1987, año en que entró en política con A.I.P.J. como concejal de Cultura y Educación y desde 1991 en los distintos gobiernos bajo las siglas de A.L.E. ha sido el speaker del Ayuntamiento. Solía coger el micrófono el sábado por la mañana durante la celebración del cross popular con el que daban comienzo las fiestas y repetía sin cesar: ¡¡Han comenzado las fiestas patronales, repito…!! .

Ha habido también varias ubicaciones de la feria; desde las más primitivas que conocemos, en la misma plaza del pueblo, pasando por la parte trasera de lo que hoy es el nuevo Centro de Mayores, para posteriormente en los ochenta, ocupar el espacio que actualmente ocupa la Guardería Municipal, de la calle del paseo del radar. Ya en los noventa, el parking de las confluencias de las calle Canarias y Valencia y, finalmente, en las proximidades del cementerio municipal, en lo que se ha venido a denominar recinto ferial. Los toros han sido el eje fundamental de las fiestas, a través de las corridas organizadas con toreros de renombre o con jóvenes promesas. Pero, para cualquier aficionado, lo que ha contado con más participación y apoyo han sido y son las becerradas. No así los encierros que han tenido una historia muy irregular e intermitente y que discurrían desde el Callejón de Santa Ana hasta el Picón del Cura donde se ponía la Plaza de toros. Los últimos años se pusieron de moda los concursos de recortes.

También, gracias a las populares becerradas, proliferaron a principios de los 80 las denominadas peñas, si bien algunas habían existido anteriormente. Cada grupo de amigos colocaba su propio burladero en el coso, con sus colores, que servía como refugio seguro de los astados (aunque esto no siempre era así) y para el consumo seguro de bebidas y comidas energéticas, necesarios sin duda para soportar mejor el calor y poder enfrentarse con garantías a los toros y vaquillas. Por desgracia para los vecinos, esta actividad de instalar burladeros en la plaza llegó a su fin con la Decreto del  25 de julio de 1996 del nuevo Reglamento de Espectáculos Taurinos Populares de la Comunidad de Madrid, que exigía la eliminación de cualquier elemento ajeno a la plaza, el consumo de bebidas espiritosos y otros relacionados con el bienestar animal. A pesar del decreto, el Ayuntamiento estuvo al menos quince años más permitiendo y flexibilizado algunas de estas medidas. Prefería pagar la multa que la Comunidad ponía todos los años que enfrentarse a los vecinos cabreados.

Desde entonces, las peñas han centrado más su actividad en la convivencia entre los peñitas a través de las comidas en sus propios locales, la mayoría de ellos en garajes y casas particulares diseminadas por todo el pueblo. Aunque a partir de la colocación por parte del Ayuntamiento de las carpas en el actual recinto ferial, la mayoría han acabado por trasladarse a ellas. Por su carácter fugaz, festivo y lúdico, centrado en apenas siete días de fiestas al año, las peñas se convirtieron en un medio indispensable para pasar unas buenas fiestas patronales. El único objetivo de la mayoría es la diversión a raudales aunque las hay que va más allá y buscan organizar actos paralelos a los oficiales, por ejemplo la peña de los Trokomochos conciertos de rock. Por último, aunque la mayoría de las peñas se mantienen en el tiempo, cada año desaparecen algunas al tiempo que se crean otras nuevas. En la actualidad existen entre 30 y 40 peñas, las más antiguas tienen ya más de 35 años.

También, con motivo de las fiestas la población se multiplica, pues acuden aquellas personas que tuvieron que emigrar y los hijos de aquellos antiguos vecinos del pueblo. De carácter religioso, empiezan a celebrarse el domingo de Pentecostés con una procesión en honor al Santísimo Cristo de la Salud; el lunes hay una misa y procesión en honor de la Santísima Virgen de la Ribera, el martes hay misa y procesión en honor de san Nicolás de Bari y concluyen los actos religiosos con una misa en honor de los hermanos difuntos. En el aspecto meramente lúdico, todos los días de las fiestas la banda de música toca diana por las calles del municipio en el recorrido que hace para recoger a las reinas y damas; Hay hinchables y encierro infantil para los peques; Caldereta y paellada para todos; Actuaciones de grupos populares o de revistas y variedades para los mayores, y sobre todo conciertos musicales con las orquestas que se contratan a lo largo de la semana en la Plaza de la Constitución y grupos de renombre o locales en el recinto ferial. En el aspecto deportivo, se celebra una semana antes, la semana del deporte.

Aunque no debemos olvidar por último que Paracuellos tiene otras fiestas menores, también muy celebradas. Estas son: san Vicente Mártir el 22 de enero, san Isidro labrador el 15 de mayo con una procesión, procesión de San Antonio de Padua el 13 de junio y la Virgen del Carmen el 16 de junio, todas ellas amenizadas normalmente por una orquesta en la Plaza de la Constitución y con reparto de limonada y pastas o bocadillos que suele preparar el Aula la Ilusión. Sin olvidarnos de las fiestas patronales de nuestra pedanía Belvis de Jarama que celebran Santiago Apóstol el 25 de julio por todo lo alto. Así como la fiesta del Corpus Christi que se celebra con una procesión por las calles más céntricas de Paracuellos en la que los niños y niñas que hacen ese año la Primera Comunión, vuelven a lucir los trajes de la ceremonia. Además, las flores son protagonistas de excepción, pues los niños de la primera comunión, lanzan centenares de pétalos a la Custodia cuando se expone en cada uno de los altares levantados para este menester por las distintas hermandades y grupos religiosos de la localidad. También hay una fiesta nacional que acaba colapsando los cementerios, es la fiesta de Todos los Santos el 1 de noviembre. Y en Paracuellos, el cementerio se inunda de flores. Aunque desde hacer relativamente poco, los españoles hemos adoptado la costumbre anglosajona de celebrar Halloween.

 Y otras celebraciones que han desaparecido del calendario paracuellense al desaparecer las diversas cofradías que las sustentaban, víctimas de las diversas desamortizaciones de bienes eclesiásticos del siglo XIX. Por ejemplo: la de Santa Águeda, para que librara de las tormentas de granizo, La de los santos Justo y Pastor; para prevenir la plaga de langosta o la de San Sebastián para cuidar a los vecinos de la Peste negra.

Y salvo cataclismo mundial tipo guerra nuclear o asteroide, por suerte para la especie humana, dentro de poco este virus será historia, bien por el descubrimiento de una vacuna o por la mejora del sistema inmunológico. Otros virus y bacterias llegaran seguro, y habrá que estar preparados (o no, quién sabe). Mientras, los vecinos de Paracuellos seguiremos cada vez que podamos celebrando la vida. Volveremos los vecinos a salir y disfrutar de las fiestas con la familia, amigos y vecinos. A brindar por los que se han ido y en definitiva, a seguir viviendo que es de lo que se trata.

Javier Nájera Martínez y Luis Yuste Ricote.

Cronistas Oficiales de Paracuellos de Jarama.

 

Bibliografía y webgrafía.

- NÁJERA MARTINEZ, J.; YUSTE RICOTE, L. (2016): Historias de Paracuellos de Jarama. Ayuntamiento de Paracuellos de Jarama, Madrid.

- Iberley.. URL: https://www.iberley.es/legislacion/decreto-112-1996-25-jul-c-madrid-reglamento-espectaculos-taurinos-populares-25829022 [Consulta 29/05/2020]

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